jueves, 8 de diciembre de 2022

La pistola de Indalecio Prieto

En el diario de sesiones del 4 de julio de 1934 se registró un violento altercado entre dos diputados que llegan a agredirse y provocan un verdadero tumulto. Parece ser que hubo un incidente que implicó a parlamentarios monárquicos y socialistas.

Para defender a un compañero agredido, Indalecio Prieto, líder del PSOE, sacó una pistola en pleno hemiciclo. Después se justificó diciendo que no fue el único arma que se desenfundó aquel día. 

La adquisicion de armas de fuego se multiplicó en España al final de la Primera Guerra Mundial. Muchos dirigentes políticos o iban armados o llevaban guardaespaldas. Los diputados llevaban armas, y los presidentes de la Cámara de vieron obligados a imponer la obligación de dejar las pistolas a la entrada del Congreso por lo que pudiera pasar. 

El 4 de julio el Gobierno, presidido por Ricardo Samper, del Partido Radical, pidió un voto de confianza para enfrentarse a la desobediencia de la Generalitat. El debate fue memorable, no sólo por los gritos y las bofetadas, algo muy común entonces en toda Europa, sino porque estuvo a punto de convertir las Cortes en el salón de un pueblo fronterizo del oeste americano. 

Cuando hablaba José María Gil Robles, jefe de la CEDA, el partido más votado en las elecciones anteriores, en defensa del voto a favor del Gobierno. Tras su intervención, el diputado socialista por Huelva Juan Tirado Figueroa le insultó así: 

"un canalla y un farsante". 

Jaime Oriol de la Puerta, diputado cedista por la provincia de Sevilla, pidió que retirara esas palabras de la siguiente manera: 

"No estoy dispuesto a tolerarle esa ofensa. O retira usted esa palabra o...". 

El socialista respondió: 

"Por las buenas le diré a usted que no quería molestarle; por las malas no rectifico una tilde". 

Oriol se abalanzó sobre Tirado y éste le dio un puñetazo. Varios diputados socialistas, entre ellos Juan Negrín, se echaron encima de Oriol.

Crónica de ABC del 5 de julio

el Sr. Prieto avanzó sobre el escaño, relativamente lejano, sacó una pistola, la amartilló (sic) e hizo ademán de disparar contra el Sr. Oriol, que estaba caído sobre un escaño. No llegó a disparar, pero se le vio que con el arma agredía al diputado de la CEDA.


El presidente de las Cortes, Santiago Alba, se recluyó en su despacho y el tumulto se agotó solo. 

"No es lícito, señores diputados, que en presencia de tantas contrariedades, de tantas miserias, de tantas amarguras, de tantas dificultades como tienen los españoles fuera de aquí, nosotros les ofrezcamos el ejemplo, no de nuestra abnegación y sacrificio, sino el bien lamentable de nuestras querellas y nuestros pugilatos personales", declaró el presidente de la República una vez reanudada la sesión. Además, comentó que si algo tenían en común la izquierda y la derecha en la cámara era su "amor por España".

En respuesta a estas palabras, Manuel Muñoz Martínez, perteneciente al Partido Republicano Radical Socialista, contestó que si todos sintieran la República no ocurrirían altercados de tal magnitud: "Esto no es más que la negación de los sentimientos republicanos". Por ende, la batalla había pasado de ser física a dialéctica en apenas diez minutos. No obstante, el arma de Prieto no había pasado desapercibido.

Al reanudarse la sesión, Prieto justificó su conducta así: 

"Un diputado socialista fue agredido"; y añadió: "Si es cierto que sacó la pistola, es lo cierto que fue por haber visto otra pistola enfrente". 

Oriol replicó:

El señor Prieto debe declarar quién es ese diputado que ha sacado la pistola. Lo indudable es que el señor Prieto esgrimió la suya. Y es intolerable que los socialistas cuando no tienen argumento apelen a las armas."



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