El pasado 20 de mayo se dió a conocer el resultado exitoso de un experimento que tenía como objetivo la producción de una célula bacteriana, muy similar a otra conocida, por medios artificiales.
El experimento se llevó a cabo en los laboratorios del J. Craig Venter Institute.
Estos resultados son el fruto de 15 años de trabajo, para llegar a la que se considera primera célula sintética de la historia, bautizada con el nombre de Mycoplasma mycoides JCVI-syn1.0.
El nombre se compone de tres partes, la primera, “Mycoplasma mycoides” viene de la bacteria "natural" sobre cuyo genoma se ha trabajado, y que carece de pared celular y a la que, por lo tanto, no le afectan los bactericidas, ni la penicilina. Hay cientos de mycoplasmas conocidos y este es uno de ellos, se escogió por su tamaño.
La segunda, “JVCI” son las iniciales del científico descubridor, John Craig Venter Primero. La tercera, “syn1.0” se refiere a que se trata de la primera versión de esta célula sintética.
Para poder identificar estás bacterias entre sus parientes naturales se ha modificado su genoma de forma que se han eliminado de su ADN original 14 cromosomas, que se considera que no son necesarios para que la célula realice sus funciones vitales. Ademas se han añadido otros a modo de código de barras gnético.
Para llegar a producir esta célula bacteriana artificial se ha comenzado por copiar el código genético de su hermana natural, se ha modificado en el sentido que se comentó en el párrafo anterior y se ha introducido en una “célula virgen”.
El descubrimiento es muy importante y representa el inicio de todo un campo de trabajo. Si se sigue investigando se podrá enviar la codificación del ADN desde un sitio a otro con solo hacer un “click” y reproducir en ese lugar el microorganismo que se necesite. Imaginemos el caso de que se necesite de cierta bacteria en una parte del planeta para contrarrestar una plaga, no hará falta que se envíen las cepas bacterianas, se enviará por internet su codificación genética. Pensando en la colonización de otros planetas, se podrá enviar una sonda dotada con un laboratorio para producir bacterias, y por medio de una señal de radio, se transmitirá la codificación del ADN de algas que producen oxígeno. En que medio podrían desarrollarse estas algas es por el momento pura especulación de ciencia ficción.
La empresa petrolífera Exxon ha iniciado los contactos con el laboratorio Craig Venter para investigar la posible producción de un alga que consuma CO2 y genere algún tipo de combustible.
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