La primera referencia a esta pequeña calculadora mecánica, de unos 10 centímetros de larga, se ha encontrado en Tecnología Obsoleta.
La calculadora mecánica Curta fue diseñada hasta su más íntimo detalle por Curt Herzstark (1902-1988). Este ingeniero dedicó su vida a las calculadoras mecánicas, la cosa le venía de tradición familiar, marcándose el reto de construir esta pequeña joya en plena Segunda Guerra Mundial, cuando era perseguido por los nazis a causa de su origen judio.
Desde pequeño se había sentido entusiasmado por lograr solucionar el gran problema de las calculadoras de entonces: su gigantesco tamaño. Todos los profesionales necesitados de cálculos complejos o tediosos soñaban con una máquina funcional y pequeña. Confinado en un campo de concentración austriaco, Herzstark sobrevivió gracias a su dominio de la técnica en construcción de pequeñas piezas de precisión, algo que los alemanes encontraron muy útil. En medio de las penalidades logró concebir y dibujar los planos de la máquina soñada. Terminada la guerra, con ayuda de algunos inversores locales, comenzó a fabricar la primera calculadora verdaderamente de bolsillo.
Esta pequeña calculadora puede ser usada para realizar operaciones de adición, sustracción, multiplicación, división, y con más dificultad, raíces cuadradas y otras operaciones. El diseño de Curta fue una variante del aritmómetro de Gottfried Leibniz, acumulando valores en ruedas dentadas, que son sumados o complementados por un mecanismo de tambor.
Estas calculadoras se siguieron fabricando hasta los años 70 del siglo XX y hoy en día aun existen muchas en manos de aficionados y coleccionistas. Existen diversos sitios en donde encontrar información sobre estas calculadoras, tales como Curta Org y Curta. También se puede utilizar un simulador de la calculadora (se necesita el programa Shockwave).
Para poder apreciar la complejidad de la calculadora se puede ver el despiece de la misma.
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