La compañía 3D Robotics (Tijuana-Mexico), dirigida por el estadounidense Chris Anderson, exeditor general de la revista Wired, y el mexicano Jordi Muñoz ofrece una gama de aviones no tripulados que son capaces de grabar vídeo o hacer fotografías. El más caro, cuesta 1.300 dólares, tiene seis motores, se mueve en un radio de dos kilómetros y puede cargar hasta un kilo y medio.
La historia de la compañía comienza en una comunidad de Internet: DIY Drones, administrada por Anderson y donde un jovencísimo Muñoz colgó un vídeo en el que manejaba un helicóptero de juguete con el mando de una Nintendo Wii, reprogramado por él mismo. La compañía se fundó en el piso de Muñoz y ahora emplea a más de 70 personas a ambos lados de la frontera. Anderson dejó el mundo editorial poco después y desde 2012 se dedica al negocio de los drones a tiempo completo. La compañía vende unos 200 drones y 2.000 pilotos automáticos al mes.
El Gobierno de Estados Unidos no permite el vuelo de drones en zonas muy pobladas ni cerca los aeropuertos. La pujante industria ha llamado la atención de Google, que anunció en mayo pasado que invertirá 10,7 millones de dólares en Airware, una compañía que desarrolla inteligencia para drones y que ha construido aviones tan ligeros que solo pesan 32 gramos. Google ya ha utilizado naves no tripuladas para el desarrollo de Google Maps.
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