jueves, 4 de febrero de 2010

Reciclado de material electrónico

Para construir un circuito integrado de memoria RAM de 32 MB se necesitan 1,6 Kg de combustibles fósiles, 72 gramos de productos químicos diversos, 3.200 litros de agua y 700 gramos de nitrógeno, todo ello para obtener un producto de unos 2 gramos de peso ("Energy in nature and society: general energetics of complex systems", Smil, Vaclav, MIT Press 2008, Pags. 290-291). Por otra parte se necesitan 41 Megajoules para contruir el circuito integrado, mientras que en toda su vida útil estimada, de 4 años, tan sólo consumirá 15 megajoules. Dicho de otra manera, el 63% de la energía consumida en el ciclo de vida de este circuito integrado se gasta en el proceso de fabricación.

El coltan es el mineral del que se extrae el tántalo, un material imprescindible para todo producto electrónico de alta tecnología. Tenemos tántalo en el ordenador, teléfono móvil, televisor, IPod, agenda electrónica, y también en la lavadora y en el coche. El problema es que la mayor reserva mundial de coltan (Alrededor del 80%) se encuentra en la República Democrática del Congo, en donde su extracción ha estado relacionada con guerras diversas, explotación de prisioneros de guerra y niños, desastres mediambientales, problemas de salud, etc.

Gran parte del proceso de fabricación de ordenadores se realiza en países como Méjico, Filipinas o China, en donde los sueldos son muy bajos, los horarios no están necesariamente regulados y las organizaciones sindicales no tienen gran presencia.

Muchos productos utilizados en el proceso de fabricación de un ordenador (Metales, plásticos, etc.) pueden ser muy contaminantes, tanto en el proceso de fabricación, como en el posterior reciclado para recuperar los metales valiosos.

La basura electrónica (e-waste) es un problema que se hace cada día mayor, por el volumen que supone y porqué ha de recibir un tratamiento diferenciado. De no actuarse correctamente, muchas substancias presentes en los aparatos electrónicos como el plomo, mercurio, arsénico, cadmio o berilio pueden acabar en el subsuelo y en los cursos de agua, filtrándose desde los vertederos ("Coltan: Ciencia y Sociedad", Lunar, R. y Martínez Frías, J./"Computer industry impacts on environment and society", Universidad de Michigan/"Efectes de les tecnologies de la informació i la comunicació sobre els drets humans", www.icdh.org).

Igualmente la incineración es un problema, el cobre es uno de los catalizadores más importantes para la formación de dioxinas y los circuitos integrados contienen plásticos y retardantes que pueden generar algunas de las dioxinas más tóxicas.

En 2008 los 27 países de Europa generaron 8,7 millones de toneladas de e-waste, lo que representa el 1% del total de basura doméstica generada ("Toxic Tech. Not in our back yard", www.greenpeace.org). Se espera que a finales de 2010 este porcentaje suba hasta el 2% del total de basura generada (Global e-waste market to cross 11 billion by 2009", www.electronics.ca).

Los países ricos no pueden gestionar tal cantidad de residuos de manera segura, según las propias leyes, por lo que se realiza una recogida selectiva y un reciclaje parcial, pero las partes más contaminantes se exportan a países en vías de desarrollo, en donde las leyes que protegen a los trabajadores y el medio ambiente son menos estrictas o no se cumplen.

Cada hora se producen unas 4.000 toneladas de residuos tóxicos en todo el mundo, principalmente en Estados Unidos, Europa y Japón, y buena parte de estos residuos acaban en China, India o paquistán ("Electrónicos: alta tecnología tóxica", www.greenpeace.org).

Un ejemplo paradigmático es la región de Guiyu (China), en donde el tratamiento de la basura electrónica se ha convertido en la principal y prácticamente única actividad económica de la región. Allí los trabajadores manipulan estos residuos sin tener unos mínimos conocimientos de seguridad. Queman el plástico de los cables para recuperar el cobre, al aire libre y sin máscaras protectoras. Los residuos se acumulan a la orilla de los ríos, contaminando el suelo, el aire y las aguas e impidiendo la realización de actividades agrícolas y ganaderas. El agua que bebe la población se trae cada día de Nanjin, a 30 Km de distancia. Por otra parte se han encontrado altos niveles de plomo en la sangre del 80% de los niños de la zona ("Heavy metals concentration of surface dust from e-waste recycling and its human health implications in Southern China", Leung et al, Environment Science Technology 2008).

Se pueden encontrar otros ejemplos como el de la región de Accra (Ghana) a donde llegan todos los años toneladas de residuos electrónicos que son desmontados y quemados por los niños del lugar. Un análisis del suelo y el río realizado por un científico de Greenpeace encontró niveles extremadamente altos de plomo, cadmio, arsénico, dioxinas, furanos y bifenilos policlorados. Situaciones similares se pueden encontrar en países como Nigeria, Vietnam, India, China y Filipinas.

La ONU estima que se generan anualmente unos 50 millones de toneladas de residuos electrónicos y muchos de ellos terminan en los países en vías de desarrollo. Se calcula que deshacerse de un monitor de tubo catódico en Alemania tiene un coste de 5,30 $, pero si este mismo monitor se envía por barco a Ghana tan sólo se han de gastar 2,20 $ en el transporte.

Un estudio de la Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente estima que Alemania envía por vía marítima, a terceros países, alrededor de 100.000 toneladas de basura electrónica cada año, aunque dispone de algunas de las más estrictas leyes relativas a este tipo de residuos.

Durante 2007 las tecnologías de la información produjeron el 2% del total de emisiones mundiales de CO2, es decir, tanto como la industria aeronáutica ("Some computer science issues in creating a sustainable world", Mankoff, J. et al, IEEE Computer Magazine 41 (8) Pag. 102-105 Agosto 2008). De esta cantidad, sólo el 14% corresponde a los grandes centros de cálculo (Supercomputadores, mainframes, etc.), mientras que el 49% de la producción corresponde a los ordenadores personales y sus periféricos, y el 37% restante es debido al consumo energético de las redes de interconexión. Enviar un fichero con fotos o subir alguna cosa al Facebook tinene un coste: la información circula por una serie de encaminadores y servidores que consumen mucha energía.

Aquí se puede ver un video que muestra el proceso de reciclado de la basura electrónica en China.

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