sábado, 26 de marzo de 2011

Protección contra la radiación

Tres operarios de la planta nuclear de Fukushima fueron hospitalizados el jueves pasado tras verse expuestos a una radiación excesiva, de entre 173 y 180 milisieverts, mientras trabajaban para extender cables eléctricos cerca del reactor número 3. Antes del accidente las normas japonesas establecían un máximo de radiación acumulada de 100 milisieverts, pero con los acontecimientos se ha elevado hasta 250 milisieverts.

Los tres trabajadores recibieron una radiación de entre 170 y 180 milisievert, según la cadena japonesa NHK, que citó fuentes de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón.

Los heridos eran subcontratados por la empresa eléctrica TEPCO, la empresa operadora de la central nuclear, y trabajaban para extender el tendido eléctrico en el edificio de turbinas que se encuentra frente al reactor 3.

Los tres empleados de la central nuclear de Fukushima fueron llevados al hospital de la ciudad de Fukushima, desde donde estaba previsto trasladarlos a un instituto especial de radiactividad en la ciudad de Chiba, situada al este de Tokio.

Los trabajadores sufrieron heridas en los pies debidas a radiaciones beta. Sorprendentemente no calzaban botas especiales, aunque si disponían del resto del equipo protector, fabricado con fibras Tyvek, por la multinacional química norteamericana DuPont.

Los trajes utilizados para la protección en ambientes en los que existan agentes químicos o radiactivos son básicamente una vestimenta preparada para permitir el paso de aire al interior del traje (Dado que de lo contrario el calor generado por el cuerpo haría imposible llevarlo puesto durante periodos largos de tiempo) pero filtrando cualquier tipo de agente químico o partículas radiactivas (Alfa y beta).

El principio fundamental de estos trajes es el mismo que el de los purificadores de agua, el carbón activo. Un compuesto especial de carbono teje una red minúscula que absorbe cualquier tipo de molécula, impidiendo el paso de bacterias, virus, productos químicos dañinos, o partículas radioactivas. Para que estos trajes sean realmente efectivos, se deben acompañar de cinta adhesiva en todos los puntos de unión entre diferentes elementos, como son los tobillos, muñecas, cuello, o cintura.

Los tejidos utilizados para estos trajes son el Tyvek y el Hagor, que no protegen contra la radiación, por lo que para estos casos se debe optar por trajes basados en tejido Demron, que es el único traje anti-radiación no basado en el plomo que ofrece protección contra los letales rayos X y las emisiones de rayos gamma de baja intensidad. Otro tejido muy utilizado es el Nomex, que protege del calor de los incendios.

Un aspecto de los trajes especiales es que su efectividad está limitada en el tiempo, ya que a medida que el tejido va absorbiendo los comtaminantes radiactivos o químicos del aire que le rodea, va perdiendo capacidad de filtrado, por lo que a las 6 horas aproximadamente hay que realizar una descontaminación del traje, que básicamente lo limpia para que pueda volver a filtrar.

Las máscaras de gas funcionan mediante un principio muy parecido, emplazando un paquete de filtros en la entrada de aire, con la ventaja añadida de que los filtros utilizados son recambiables.

Los diferentes tipos de radiaciones ionizantes se comportan de manera diferente, lo que hace que los modos de protegerse de ellas también lo sean.

Las partículas alfa (Núcleos de helio) son los menos penetrantes. Incluso las partículas alfa muy energéticas pueden ser detenidas por una hoja de papel.

Las partículas beta (Electrones) son más penetrantes, pero pueden ser absorbidas por una lámina de unos pocos milímetros de aluminio. Frente a ellas también es una buena protección una gruesa capa de un material de baja densidad, como por ejemplo el plástico, á madera, el agua o los acrílicos como el Plexiglás o el Lucite.

La radiación de neutrones es altamente penetrante. Los neutrones son absorbidos por los núcleos de los átomos en una reacción nuclear. Esto supone un peligro de radiación secundaria, debida a la transmutación de los núcleos de los átomos irradiados, formando isótopos más pesados, muchos de los cuales son inestables.

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