lunes, 24 de julio de 2017

Autopista del Atlántico


Los anuncios de coches se rifan estos ocho kilómetros al ras del agua que, saltando de islote en islote, van hilvanando pequeñas localidades de los fiordos del Oeste de Noruega. Desde luego sus ocho puentes, con sus escorzos y pendientes de poner los pelos de punta, se dirían concebidos para epatar. Habrá que seguir la Rv64 entre Kristiansund y Molde para rodar sobre esta joya de la ingeniería civil desde cuyos miradores llegan a verse focas y ballenas con el buen tiempo y, si hay tempestad, sentirse envuelto por toda la bravura del mar vikingo.


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