Hace unos días comencé a leer el libro "Nuestra vida en el campo electromagnético", (Alberto Perez Izquierdo, Editorial Almuzara, Córdoba 2009), en el se da cuenta, a modo de anécdota, del hecho de que los restos del primer cable submarino transatlántico habían sido vendidos como recuerdo por la empresa Tiffany & Co, que en aquel tiempo era tan solo una tienda de regalos de Broadway, New York, antes de llegar a ser el emporio mundial de joyas y diamantes que es en la actualidad.
Este primer cable submarino transatlántico fue tendido en 1858 por el barco USSF Niagara, aunque no tuvo exito, ya que desde el principio no funcionó correctamente y dejó de funcionar después de dos meses.
Sección del cable telegráfico transatlántico de 1858. Dispone de dos bandas de bronce en ambos extremos, con una banda central de certificación en relieve. La compleja estructura del núcleo se muestra desde los dos extremos. Cyrus W. Field, el promotor del proyecto del cable submarino vendió los restos no utilizados del cable a la empresa Tiffany & Co, que los cortó en trozos pequeños y los vendió como recuerdo. Un documento firmado garantizaba la autenticidad de los cables. Estos trozos de cable aun son muy apreciados entre los coleccionistas de antigüedades.
En esta fotografía que se muestra en el libro "Great Inventions" de 1932, se pueden ver unas muestras de los primeros cables transatlánticos, que aun se encuentran en el Science Museum de Londres.
En agosto de 1858 la revista "Scientific American" en su artículo "Atlantic Telegraph" relataba como:
"En la noche del 16 de agosto, el pueblo de los Estados Unidos se sorprendió con el mensaje recibido de la reina Victoria. Una gran multitud se encontraba reunida en torno a los tablones de anuncios, y la noticia corrió como reguero de pólvora. La noche no dejó de estar unida a una cierta decepción, causada por que sólo se recibió una parte del mensaje de la reina, pero al día siguiente se recibieron los últimos parrafos.
El mensaje real comenzaba:
Para el Presidente de los Estados Unidos, Washington: La Reina desea felicitar al Presidente, por la finalización con éxito de esta gran obra internacional.
El Presidente James Buchanan le respondio:
El cable telegrafico transatlántico es una bendición de los cielos, sera un vínculo que permita la paz perpetua y la amistad entre las naciones afines, y un instrumento diseñado por la Divina Providencia para difundir la religión, la civilización, la libertad y la ley en todo el mundo."
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