lunes, 1 de octubre de 2018

Centrales del río Támega


Este proyecto emblemático de Iberdrola conlleva la construcción de tres nuevas centrales: Gouvães, Daivões y Alto Támega, que se levantarán sobre el río Támega, un afluente del Duero localizado en el norte de Portugal, cerca de Oporto. Las tres centrales sumarán una capacidad instalada de 1.158 MW y serán capaces de producir 1.766 GWh anuales, lo que supondrá un aumento del 6% de la potencia eléctrica total instalada en el país.


El proyecto, que conllevará una inversión de más de 1.500 millones de euros, cuenta con la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI) con 650 millones. Actualmente, el 23% de la financiación del grupo tiene ya un formato verde.


Además, el proyecto fomentará la actividad económica y el empleo en la región, ya que durante toda la fase de construcción se estima que se generen hasta 13.500 puestos de trabajo, entre empleos directos e indirectos. Asimismo, en la fase de operación se contratará a varios centenares de personas.

En cuanto a su entrada en funcionamiento, se espera que Gouvães esté operativa en 2021, Daivões en 2022 y Alto Támega en 2023.


La construcción de las tres nuevas presas y centrales hidroeléctricas, incluyendo una central de bombeo, continúa a buen ritmo, cumpliendo con el cronograma establecido en el inicio del proyecto. Se ha concluido ya el 35% de las obras, por lo que el complejo debería encontrarse completamente finalizado en 2023 —tal y como estaba previsto—, nueve años después del inicio de la construcción.


En Gouvães ya está en marcha el montaje de los cuatro grupos generadores, que sumarán una potencia total de 880 MW y estarán alojados en una caverna subterránea con un volumen equivalente a 25 piscinas olímpicas. Esta central será reversible, es decir, permitirá almacenar agua del embalse de Daivões en el de Gouvães, aprovechando los más de 650 metros de diferencia de cota entre ambos. De esta forma, se podrá bombear la energía cuando haya un exceso de producción y recuperarla cuando sea necesario.


La cantera de Gouvães ya se encuentra en explotación y produciendo áridos para su uso exclusivo en los hormigones del Complejo Hidroeléctrico del Támega; entre ellos, los necesarios para la construcción de las presas. En esta cantera se prevé la producción de más de 2 millones de toneladas de áridos, el equivalente al peso de 5.000 Boeing 747 debidamente equipados y con pasajeros.

Paralelamente, la construcción de Daivões avanza según lo previsto. En abril se iniciaron las obras de hormigonado de la presa, en cuya construcción —que se prolongará aproximadamente un año— se emplearán unos 242.000 m3 de hormigón.


Para ello se está utilizando una planta de hormigonado con una capacidad de producción de 200 m3/h, equipada con dos blondines, sistemas de transporte y colocación del hormigón operados mediante cables suspendidos apoyados en las márgenes en cotas superiores. Los trabajos de hormigonado comenzaron tras la excavación de los cimientos de la presa y en el curso de las obras, que duraron más de 13 meses, se retiraron alrededor de 136.000 m3 de roca.

La compañía es líder en almacenamiento de energía con una potencia de 4.400 MW instalados mediante tecnología de bombeo, el método de almacenamiento energético más eficiente a día de hoy, al no generar ningún tipo de emisión contaminante a la atmósfera y presentar un rendimiento muy superior a las mejores baterías del mercado.

La central de Gouvães estará operativa en 2021 y permitirá almacenar energía para dar suministro eléctrico, durante 24 horas, a toda el área metropolitana de Oporto.

Con cuatro turbinas de aprovechamiento reversible de 220 megavatios (MW), la central de Gouvães tendrá una potencia instalada de 880 MW y permitirá turbinar y bombear agua al río Torno desde el embalse de Daivões por medio de un sistema de bombeo: el método más eficiente de almacenamiento de energía a gran escala existente en la actualidad.

El complejo del Támega generará gran cantidad de energía con un tiempo de respuesta rápido y sin emitir contaminantes, contribuirá a la estabilidad del sistema eléctrico y a la seguridad de suministro, moderará los precios y reducirá los costes de servicios complementarios.

La central de Gouvães será la mayor de las plantas del proyecto del Támega, con una producción estimada que rondará los 1.468 GWh, frente a la generación de 159 GWh del aprovechamiento de Daivões y los 139 GWh de la central del Alto Támega. Así, la producción de todo el conjunto superará ligeramente los citados 1.760 GWh anuales gracias a una capacidad instalada del 1.158 MW.

Plantas hidroeléctricas como la del Támega son una salvaguarda para el sistema eléctrico. La mayor instalación de estas características en Europa es el complejo de Cortes-La Muela, ubicado en Valencia. Otro ejemplo es la central de Cruachan, localizada cerca de Oban, en Reino Unido.

El río Támega, tributario del Duero que nace en Ourense y luego se adentra en Portugal, ha sido testigo de un despoblamiento paulatino en una zona deprimida en la que si no hay paro es porque cada vez hay menos gente en edad de trabajar. Por eso, cuando en 2008 Iberdrola ganó la concesión para “planear, construir y explotar” el complejo hidroeléctrico del Támega para un periodo de 70 años, los aires comenzaron a cambiar en la comarca que se extiende en torno a la localidad de Ribeira de Pena.

El complejo, que no comenzó a construirse hasta 2014 a la espera de las prospectivas, permisos medioambientales y todo tipo de negociaciones, consta de tres presas y centrales eléctricas, incluyendo una de bombeo que se encuentra entre el río Torno y el citado Támega aprovechando un desnivel de 650 metros. La construcción, que debe terminar en 2023, alcanza ya el 35%. Las obras, en las que trabajan cerca de 14.000 personas, avanzan a buen ritmo, 24 horas al día y seis días y medio a la semana.

La primera presa, que tendrá una altura de 107 metros, es la denominada como Alto Támega. La segunda, de 78 metros, se encuentra 10 kilómetros aguas abajo, en Daivões, donde en abril se inició el hormigonado. En paralelo, prosiguen los trabajos en Gouvães, donde más de 3.000 operarios trabajan en las entrañas de la montaña, para el montaje de una central que se instalará en una enorme caverna artificial.

Cuando entren en funcionamiento, tendrán una potencia de 1.158 megavatios (MW), equivalentes al 6% de la potencia eléctrica total de Portugal. De ellos, 160 MW corresponden a la central de Alto Támega y 118 a la de Daivões. Los 880 MW restantes los completan la central de Gouvães, con cuatro turbinas reversibles (pueden turbinar o bombear) que conectan con una albufera en altura donde se almacena el agua.

La inversión comprometida, que cuenta con la financiación del Banco Europeo de Inversiones (BEI), asciende a 1.500 millones de euros, de los que 304 se gastaron en los trámites de concesión y 50 se han destinado a planes socioambientales en la zona. Además de reactivar la comarca y dar empleo a unas 1.400 personas, se han creado establecimientos hoteleros, centros culturales, plantación de árboles, cuidado de flora y fauna, recuperación de megalitos prehistóricos...

Las exigencias medioambientales, por otra parte, supusieron que se abortase una cuarta central en el río Beça porque alberga ejemplares de Margaritifera margaritifera, un mejillón en riesgo de extinción en toda la península Ibérica. Los embalses, por su parte, anegarán únicamente 56 viviendas. Los responsables de Iberdrola destacan que el complejo hidroeléctrico permitirá reducir 1,2 millones de toneladas de CO2.

Iberdrola espera dar un salto exponencial en el país y competir con EDP y Endesa, entre otras. Gran parte de esta apuesta pasa por los aprovechamientos hidroeléctricos, una tecnología que lejos de estar agotada tiene mucho futuro, según Alejandro Román, director de Generación Hidráulica de Iberdrola. Para Román, “las hidroeléctricas son una herramienta clave en la gestión del sistema, y para la integración de renovables; es la tecnología que aporta más flexibilidad, ya que permite regular los excesos o defectos de las renovables; reduce las emisiones, ya que cuando genera evita que lo hagan las térmicas, y da seguridad al suministro por su respuesta rápida”.

Pero Román da preponderancia al bombeo. De los 20.000 MW hidráulicos actuales del sistema español (alrededor del 20% del total), en torno a una cuarta parte son de bombeo (3.500 MW de Iberdrola). “Sin bombeo se perderían tres puntos porcentuales de cuota renovable”, afirma. Y subraya que “existe un gran potencial pendiente de desarrollar”, que pasa por centrales de bombeo puro que permitan el almacenamiento de larga duración. Y eso se consigue mediante la adaptación de unidades de turbinación, ampliación de las centrales de bombeo existentes y la construcción de nuevas centrales.

Estima una necesidad de bombeo adicional de 5.000 MW en el horizonte 2030 que permitirían ganar tres puntos en la cuota. Eso requiere un mecanismo retributivo a largo plazo, ampliar las infraestructuras y agilizar la tramitación.

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