El austríaco Felix Baumgartner, de 43 años, batió ayer, al tercer intento, tres de los cuatro récords a los que aspiraba. Se convirtió así en el primer ser humano que consigue romper la barrera del sonido al lanzarse desde la estratosfera, a una altura de 39.068 metros en caída libre. Lo hizo después de una ascensión de dos horas y treinta y seis minutos sobre el desierto de Roswell (Estados Unidos) en un globo de helio que transportó la nave en la que viajaba.
Baumgartner logró controlar el descenso de forma estable, ya que uno de los peligros era que comenzase a girar fuera de control, lo que provocaría la pérdida de la consciencia o un derrame cerebral. El piloto austriaco superó tres de sus cuatro retos al alcanzar una altura inédita, la caída libre más alta y superar la barrera del sonido, aunque por solo unos segundos no consiguió batir la marca del descenso de mayor duración. En poco más de quince minutos Baumgartner tomó tierra con el paracaídas que desplegó pasados cuatro minutos y 20 segundos desde que se abrió la escotilla de la nave, por lo que no ha podido romper el récord anterior, de cuatro minutos y 36 segundos, no sin antes asegurarse de que era el primero en superar la barrera del sonido (45 segundos después de saltar al vacío), al alcanzar una velocidad de 1.173 kilómetros por hora (373 metros por segundo ó Mach 1,24),en su caída desde la estratosfera.
Baumgartner superó el récord de su antecesor, el coronel del ejército americano Joe Kittinger, que hace 52 años se lanzó desde un globo a 31.333 metros de altura. Kittinger, que ahora tiene 82 años, apoyó ayer a Baumgartner en su ascenso a la estratosfera desde la sala de control con la que el austríaco permaneció en contacto durante todo el viaje.
El mayor problema al que se ha enfrentado es la baja presión del aire que tuvo que soportar. Para ello, contó con un traje presurizado dotado de oxígeno. Baumgartner comió como último alimento antes del vuelo un menú bajo en fibras, ya que debía evitar cualquier alimento que pudiese liberar gases en su cuerpo. Las condiciones extremas de baja presión en las que se movió habrían podido provocar que ese gas se dilatara, causando lesiones internas.
Este era el segundo intento del equipo Red Bull Stratos, después de que la semana pasada las condiciones climáticas impidieran concretar la hazaña.
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