Un reloj mecánico utiliza un conjunto de mecanismos para medir el paso del tiempo. Es impulsado por un resorte en espiral que debe ser enrollado periódicamente. Su fuerza se transmite a través de una serie de engranajes para accionar el volante, una rueda equilibrada que oscila hacia atrás y hacia adelante a una velocidad constante. Un dispositivo llamado "escape" libera poco a poco las ruedas dentadas del reloj para avanzar un poco con cada giro del volante, moviendo las manecillas del reloj hacia adelante a una velocidad constante. El mecanismo de escape produce el "tic-tac" característico de todos los relojes mecánicos. Los relojes mecánicos de resorte se desarrollaron en Europa en el siglo XVII.
El mecanismo interno de un reloj tiene cinco partes. El muelle que almacena la energía mecánica para impulsar el reloj. El tren de engranajes tiene la doble función de transmitir la fuerza desde el muelle hasta el volante y regular las oscilaciones del volante para obtener los segundos, minutos y horas. El mecanismo de puesta en hora (De remontuar) permite que el usuario de cuerda al resorte principal y a la vez, desplazando la tija hacia afuera, ajustar las manecillas de las horas. El volante que oscila armónicamente adelante y atrás. El mecanismo de escape, que tiene la doble función de mantener el volante oscilando, permitiendo que los engranajes del reloj hagan un pequeño giro en cada oscilación. La interrupción periódica del tren de engranajes por el escape produce el "tic-tac" del reloj mecánico. Para indicar las horas y los minutos se utilizan unas manecillas giratorias.
En el siguiente esquema la rueda de las horas se monta sobre el eje de la rueda central.
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