lunes, 13 de noviembre de 2017

Tupolev Tu-144


Es diciembre de 1968, y un avión verdaderamente innovador está a punto de realizar su primer vuelo.
Se asemeja a un dardo gigante, un objeto más futurista que cualquier otra cosa que la humanidad haya hecho en la década de 1960. El avión es aerodinámico para poder volar a la velocidad de una bala de fusil.


El morro distintivo en punta de aguja del avión parece una maqueta comercial de algo impulsado por un cohete de una serie de Flash Gordon; cuando el avión se aproxima a la pista, la nariz entera está diseñada para deslizarse hacia abajo, lo que les brinda a los pilotos una mejor vista del terreno. El efecto hace que el avión se vea como un pájaro gigante a punto de aterrizar.

Parece una descripción del Concorde anglo-francés, el avión que cruzará el Atlántico en poco más de tres horas, pero no lo es. El avión con estilo de nave espacial luce la hoz y el martillo de la Unión Soviética en su cola gigante. Es el Tupolev Tu-144, el Concorde comunista y el primer avión de pasajeros en volar a más del doble de la velocidad del sonido.


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