martes, 5 de mayo de 2020

Vehículo explorador de vía en 1894


ÚLTIMAS HONRAS DEL CZAR ALEJANDRO III.

Viaje del cadáver del Czar.—Exploración do la vía férrea.—Su conducción a le catedral de San Pedro y San Pablo.—Ultimo adiós de la emperatriz y la princesa de Hesse.—La catedral.

Pocos cadáveres de soberanos habrán hecho tan largo viaje como el del difunto Czar Alejandro III, ni en tanta variedad de vehículos. De la capilla de la iglesia de Livadia lleváronle, con nunca vista pompa y lucido cortejo de príncipes y nobles, al monasterio de Spasow-Shite, y de aquí á Yalta, donde lo tomó el buque de guerra Pamiat Merkuriya, quien, seguido de la escuadra rusa del mar
Negro (hoy muy poderosa), le condujo á Odesa. De allí en tren especial le trasladaron á Moscou, donde le hicieron solemnes exequias. De la estación de Smolensko al Kremlin fué en una magnífica carroza, tras de la cual marchaba á pie y descubierto el nuevo Czar Nicolás II. Terminadas las honras fúnebres en la catedral de los Angeles, otro tren especial condujo los restos del Czar á San Petersburgo, en cuya catedral de San Pedro y San Pablo descansan.


Más de 3.500 kilómetros de distancia hay de Livadia á San Petersburgo por el camino referido, de ellos casi todos por ferrocarril, porque de Livadia á Odesa la distancia es pequeña. Toda la línea estaba vigilada por un cordón de soldados, bastante cercanos unos de otros para ver cada uno de ellos al que le precedía y al que le seguía, y además, para que nada quedase por precaver y fuese imposible un atentado, precedía al tren fúnebre un oficial de la policía (ó Guardia Civil que diríamos en España), quien montado en un velocípedo de tres ruedas, exploraba cuidadosamente la vía. Según puede verse en nuestro grabado primero de la pág. 316, la tercer rueda de este velocípedo es lateral y mucho más pequeña, y no sirve para otra cosa que para asegurar al oficial explorador de que el raíl paralelo al que él toma se halla también completamente limpio.

El traslado de los restos del Czar á la catedral de San Pedro y San Pablo ha sido una ceremonia imponente. A las diez de la mañana entró en la estación el tren fúnebre; bajaron el ataúd los ayudantes de campo que habían sido de S. M.; entonaron los sacerdotes, presididos por el metropolitano, los tristes cantos mortuorios, y los granaderos de la Guardia, tomando el ataúd, lo trasladan á la carroza, junto á la cual se colocaron ocho generales del ejército ruso, llevando las cintas. Detrás marchaban: primero el Emperador, vestido de coronel del regimiento de Preobrajewski; á su derecha, el Príncipe de Gales; después, los Príncipes extranjeros representantes do las naciones, etc., etc.

A las dos y media quedaba el ataúd depositado en la catedral. La Emperatriz viuda, la futura esposa del Czar, éste y el Príncipe de Gales se acercaron al cadáver para darle el último adiós, cuya patética escena reproducimos en la mencionada pág. 816, en el momento de la despedida de aquellas dos augustas damas.

La fortaleza-catedral de San Pedro y San Pablo, en que, según dijimos en nuestro número pasado, yacen los emperadores de Rusia desde Pedro el Grande, fué fundada por este y es uno de los primeros edificios que mandó construir luego de haber determinado la fundación de la nueva capital á orillas del Neva. Pero como aun no habían acabado las guerras con los suecos y podían éstos volver sobre la naciente San Petersburgo, hízole medio templo y medio fortaleza, quizás más fortaleza que templo, ateniéndose á los preceptos de Vauban, que eran entonces los de mayor crédito en obras de fortificación.

No es el mayor ni el mejor templo de San Petersburgo, pues le aventaja la catedral de San Isaac; pero la circunstancia de estar enterrados en ella Pedro el Grande y sus descendientes, la pone en primer término entre todas. También contiene muchísimas reliquias, tales como la cabeza y diferentes partes del cuerpo de Santiago, y una túnica de Jesucristo, todo ello auténtico, según aseguran los fieles rusos, y multitud de banderas y Otros trofeos, cogidos á turcos, franceses y otros enemigos en las guerras que Rusia ha sostenido.

Una de las partes más interesantes do este templo es su torre, una de las más altas del mundo, pues tiene 120 metros de alto, y domina al resto del edificio en las proporciones que pueden verse cn el grabado de la pág. 317.

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