martes, 7 de marzo de 2023

Puente de Isabel II

El Puente de Isabel II, conocido popularmente como Puente de Triana, es un puente situado en Sevilla y une el centro de la ciudad con el barrio de Triana, cruzando el río Guadalquivir. Sustituyó en el siglo XIX a un viejo puente de barcas que existía en su lugar, constituyendo el segundo puente de hierro más antiguo conservado en España. Su construcción finalizó en 1852, bajo el reinado de Isabel II, motivo por el que ostenta dicho nombre.

Es el segundo puente en la historia de Sevilla, siendo actualmente el más longevo, y el segundo de hierro más antiguo conservado en España.

El puente al que sustituyó el puente de Triana era un puente de barcas, el primer puente fijo de Sevilla. En el año 1171, el Emir Abud Yacub Yusuf decidió encargar la construcción de un puente que estaba compuesto por once barcazas de madera. Durante siete siglos este puente de barcas fue la única vía para cruzar el Guadalquivir como vía de conexión entre Sevilla, Triana y el Aljarafe. El puente de barcas tuvo averías importantes, a causa de los temporales, y se rompían las barcas, cuyos trozos llegaban hasta Coria. Cuando esto ocurría volvían a funcionar los barqueros, que mientras existió el puente siguieron haciendo traslados de orilla a orilla aunque con menor actividad. 

En primer lugar se pensó en construir un puente de piedra, incluso se planteó un diseño con un gran arco rebajado y una fuente en su punto central, y en un puente colgante, pero en 1844 los ingenieros franceses Fernando Bernadet y Gustavo Seinacher presentaron al Ayuntamiento varios proyectos y entre ellos se consideró el diseño del actual puente como la solución más satisfactoria. Su coste se fijó en 12 millones de reales a pagar en 25 años. Para pagarlo el Ayuntamiento solicitó al Gobierno un «pontazgo» de 10 años, que, al final se convirtió en dos portazgos, en el Tardón y el Patrocinio.

El diseño escogido era análogo al del Puente de los Santos Padres o Puente del Carrousel sobre el río Sena, que había sido ejecutado en 1834 por el ingeniero francés Polonceau. El puente parisino fue demolido a comienzos del siglo XX y sustituido por uno de hormigón. El Puente de Triana sería más grande que el francés, ya que la anchura del Sena en aquel lugar era solamente dos tercios de la del Guadalquivir a su paso por Sevilla.

Los materiales utilizados en el puente de Triana fueron pilares de piedra y hierro, sin utilización de madera. En la orilla de Triana se estableció una gran rampa de contención que llega hasta la calle de San Jorge. Las 27.248 piezas de metal, de 19.000 quintales de peso, fueron realizadas por la fundición de San Antonio. Esta fundición fue creada por Narciso Bonaplata en el Convento de San Antonio, que había sido exclaustrado en la desamortización de 1835. El hierro de las piezas fundidas procedía de Guriezo​ y el hierro dulce maleable, para las forjadas, procedía de las siderurgias del Pedroso, Marbella, Vizcaya y Escocia.

El 12 de diciembre de 1845 comenzó la construcción, pero los sevillanos no vieron terminado el puente hasta siete años después, en 1852. Como curiosidad, ese 12 de diciembre en el cimiento del estribo del lado de la orilla 'de Sevilla', dentro de una cajita de plomo fueron introducidas el acta de la colocación, el pliego de condiciones de la subasta, la certificación de la diligencia de remate de las obras y varias monedas corrientes de oro y plata.

El puente de Triana se inauguró con solemnidad el 23 de febrero de 1852, dando paso a una historia llena de avatares. Si la colocación de la primera piedra del puente fue una fiesta, su inauguración, presidida por el gobernador, fue solemne, con procesión de maceros y banda de música presidida por el arzobispo y un desfile que precedió a una jornada llena de actividades, con cucaña incluída.

La Dirección General de Obras Públicas aprobó el 21 de octubre de 1888 el proyecto para la instalación de los raíles de un tranvía por el puente. Esa línea de tranvía se inauguró el 3 de mayo de 1889. Al principio el tranvía era de tracción animal, pero posteriormente la sociedad The Seville Trainways Company, Ld. decidió poner tranvías eléctricos y, en 1897, el ingeniero Juan Manuel Zafra llevó a cabo la instalación de los postes para que pudieran pasar por el puente.

En el margen occidental del puente se inauguró en 1924 una estación de pasajeros y almacén de la ruta fluvial Sanlúcar de Barrameda-Sevilla, promovida por la compañía San Lúcar-Mar. Tras el cierre de la estación, pasó a convertirse en el restaurante El Faro.

Para la Velá de Santiago y Santa Ana cada mes de julio el puente se engalana con luces y 'con banderas republicanas', como versan los famosos tangos de Triana.


Concurso de barcas adornadas durante la Velá de Triana, en julio de 1929

No son pocas las sevillanas y coplillas que a lo largo de la historia le han dedicado al puente los cantes populares. El barrio y el río se llena de vida con las actividades propuestas y las competiciones deportivas. Un auténtico espectáculo popular que se disfruta desde la calle Betis y desde las barandillas del puente.

Por otro lado, la Semana Santa, una de las dos fiestas señeras de la capital hispalense cuando el barroco se apodera de las calles y la historia y el fervor de los sevillanos se hace más latente aún que el resto del año. Por él, discurren los titulares más representativos de las hermandades del barrio de Triana, que siempre van acompañados por cientos de fieles que ven cumplir los años con esta tradición.






No hay comentarios: