lunes, 5 de diciembre de 2011

Los nuevos dueños

Pocas empresas en el mundo reflejan mejor los cambios en el orden económico mundial que las suecas Volvo y Saab. Las dos compañías automovilísticas eran propiedad de multinacionales estadounidenses y las dos han sido o están a punto de ser salvadas por empresas chinas. Volvo y Saab son el corazón que da vida a todo el oeste de Suecia. La primera instalada en Gotemburgo, la segunda ciudad del país, y la segunda en Trollhättan, unos 100 kilómetros al norte, proporcionan cada día actividad a decenas de miles de personas, entre empleados, sus familias, proveedores y los comercios y servicios que viven de todos.

Volvo era desde 1999 y hasta hace un año propiedad de la multinacional Ford, pero hoy pertenece al grupo chino Zhejiang Geely. Al parecer los nuevos dueños tratan a la empresa como una marca de prestigio y prueba de ello es que la dirección y los trabajadores son occidentales, con excepción del jefe del Consejo de Administración, que obviamente es el nuevo dueño, Li Shufu. La convivencia entre una empresa escandinava, con altos estándares de libertad, derechos laborales y una arraigada idea de que solo pueden triunfar si ofrecen el vehículo que sus clientes esperan —seguro, robusto y poco contaminante—, y un grupo chino que se regula por las prácticas laborales asiáticas, es el mayor desafío de la nueva empresa.

Volvo diseña y construye sus coches y Geely los suyos. La planta de ensamblaje de los coches suecos en suelo chino comenzará a funcionar en dos o tres años y, según la empresa de Gotemburgo, será bajo los estándares escandinavos. La factoría está muy cerca de la que actualmente tiene Geely, por lo que habrá dos plantas vecinas del mismo grupo aparentemente regidas por normas distintas.

La actividad de la planta de Volvo en las afueras de Gotemburgo es frenética. Se trabaja de seis de la mañana a medianoche. Desde que se firmó el acuerdo con Geely ha habido nuevas contrataciones y la plantilla ya ni se detiene a pensar que una empresa china casi desconocida, fundada hace apenas 25 años, ha comprado la suya que tiene casi 85 años y mucho prestigio en el sector del automóvil.

La factoría de Saab en Trollhättan es lo opuesto a la de Volvo. El silencio es casi total y apenas se oyen algunos empleados que van al menos una vez a la semana a realizar tareas de mantenimiento. Hace siete meses que no se produce un coche. Las empresas chinas Pang Da y Zhejiang Youngman Lotus que quieren ser propietarias de Saab han invertido en la empresa sueca unos 100 millones de euros para mantenerla viva hasta que General Motors, que tiene el control de la empresa desde 1990, dé el sí definitivo para el traspaso (GM teme que los chinos se apropien de su tecnología). Si la venta se hace bajo las condiciones que impone el contrato con GM no debería haber ningún problema, y los grupos chinos parecen estar decididos a cumplirlo.

Para los empleados de Saab la entrada de un consorcio asiático es prácticamente lo mejor que les puede pasar. Están seguros de que los chinos comprenden mucho mejor lo que es una marca de calidad europea que cualquier socio de EE UU, a pesar de que el país norteamericano es uno de los que más valora el nombre de Saab. En Trollhättan, una comunidad en la que el 75% de sus 50.000 habitantes dependen directa o indirectamente del constructor de automóviles, creen que si la operación se cierra Saab tendrá dinero para hacer los coches como mejor sabe hacerlos y que entrará por la puerta grande al mercado con mayor proyección de crecimiento en el segmento de coches de alta gama del mundo.

La división de aviación de Saab continua en manos suecas, ya que GM solamente se hizo con la fabricación de automóviles. El fabricante de camiones Scania sigue ligado al grupo Saab sueco.

1 comentario:

  1. Hola. Muy interesante su blog..

    ¿Sería posible contactar con usted por correo electrónico?

    Muchas gracias y un saludo,..
    Juanjo

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