viernes, 19 de febrero de 2021

El minero D. Dionisio González

El minero D. Dionisio González (EL DÍA, Madrid, Martes 6 de agosto de 1918) 

El hombre.

Por Asturias, de donde venimos, ya nos hablaron de él. Es un caso tan singular que al llegar a León, nos dedicamos a hablarle. No es fácil empresa; el hombre que buscamos descansa muy poco. Sus dos magníficos «Hispanos» no reposan un momento; al coto de Villablino, situado en Caboalles, a Matallana o cualquiera de sus inmensos grupos mineros.

El caso es que no descansa un momento y que para el periodista es cosa difícil completar los datos necesarios para tan interesante información.

Mucho nos dicen en Asturias y en León de las características más salientes de este hombre singular, pero ello no es bastante; indagamos, inquirimos y con datos completos, nos disponemos a hacer algo de biografía. Ella es tan breve como interesante. Cuatro trazos vigorosos y queda marcada la personalidad de Don Dionisio González. Como este caso hay muy pocos.

Nuestro hombre tiene en la actualidad cuarenta y un años de edad. Sus rasgos más salientes, inteligencia y voluntad, aunque muy desarrolladas con privilegios enormes solo reservados a los que la Fortuna elige por muy preferidos, cada siglo una vez. Tiene este hombre el genio de las iniciativas, y la facultad de asimilar con todo su desarrollo. Y estos poderosos privilegios, que en él son innatos, a trueque anduvieron de no revelarse jamás.

Nuestro hombre nació pobre, muy pobre. En una de sus principales minas, acaso la más rica de Asturias y León, trabajó como pinche, es decir, sirviendo de criado a muchos de los obreros que hoy tiene trabajando para sí, con toda la clase de consideraciones que su gran bondad y modestia le dictan. Un hombre joven como es, que tan solo cuenta cuarenta y un años de existencia, que está en la flor de su vida y en plena floración intelectual, no hay que decir que fueron pocos los años que empleó en pasar de la categoría de pinche a la de millonario. Y cuenta su historia, limpia y hornada, con todas las  páginas inmaculadas, resplandecientes, abiertas a la voracidad pública, sin que la maledicencia haya podido dejar una sola huella. Nada se debe al favor ni a la casualidad. Su historia es breve y conocida; triunfó la inteligencia, el gran talento natural; era un predestinado. Todo el mundo sabe como fue su triunfo, y todos lo admiran y respetan. Le admiran, porque la fortuna inmensa que hoy posee, le hace poderoso; le respetan, porque nadie tiene que motejarle la más pequeñísima acción censurable, porque conserva de sus tiempos humildes toda su modestia,  y porque no conoce la vanidad.

Se le respeta, se le admira y se le quiere. ¿Es grande que un hombre en unos pocos años, sin cultura, sin instrucción triunfe de este modo? Pues más grande es que ese hombre sea bueno, espléndido y caritativo. A su lado no veréis una necesidad que no sea remediada, ni un dolor que no tenga su consuelo. Es infinitamente más rico de sentimientos que de minas. Parece como si todas las buenas condiciones y todos los privilegios estuvieran escritos en el libro del Destino; trajo al mundo un cerebro enorme y la finalidad de ser bueno y rico.

El minero

Cinco hermanos tiene D. Dionisio González. Seducidos por el fantástico espejuelo de la conquista de la fortuna, cegados por el áureo porvenir que América parece ofrendar a muchos, emigraron los hermanos del minero. Él comprendió que para hallar la fortuna no era necesario emigrar, y aquí quedó y aquí triunfó, como ya hemos dicho. El primer cuidado de D. Dionisio fue el de hacer que sus hermanos regresaran. Podía ofrecerles un bienestar mejor, y bien pronto acudieron a su llamamiento. En la actualidad trabajan en sus minas, desempeñando los cargos principales, con espléndidas remuneraciones, cual es su costumbre, él que ganó jornales de dos pesetas y aun menos. 

Rodeado de todos los suyos, pues además de sus cinco hermanos, son legión la que forman los sobrinos y otros parientes más o menos cercanos, nuestro gran minero trabaja infatigable, no por que le ciegue la ambición, que a buen seguro no la siente, sino por ese noble afán, hijo del estímulo, que da el éxito continuado.

Don Dionisio González lleva la dirección total de todos sus asuntos. Tiene un poderoso auxiliar en su representante D. Isidro Gordero, joven inteligente y trabajador, que admira y quiere a su jefe; pero nada se hace en lo administrativo y técnico, que no vaya sancionado por D. Dionisio. El hombre de antaño, el que no poseía cultura ni instrucción es hoy instruido y culto. 

Su poderosa inteligencia y sus enormes facultades de asimilación, permitiéronle acaudalar conocimientos no vulgares, ni escasos. Hoy D. Dionisio inspecciona la contabilidad, la correspondencia, dirige la explotación, todo, absolutamente todo.

Don Dionisio González es un práctico enorme. Conoce de minas cuanto debe saber un ingeniero. Sus afinadísimas disposiciones en trazados de galerías y dirección de los filones, merecen siempre
la aprobación de los técnicos. En sus minas nadie dirige los trabajos más que él, y sus grandes conocimientos en minería le dan un gran nombre.

El poderoso minero no es sólo millonario; tallóse el brillante, y apenas la luz hirió las faceas, irradiaron los chispazos de la inteligencia privilegiada.

Las minas y su explotación

Los interesantes detalles que vamos a decir nos los facilitan espontáneamente varias personas dignas de entero crédito, detalles que también confirmamos luego con datos oficiales, que a nuestro alcance tuvimos. Son pues exactísimas.

Las minas más principales, pertenecientes a D. Dionisio González, entre muchas otras cuya enumeración sería larga, pueden dividirse en dos grupos: uno, el Coto de Villablino situado en Caboalles de Abajo, y que comprende las minas llamadas Julio, Ponferrada, Rivadeo y Carrascontina. Estas minas producen un carbón de inmejorable calidad, del cual se habló mucho en época reciente, y que compite ventajosamente con el Cardiff que importamos de Inglaterra.

Las dichas minas del coto de Villablino distan delas estaciones de embarque: Bembibre, Ponferrada y Santibañez, la enorme distancia de 60 y 80 kilómetros, con un costo de portes por tonelada que puede calcularse en 75 pesetas. Una cosa que solo en España puede pasar. Así se comprende la fabulosa cantidad que por arrastres en carros lleva pagada la casa de D. Dionisio González en lo que va de
año de la fecha.

Desde 1 de enero del corriente año hasta hace pocos días, en suma, menos de siete meses, se han pagado por transportes del carbón en carretas y carros de bueyes y mulas, la enorme cantidad de dos millones trescientas mil pesetas, cifra que avergonzaría a cualquier otra nación más amante de su progreso económico. 

El actual ministro de Fomento, que parece haber tomado con interés el problema minero y de transportes. puede hacer mucho. Esta provincia, tan rica y tan pobre al mismo tiempo, lo necesita para su completo desarrollo; téngase en cuenta que el carbón sube de precio porque los mineros gravan el mineral muchísimo, por la gran distancia que hay de las minas a las estaciones de embarque, porque no hay ferrocarril, ni siquiera caminos vecinales que permitan el tráfico en camiones automóviles. Una verdadera vergüenza, que acaso tenga pronto y fácil remedio, pero que no hay que olvidar que la provincia de León la necesita con urgencia.

Volvamos a las minas. Según el análisis verificado por el ingeniero de minas D. Adolfo de la Rosa, las minas de carbones de Caboalles, propiedad de D. Dionisio González, se componen.; 


Como se ve, el mineral es de calidad inmejorable. Los filones son acaso, los más ricos de León y Asturias.

El otro grupo de minas propiedad de D. Dionisio Gonzalez es el situado en el término de Matallana, y las minas se titulan Carmonda, Mercedes, Pepita y otras muchas. Están situadas junto al ferrocarril hullero, y están dotadas de apartadero propio y de cuantos adelantos modernos se precisa, como perforadoras. bombas de agua, etc.

En la Carmonda se trabaja en un pozo de 90 metros de profundidad.  

Las minas del Coto de Villablino, ya mencionadas, producen 7.000 toneladas al mes. Las de Matallana, más de 3.000 toneladas también al mes y otras producciones de menos importancia en multitud de minas pequeñas.

Se puede decir que todas las minas están en su sexta parte  e producción. Podían producir seis veces más si hubiera vías de comunicación.

Hace seis días comenzóse la construcción del ferrocarril de Ponferrada á Villablino, con una extensión de 65 kilómetros en total.

Ya recordará el lector que éste ferrocarril fue propuesto por Cambó en fecha muy reciente, y aprobado en seguida. El concesionario es D. Pedro Ortiz y la construcción se ha de hacer en catorce meses justos, y por cada día de retraso o adelanto que el concesionario pierda o gane, habrá de pagar o percibir 10.000 pesetas.

Esto demuestra la urgencia de la construcción que beneficia a una de las más importantes cuencas mineras de la provincia de León.

D. Dionisio González tiene además de las minas de carbón ya comentadas, una de hierro, denunciada recientemente, que hoy no explota por falta material de tiempo y también porque sus aficiones están consagradas por entero a la explotación del carbón.









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