martes, 31 de enero de 2012

Producir electricidad

Según se afirma en las páginas del libro "La economía azul" se podría utilizar el mismo mecanismo que utilizan los seres vivos en sus células (Denominado bomba de sodio-potasio) para producir electricidad. La prueba sería el voltaje conseguido en una mezcla de agua, cáscara de huevo machacada y piel de plátano desmenuzada. Se puede ver que introduciendo las puntas del tester en la masa se consiguen - 22 milivoltios. El plátano aportaría el potasio y la cáscara de huevo el calcio necesarios para la reacción. Pero; ¿Qué reacción?

Del libro extraemos lo siguiente:

Una clase de cuarto grado en Yokohama (Japón) está excitada: cada escolar recibe un plátano que puede comerse durante la clase, y cuyo aroma es tan agradable como su sabor. El profesor también ofrece un huevo duro a cada uno. Se les indica que corten la piel del plátano en trocitos con unas tijeras y que pulvericen la cascara del huevo. Se mezclan ambas cosas y se añade un poco de agua. Luego se insertan los electrodos de un voltímetro digital en la pasta formada por cascara de huevo y piel de plátano. Todo el mundo exclama y aplaude: ¡el voltímetro registra una corriente eléctrica!

La reacción en Japón no es distinta de la que se constata en Curitiba (Brasil) o Stellenbosch (Sudáfrica): los adultos se sorprenden y los niños se entusiasman. Todo el mundo se pregunta cómo es posible. Sólo estamos familiarizados con fuentes de energía modernas como los generadores de vapor, las centrales nucleares, las centrales térmicas, las centrales hidroeléctricas y los paneles solares fotovoltaicos. Pero estas fuentes de energía son todas de nuevo cuño. Antes, durante 4.000 millones de años, nadie en la Tierra dependía de estas maravillas de la ingeniería humana. Como consecuencia de estos ingeniosos inventos, nos enfrentamos a un cambio climático a causa del exceso de CO2, así como a costes colectivos a largo plazo derivados del almacenamiento y neutralización de los residuos nucleares.

Mientras nos dedicamos a obtener electricidad de la red, no somos conscientes de que nuestro corazón no requiere más de 0,2 voltios, resultado de la suma de cargas de 70 milivoltios, para impulsar el flujo diario de unos 7.500 litros de sangre a través de sus cuatro cámaras. Su generador de electricidad no es otro que la bioquímica del potasio, el sodio y el calcio. No hay ni pilas ni cables. No se requieren metales. De hecho, gracias a una dieta selectiva producto de milenios de evolución, ingerimos una mezcla de moléculas que, entre otras funciones, nos proporcionan un suministro regular de sustancias bioquímicas que permiten que nuestro corazón, cerebro y sistema nervioso trabajen sin necesidad de mantenimiento durante décadas, o incluso más. Ninguna central construida por el hombre suministra energía con tanta Habilidad como las reacciones bioquímicas simples que se producen en nuestro cuerpo.

Hasta aquí todo bien, pero lo mismo se consigue introduciendo las puntas del tester en un vaso de agua y, también, tocando una punta con cada mano (Depende de la persona). Es una buena puesta en escena para hablar de electricidad, pero de eso a dar a entender que la electricidad que consumimos, o una pequeña parte de ella, que también es mucha la podemos llegar a producir con métodos bioquímicos a mi me parece un mero acto de fe, que no de ciencia ni de tecnología.

Según nos informa la editorial del libro, la «economía azul» parte de una premisa sencilla: servirse de las soluciones acumuladas durante millones de años por la naturaleza para alcanzar cada vez mayores niveles de eficacia, respetando el medio y creando riqueza, y traducir esa lógica del ecosistema al mundo empresarial. El autor Gunter Pauli sugiere múltiples posibilidades: desde aplicar el diseño bicolor de la piel de las cebras o la estructura de los termiteros a la arquitectura bioclimática, a teléfonos móviles que se recargan sin batería gracias a la diferencia de temperatura entre el aparato y el cuerpo humano, pasando por la reutilización de los desechos mineros o agrícolas. Presentado como informe para el Club de Roma (Este club tiene su sección española), LA ECONOMÍA AZUL expone cien iniciativas empresariales innovadoras que pueden generar cien millones de empleos en los próximos diez años.

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