lunes, 24 de abril de 2017

El Kaláshnikov


El grupo Kaláshnikov, fabricante de los rifles de asalto semiautomático AK-47, ha anunciado que aumentará un tercio su plantilla y reforzará los turnos de trabajo en su factoría de Izhevsk, para hacer frente al fuerte incremento de pedidos en el exterior. Las sanciones de EE UU y la Unión Europea que impiden la importación de las armas de la firma rusa desde 2014, se han visto compensadas con creces por nuevos clientes de Asia, África y América Latina. Solo en armas de infantería, municiones de alta precisión y armas de deporte y de caza los pedidos a corto plazo sobrepasan los 200 millones de dólares.


El Kremlin acaba de iniciar su enésimo gran programa de privatización y el Estado se prepara para desvincularse de una de las empresas más conocidas del mundo: Kaláshnikov, el fabricante del legendario fusil de asalto AK-47. El Gobierno ruso, que es propietario de la empresa a través del conglomerado público Rostec, prevé reducir su participación del 51% al 25%. Y, según un discreto comunicado de Kaláshnikov, tiene previsto ceder sus participaciones a los inversores privados que ya poseen un 49%. Entre ellos, su director general, Alexei Krivorutchko.


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