Un enorme carguero espacial, del tamaño de un gran autobús de dos pisos y lleno de comida, oxígeno, combustible, repuestos y envíos personales (más de siete toneladas en total) para los astronautas, debe partir esta noche con destino a la Estación Espacial Internacional (ISS). A las 23:13 horas de hoy está previsto que desde la base de Kourou (Guyana Francesa) sea lanzado en un cohete Ariane-5, el Johannes Kepler, carguero de la Agencia Europea del Espacio (ESA), que tardará ocho días en llegar a la ISS en un vuelo completamente automático.
Al ATV Johannes Kepler recibe los últimos ajustes en Thales Alenia Space Italia, en Turín.
Igualmente autónomas serán las delicadas maniobras de aproximación y atraque en la ISS, realizadas en órbita, a casi 300 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre.
Durante la maniobra, los dos vehículos -el carguero, de más de 20 toneladas, y la ISS, de 420- estarán sobrevolando la Tierra a 28.000 kilómetros por hora. Diversos sensores y haces láser en la Johannes Kepler proporcionarán los datos necesarios al sistema automático de atraque. Desde la estación, el astronauta italiano Paolo Nespoli supervisará el crítico momento, pero no tendrá nada que hacer, a no ser que algo falle y se vea obligado a apartar la nave para evitar cualquier percance en la estación, todo ello bajo la atención permanente del centro de control, en Toulouse (Francia).
El ATV Johannes Kepler, preparado para el transporte desde Thales Alenia Space Italia, en Turín, hasta EADS Astrium en Bremen, Alemania.
El carguero lleva un dispositivo de cifrado ultrasecreto de las órdenes que se le envían para evitar cualquier posibilidad de sabotaje, explican los ingenieros de la empresa Crisa, en Madrid, que han diseñado y construido varios equipos electronicos del ATV.
El Johannes Kepler es el segundo artefacto de la serie ATV (siglas en inglés de Vehículo Automatizado de Transferencia) y lleva más carga que el primero, el Jules Verne, que voló a la ISS en 2008 con 5,5 toneladas de suministros. El plan es construir otros tres como mínimo, con un coste total de mil millones de euros más los lanzamientos. Los ATV se construyen en las instalaciones de Eads-Astrium en Bremen (Alemania), con participación de decenas de empresas europeas. España participa en el programa con un 4%.
Además de llevar combustible a la estación, repuestos, alimentos, ropa y cartas para la tripulación, el ATV tiene que cumplir otra función esencial: encender sus motores y elevar la base. Debido a la gravedad terrestre, la ISS va perdiendo altura, entre 50 y 100 metros diarios, y las naves que van y vienen tienen que subirla hasta unos 350 kilómetros.
El carguero europeo estará tres meses y medio en la estación y los astronautas lo utilizarán como una dependencia más del complejo. Luego servirá de cubo de la basura, meterán los residuos de los que se tienen que deshacer y el Johannes Kepler se separará y se dirigirá al reencuentro con la atmósfera terrestre para desintegrarse sobre el Pacífico Sur.
Rusia tiene sus cargueros espaciales Progress, y Japón acaba de estrenar el suyo, el HTV, aunque no tan perfeccionados como el europeo.
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