sábado, 27 de octubre de 2018

Central hidroeléctrica de Vegacervera


La Sociedad Electricista de León construyó entre 1909 y 1911 el salto de las Hoces de Vegacervera. Un miembro activo de la "Sociedad" era Pedro Fernández-Llamazares, de la banca "Sobrinos de Fernández-Llamazares" y, posteriormente, director de la sucursal del Banco de Bilbao.


En la fotografía anterior se pueden ver las dos turbinas, tipo Francis, construidas por J.M. Voith de 350 Kw cada una. Se aprecia el volante de control de cada una de ellas, el regulador automático de velocidad y el generador eléctrico acoplado sobre el mismo eje en su parte posterior.  En la esquina superior izquierda se ve el panel de regulación y control eléctrica.


Vista de la presa y toma de agua.


Aliviadero del canal a su llegada a la central eléctrica.


Edificio de la casa de máquinas de la central.


Vista anterior de la presa y toma de agua.


La toma de agua en la actualidad.



Canal de la central, a su paso por el pueblo de Vegacervera.

En la revista "Estadística Minera de España" de 1915 (Datos de 1914) se ofrecen estos datos:

A fines del año anterior se ha modificado la Central, desmontando las máquinas expresadas, por haberse puesto de acuerdo la Sociedad Hullera Vasco-Leonesa con la Sociedad Electricista de León, que le suministrará 400 HP de energía eléctrica procedente del salto de agua de Vegacervera, al precio de 4,75 céntimos caballo hora. A este efecto se ha instalado en dicha Central un transformador de 400 HP, de la casa de Siemens, en baño de aceite, que reduce la tensión de 20.000 volts, a que está la línea de Vegacervera, a 5.000 volts, pasando a un cuadro provisto de todos los aparatos de medida y seguridad, de donde salen las líneas citadas anteriormente para Cíñera y Santa Lucía, y otra que se ramifica entre todas las dependencias y talleres de la fábrica de Santa Lucía. Dicha instalación, que está funcionando con toda regularidad en la fecha de redacción de esta Memoria, consta en cada uno de los talleres que vamos a expresar, de un transformador reductor de 5.000 á 210 volts y de un motor trifásico asincrónico de velocidad variable por medio de un reostato, que acciona por correa los aparatos correspondientes, habiendo quedado de reserva las máquinas de vapor respectivas y las baterías de calderas correspondientes.

El número de motores eléctricos en funcionamiento es hoy el siguiente: uno de 100 HP que mueve el lavadero; uno de 50 HP para la bomba centrífuga del mismo; tres de 80 HP cada uno, que mueven las prensas de aglomerados, dos de briquetas y una de ovoides; uno de 60 HP para la bomba de elevación del agua del río; uno de 20 HP para el taller de reparación; uno de 20 HP para el cable aéreo; uno de 40 HP para el ventilador de Pastora; uno de 16 HP para el ventilador de Cíñera; uno de 32 HP para el compresor de Pastora, y, por último, uno de 60 HP para otro compresor que se está instalando en las minas de Ciñera."
En el Boletín Oficial de la Provincia de León del 9 de agosto de 1930 se ofrece la siguiente información:

Don José Labayen, Director técnico de las sociedades «Electricista de León» y «León Industrial» en su nombre, solicita autorización para extender la distribución de la energía eléctrica producida en su central de Vegacervera para alumbrado de los pueblos de Vegacervera, Coladilla, Matallana, La Valcueva, Palazuelo, Robles, Pardavé, Barrio de la Estación de Matallana y Orzonaga y para usos industriales en las instalaciones mineras de Picolín, Socabón y fábrica de briquetas de la Sociedad Anglo-Hispana, La Carmonda y La Valenciana.

De la central de Vegacervera sale una linea de alta para el alumbrado de Vegacervera y Coladilla y otra segunda línea también de alta que siguiendo la márgen izquierda del Torio llega hasta la fábrica de briquetas de la Sociedad Anglo-Hispana punto en el cual se desvía a la izquierda por el valle de Valdesalinas, pasa por la Carmonda y termina en la Valenciana; de la Carmonda, parte una dirección que después de cruzar el ferrocarril de La Robla retrocede por los pueblos de Palazuelo y Robles paralelamente a la carretera en construcción de Robles a La Vecilla y a la salida de Robles se bifurca en dos ramales el primero que cruza el ferrocarril de La Robla y el Minero de la Anglo-Hispana y pasa por el barrio de la estación de Matallana para terminar en Orzonaga y el segundo que termina en Pardavé.

Los cruces de carreteras y ferrocarriles que hay necesidad de efectuar son: Con la carretera de León a Collanzo en los kilómetros 28,600 y 33,800; con la de Robles a La Vecilla a los 200 metros del cruce de ésta con la de León a Collanzo; con el ferrocarril de La Robla en el kilómetro 11,500 y en el 13,900 y con ferrocarril minero de la Anglo-Hispana entre la central y el pueblo de Matallana, en las proximidades del pozo Socabón de dicha Sociedad y en la proximidad de la estación de Matallana. Los términos atravesados son los de Villalfeide, Matallana, La Valcueva, Robles, Naredo, Orzonaga,
Pardavé, Vegacervera y Coladilla.

Además de la autorización para hacer el tendido de las lineas de alta tensión antes reseñadas y de las redes de distribución en los pueblos solicita también la imposición de servidumbre forzosa de paso de línea eléctrica sobre los terrenos de dominio público, comunales y particulares cuya relación acompaña. Lo que se hace público para que las personas o entidades que se consideren perjudicadas o que lo deseen puedan formular cuantas reclamaciones tengan por conveniente, dentro del plazo de treinta días, contado a partir de la fecha de publicación de este anuncio en el BOLETÍN OFICIAL de la provincia, en cualquiera de las Alcaldías de Matallana Vegacervera y La Robla o en la Sección de Fomento dé este Gobierno civil, en cuyo centro estará expuesto el proyecto objeto de estas obras al público en los días y horas laborables de oficina.

León, 28 de Julio de 1930.
El Gobernador civil, .
Emilio Díaz Moreu

En el año 2001 la empresa INGETEAM realiza, llave en mano, la instalación de Equipos de Regulación y Control, SCADA y Telemando en la central de Vegacervera, con dos grupos Francis de 0,35 MVA (IBERDROLA).

HISTORIA DE LA ELECTRICIDAD

Al inicio de marzo de 1886 se tomaba el acuerdo de establecer el alumbrado eléctrico en las calles de León (sustituyendo al de petróleo, carburo y aceite), cuya subasta se anuncia para el 21 del mismo mes (según el diario El Campeón). En 1889 la Sociedad Electrostática de León puso en funcionamiento una central eléctrica de carbón que permitía ya la iluminación de algunas vías principales, aunque la ciudad no tuvo su alumbrado público eléctrico hasta 1916. Esta primera central eléctrica se ubica en la calle Independencia, donde actualmente se encuentra el Teatro Emperador. El sistema utiliza calderas de vapor calentadas con carbón, dinamos y batería de acumuladores que permite dar servicio a las calles adyacentes. Su red la conformaban una línea principal desde la central a la plaza de la Catedral completándose con ramificaciones a la plaza del Mercado, San Marcelo y Plaza Mayor. La necesidad de alumbrado se va extendiendo al resto de las calles de la capital leonesa. La Cooperativa Eléctrica Popular instala su planta en la calle Padre Arintero que se combina con la generación a partir de la fuerza del agua en un antiguo molino ubicado en la calle San Mamés sobre la denominada Presa de San Isidro.


En esta fotografía se pueden ver sentados a los trabajadores de la central eléctrica de la calle Independencia, junto a los directivos de la empresa (Bernardo Llamazares es el segundo por la izquierda de la fila inferior, con barba poblada y bombín).

Entre las centrales eléctricas de servicio público anteriores a 1891 y que se encuentran activas hacia 1908 aparecen la de Sociedad Electricista de León (Promovida por el boticario y alcalde Joaquín Rodríguez del Valle), fundada en 1888 (tal vez la anterior con nuevo nombre), la Eléctrica de Benavides, y la Central Eléctrica de La Bañeza (aquella establecida en la calle Labradores cuya caldera explotaría en enero de 1905), ambas creadas en el mismo año de 1890, aunque en la que todavía era villa no se instalará el nuevo sistema de alumbrado hasta 1898 –en agosto del año siguiente, según otras fuentes-, siendo ya ciudad. En 1888, cuando era alcalde Menas Alonso Franco, acordaba la corporación bañezana la adquisición de 24 faroles para el alumbrado público, que debía de ser aún de gas, o tal vez de petróleo, como el primero instalado en 1845 por Juan Antonio González Menéndez, “antiguo y famoso guerrillero contra la invasión napoleónica, ejemplar patriota, y primer alcalde de La Bañeza con ideas renovadoras y de progreso”, cosechadas seguramente en su obligado itinerario europeo de prisionero de los franceses por un tiempo, creador del cuerpo de serenos, e impulsor del mercado semanal, del empedrado de calles, y de la construcción del Teatro Municipal.

Casi de un modo simultáneo, en 1893, se produce la llegada del alumbrado público a Ponferrada de la mano de Gómez y Compañía, una sociedad propiedad del comerciante Rufino Gómez.

Estos precedentes tuvieron su continuidad en Villafranca del Bierzo, con la propia Sociedad Electricista, y en Astorga, donde Electra de Astorga, a comienzos del siglo XX, ya recibió el visto bueno para un préstamo solicitado con el fin de implantar el sistema de alumbrado.

El astorgano Tomás Rubio instala la luz eléctrica en su fábrica de harinas de Astorga al comenzar octubre de 1893, y dos semanas antes trataba de establecerse el alumbrado eléctrico en la villa bañezana tras una nutrida reunión en el Casino La Unión y el nombramiento de una comisión encargada de los trabajos preliminares, que pide antecedentes a León y Villafranca. Se presupuestaron 50.000 pesetas emitiéndose acciones de 250 pesetas cada una, a las que garantiza el interés del 6% el acaudalado capitalista de la villa José Latas Valcarce (alcalde entonces). Unos años después, el primero de agosto de 1899, sin solemnidad alguna, se puso en funcionamiento por vez primera el alumbrado por electricidad en La Bañeza.

La mayoría de las instalaciones eléctricas eran movidas a vapor (con sus calderas, dinamos y grupos de acumuladores), generaban corriente continua de baja tensión, y la distribuían mediante cortas redes, generalmente trifilares; pocas optaron por la corriente alterna, salvo algunas de las que contaban con motores hidráulicos. Parece ser que fue el ramo o negocio de los fotógrafos de estudio uno de los primeros que optó en villas y ciudades por la iluminación eléctrica y por auspiciar y promover su instalación: un avance con el que cancelaban las viejas limitaciones de los atriles o mesas de retoque alumbrados por la luz diurna que llegaba a sus gabinetes mediante espejos u otros artilugios reflectantes (con la luz del día, y también con una vela, hacía funcionar en La Bañeza la caja de luz de su ampliadora de proyección horizontal el fotógrafo Leonardo Prieto Ferrero antes de disponer de luz eléctrica).

Necesidades como aquellas u otras serían las que habrían estado en la creación de la sociedad Electra Bañezana, una industria eléctrica que existía al menos desde 1915 (era el militar Ildefonso Abastas Prieto su gerente en noviembre de 1917) y que en febrero de 1921 era adquirida por Blas Cantón Cisneros y por el abogado Gaspar Julio Pérez Alonso después de un tiempo como entidad participada por diversos accionistas.

La construcción de las centrales hidroeléctricas supuso un salto cualitativo favorecedor del desarrollo de la industria, supliendo el carbón por los saltos hidráulicos, necesitados de mayor inversión pero con superior radio de acción, y ubicados donde lo permiten las condiciones naturales en lugar de, como hasta entonces, en los centros de consumo. La primera firma en avistar esta situación es León Industrial (creada en 1907) con sus saltos de Ambasaguas (el primero de la provincia), Vegacervera (construido entre 1909 y 1911), y la urbana presa de San Isidro, y en Val de San Lorenzo se constituye el año 1921 una empresa eléctrica que ostenta el nombre del pueblo e instala las turbinas en Velilla de la Valduerna, aunque traslada sus oficinas a Astorga en 1924.

En La Bañeza, desde 1919 Santiago Casado Santos disponía de una licencia hidráulica para instalar en el río Ería un grupo productor de electricidad en la presa sita por debajo del lugar llamado la Fervienza, en el término de Morla, cuya ejecución tardó varios años. Se constituyó así la Hidroeléctrica del Ería, que obtuvo la concesión para generar corriente eléctrica hacia 1926 y que ya estaría funcionando en 1928 (según se muestra en la novela Vendimiario) distribuyendo alumbrado y fuerza motriz a La Bañeza, a sus industrias, y a los pueblos de la comarca, y que llegó a tener unos 2.000 abonados en su momento más álgido, pasando por diversas situaciones y avatares, como la noticiada el 22 de diciembre de 1934 por El Adelanto, fecha en la que “los empresarios de la `luz nueva’ (la Hidroeléctrica del Eria) andan en jaleos; parece que ha habido estos días alguna sentencia dictada por el juzgado de Instrucción”, situación que llevaría a que desde julio de 1935 uno de sus socios participantes sea José Marcos de Segovia, con Balbino Nistal Fernández, José de Paz Pérez, y Fernando Fernández Luengo, después de que uno y otros adquieran el 40% de la participación de Santiago Casado (eran copropietarios de la sociedad los hermanos César y José Seoánez Romero, Ildefonso Abastas Prieto, y Joaquín Núñez) embargado y puesto en venta por el Monte de Piedad de León para cobrarse el adeudo de 127.087,15 pesetas de aquél. Constituían entonces los bienes de la empresa: “el salto de agua derivado del río Eria por medio de una presa fija de piedra y cemento; el canal conductor de la presa a la casa de máquinas sita en el término de Torneros; la misma casa de máquinas, el alternador, el elevador de la turbina y demás maquinaria y accesorios; la línea de conducción aérea de la energía eléctrica hasta La Bañeza, y los transformadores, herramientas, efectos y materiales propios de esta industria”.

IMÁGENES DE OTRAS CENTRALES SIMILARES


 Central hidroeléctrica de 1920 en Badgastein.


Turbinas Voith para la central del Niagara.

La primera turbina fue producida por Voith en 1870. En los años siguientes, la compañía se puso a la cabeza del mercado alemán y después del mercado internacional de energía hidroeléctrica. Poco después, Voith se convirtió en un socio clave en los grandes proyectos de la época. A principios del siglo pasado, se recibió un pedido espectacular para Canadá, en Heidenheim. Voith se adjudicó el contrato para suministrar las turbinas a la Ontario Power Company en Niagara Falls. Entre 1903 y 1913, la compañía entregó un total de 12 turbinas en espiral Francis a Canadá. Las turbinas gemelas, cada una con una capacidad de más de 12 000 HP, se encontraban entre las más grandes y potentes de la época.

Otros contratos destacados de esta época de los primeros años de la compañía fue la primera entrega de Voith a China. En 1910, la compañía instaló una turbina en la planta hidroeléctrica Shi Long Ba en la provincia de Yunnan. Esta fue la primera central hidroeléctrica de China.


Turbina Francis de 500 kVa fabricada por Voith que funciona a 600 rpm, y está conectada a un generador Westinghouse Electric de 500 kVa que se instaló en 1914 y aún está en funcionamiento en Victoria, Canada.


Regulador de velocidad de la central de Valmaseda, instalada en 1910 por la casa Voith de Heidenheim-Alemania. Se trata de una turbina espiral regulable con árbol horizontal capaz de trabajar con una cantidad máxima de agua 1,6 m3/sg, procedente de un canal de derivación del río Cadagua; con una caída efectiva 7 mts. R.P.M. 180.




Turbinas de la central de Yosemite.


Regulador de velocidad Woodward.


Regulador de la turbina de la central eléctrica de Sieberstollen.

Progresos de la industria Leonesa 

Nuevo salto de agua

Tomamos de nuestro colega «La Democracia» el artículo siguiente, por tratarse de una obra que honra á la provincia de León, á los técnicos que la hicieron y á la importante Sociedad que ha empleado en aquella, una suma tan considerable.

«Se han efectuado con excelente éxito las pruebas definitivas del salto de agua de Vegacervera, que empezará á funcionar en breve; y consecuentes en nuestro propósito de dedicar preferente atención al desarrollo y progreso de las industrias locales, que constituyen la principal fuente de riqueza para los 
pueblos, vamos á ocuparnos hoy de esa importantísima obra llevada á feliz término por la Sociedad Electricista Leonesa, antigua entidad industrial constituida con capitales leoneses para dotar de alumbrado eléctrico á esta ciudad en una época en que la mayor parte de las poblaciones de España se alumbraban con la clásica candileja de aceite ó de petróleo. 

Es indudable que los saltos de agua son en la hora presente la preocupación de la industria en todo el mundo y se consideran unánimemente como los grandes negocios del porvenir, por estar próximo el día en que sean acaso la única forma de producción de fuerza para aplicaciones industriales. Los continuos y cada vez mas graves conflictos del carbón y la incesante elevación de sus precios, contribuyen á
aumentar la importancia de aquéllos en tales términos, que ya la industria moderna busca preferentemente su salvación en la fuerza hidráulica con grandes ventajas económicas y mayores seguridades de estabilidad.

La hulla blanca sustituye á la hulla negra, como la electricidad sustituye al vapor, porque una ineludible y fatal ley económica nos obliga al aprovechamiento de las fuerzas naturales, hasta ahora explotadas en pequeña escala. Entendiéndolo así la Eléctrica Leonesa, ha construido también su salto de agua, admirable otra de ingeniería, en la que se ha invertido un respetable capital, con objeto de ampliar y mejorar el servicio de alumbrado eléctrico en esta ciudad y suministrar energía á otras industrias, Y si una empresa de tal magnitud es en todo momento digna de aplauso, aún lo es más en la ocasión presente, pudiendo afirmarse que esa Sociedad ha dado pruebas de un valor extraordinario empleando su capital en obra tan importante en un país que suele mirar con la mayor indiferencia sus progresos industriales, á los que presta muy escaso apoyo, y cuando una injusta, insidiosa campaña se ha emprendido para soliviantar al público contra las Eléctricas en términos tales dé encono, que no parece sino que los intereses que esas Sociedades representan no son dignos de respeto ni de consideración de ninguna clase.

Callando estoicamente ante ataques verdaderamente inexplicables, la Eléctrica Leonesa ha proseguido su obra serenamente, dedicando la actividad y el dinero de que disponía á la construcción del salto y á mejorar su instalación con arreglo á los últimos adelantos de la industria eléctrica atenta siempre al progreso industrial de esta ciudad y al mejor servicio del público, hasta llegar al fin que se proponía, como ahora lo consigue viendo coronados por el más feliz éxito sus trabajos y sus sacrificios. 

Por ello merece la Sociedad Electricísta Leonesa el aplauso de la opinión y nosotros le tributamos también el nuestro muy sincero.

La presa ó toma de agua se halla emplazada en uno de los sitios mas pintorescos y agrestes de nuestra montaña, en las Hoces de Vegacervera, junto al desagúe del Pozo del Infierno, cuarenta metros aguas arriba del puente de los Verdugos, en la carretera de León á Collanzo. Estribada en las laderas de aquella estrecha garganta caliza, afecta su planta la forma rectilínea terminada por una pequeña curva normal á la ladera derecha del río, y tiene el vertedero una longitud útil de veinte metros.

Su cimentación, que ha sido dificilísima y costosa, alcanza una profundidad de 4'70 metros bajo el lecho del río, con una anchura de 8, elevándose el cuerpo de la presa sobre el nivel del agua
cuatro metros y medio con uno y medio de anchura en su coronación.

A cuantos conocen aquellos parajes y han visitado, antes de empezarse las obras, el angosto desfiladero por donde se despeña á grandes saltos el Torio, les parecería imposible que la mano del hombre fuera capaz de desviar en tal punto el río de su cauce natural para conducirlo á capricho por entre los enormes acantilados y cortes inaccesibles que le aprisionan... Y sin embargo, el milagro se hizo; y aunque á costa de trabajos verdaderamente formidables, todos los obstáculos han sido vencidos y hoy el agua que corría infecunda y bravía por entre aquellos peñascales, se desliza suave y serena por el canal para ser convertida en fuente fecunda de energía.

En el extremo izquierdo de la presa se hallan situadas las compuertas de desagüe y de entrada al canal, cuyos macizos forman con aquella un monolito de mas de mil metros cúbicos de hormigón de cemento de Portland, dato que refleja elocuentemente la importancia de la obra realizada.

La longitud del canal es de 3.600 metros, con una pendiente uniforme de medio por mil y una sección constante de 1'90 metros de ancho por 1'30 de altura. A los pocos metros de su origen pasa por debajo de la carretera en subterráneo de 31 metros de largo y después de cruzar por un túnel de 48 metros, aparece tallada la cubeta en el escarpe casi vertical de las Hoces en una longitud de 148 metros, hasta que vuelve á ocultarse en otro túnel de 67 metros, después del cual sigue ya á cielo abierto hasta su terminación en término de Villafeide, á 40 metros de altura sobre el río.

Todo el canal es de mampostería hidráulica con solera de hormigón y la cubeta va revestida en su totalidad con un enlucido de cemento. Está cubierto en algunos tramos, especialmente en el trayecto de la peña del Fraile y cuesta de Vegacervera y tiene varias tageas para el paso de las arroyadas y un pontón de 5 metros de luz para el arroyo de San Juan y camino de Bardaya. —

Aquí es preciso consignar un dato interesante; por falta de arena natural en aquella comarca, ha sido preciso producirla artificialmente para toda la obra por trituración de las rocas areniscas del Fraile.

Termina el canal con un aliviadero de superficie y el depósito que sirve de tránsito para la sección circular de la tubería de carga, formada por 80 metros de tubo de acero de un 1,15 de diámetro interior. El desnivel entre el depósito y el desagüe, ó sea el salto propiamente dicho, es de 40 metros en números redondos, con el cual puede obtenerse una potencia total de mil caballos efectivos. 

Completa la obra un hermoso y sólido edificio destinado á casa de máquinas y Central hidráulica, de tres pisos y 302 metros cuadrados de superficie, que entre otras dependencias, tiene una amplia nave de 11,70 metros de ancha, por 13,10 de larga y 8,60 de altura, en la cual se hallan instalados los generadores.

La falta de espacio nos impide hacer, como su importancia merece, una descripción detenida de la maquinaria montada en la Central de Vegacervera y en la Sub-central de León. Sólo diremos que las turbinas son de espiral regulable y eje horizontal, de 500 caballos cada una y 500 á 600 revoluciones por minuto y se hallan dispuestas para acoplamiento directo con sus correspondientes alternadores trifásicos de 350 K. V. A. La corriente producida por los alternadores con una tensión de 2.100 voltios pasa á dos transformadores que la elevan á 23.500 para ser transportada á la Sub-central de León por medio de una linea trifilar de cobre de 33 kilómetros de longitud. Aquí se han instalado otros dos transformadores para reducir la tensión y enviarla á la red de distribución. En ambas Centrales se han dispuesto completísimos cuadros de distribución con sus aparatos de medida, interruptores. automáticos
de máxima, sincronizadores, etc., y dos series de descargadores de antenas, bobinas de reacción y resistencias liquidas como protección contra descargas atmosféricas.

Toda la instalación, que es completísima y constituye un verdadero modelo entre las de su clase, ha sido montada por la casa A. E. G. Thomson-Houston Ibérica.

La construcción de esta importante y atrevida obra hidráulica, que merece ser visitada por los amantes del progreso industrial de nuestro pueblo, empezó el dia 24 de Mayo de 1910 y ha sido hábilmente dirigida por el ilustrado ingeniero de Caminos don Rafael Zumárraga y el competente ayudante señor Negrete, siendo ejecutada por el contratista don Valentín Gutiérrez, eficazmente secundado por el concienzudo y laborioso maestro-capataz don Eliffo Martinez,

Terminada la construcción del salto de agua de Vegacervera, quedará normalizada la vida de la Sociedad Electricista y en disposición de proceder, de acuerdo con León Industrial, á modificar en beneficio del público las tarifas del alumbrado en esta ciudad. Á este efecto, tenemos entendido que en breve se reducirán los precios á un mínimun que hará imposible toda competencia, y dada la gran cantidad de fluido de que disponen ambas sociedades, creemos que lo suministrarán también á precios muy reducidos para motores, industrias y calefacción exclusivamente á sus abonados de luz.

Con todo lo cual será León una de las poblaciones de España que disponga de mayor abundancia de fluido eléctrico y en que este se venda más barato.

A.


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