domingo, 30 de noviembre de 2014
Bombillas fundidas
En la actualidad las bombillas de incandescencia van dejando paso a las de LEDs, pero aun les queda para rato. Anteriormente tuvieron la competencia de los fluorescentes, pero no acabaron con ellas.
La industria de la producción de energía eléctrica no se inició seriamente en España hasta el año 1904. Sin embargo, los albores de esta industria se remontan, en realidad, al año 1873, en que se introdujo en nuestro país la máquina Gramme. Fue su introductor D. Tomás Dalmau, que tenía un taller de óptica y de física en Barcelona, el cual, en colaboración con el ingeniero D. Narciso Xifrá, puede considerarse como el precursor o por lo menos el propulsor de las aplicaciones de la electricidad entre nosotros.
Puestos de acuerdo los Sres. Xifrá y Dalmau montaron en la Rambla de Canaletas, n.° 10, de Barcelona, una importante Central eléctrica, la primera de España, en la cual se instalaron cuatro motores de gas de 50 caballos cada uno que movían otras tantas máquinas Gramme de 200 voltamperios, desde la cual distribuía energía a varios establecimientos de la ciudad. «La Maquinista Terrestre y Marítima» fue la primera fábrica que dió generosa y patriótica acogida a la luz eléctrica, estableciendo por vía de ensayo un foco de arco voltaico en 1875. En 1876 la fábrica del Sr. Buxeda de Sabadell instaló tres arcos y en 1877 la siguen la fábrica de tejidos de los señores Dalmau y Tolrá, que instala un arco, y la «Cooperativa Mataronense», que establece dos focos. Los señores Mullera y Sangues instalan dos focos en 1878 y los Sres. Sert y Hnos. tres focos en 1879, y al mismo año la fábrica «Minas de Mieras» hace también una instalación de ensayo. Todas estas instalaciones fueron dirigidas por el Sr. Xifrá.
A partir de esta fecha ya no se basta el Sr. Dalmau en su empresa y en 1881 la transforma en «Sociedad Española de Electricidad», la cual, con un capital de 20 millones de pesetas, construye máquinas reguladoras Gramme, lámparas de incandescencia Máxim con filamento de aluminio (podía construir mil por día) y acumuladores Kalbath, dando luz a varios cafés alumbrados con lámparas Swan. Levantó aquella Sociedad un edificio en Barcelona para instalar 2.000 caballos y en Madrid montó sus talleres en terrenos cedidos por el Ministerio de la Guerra, en los que instaló una potencia de 300 caballos, con los cuales, en primer lugar, iluminó el propio Ministerio, dirigiendo esta instalación el oficial de artillería Sr. Cabanyes.
Puesta la nueva Sociedad en plan de trabajo, se ampliaron las instalaciones, intensificando otras nuevas, como en el Paseo de Colón, de Barcelona, donde establecieron 15 lámparas de arco. En noviembre de 1882 resalta la instalación del Sr. Conejos en Valencia con dos lámparas Gramme, alumbrándose en la misma ciudad, en 7 de enero del año siguiente, la plaza de la Constitución, y la calle del Segural de Sueca con lámparas de arco, instalándose, además, siete lámparas de incandescencia. También en este año, el día 13 de noviembre, tuvo lugar en Barcelona, en la Rambla, la inauguración de 5 focos de arco voltaico, iluminando el bazar «La Principal», restaurante «Cambrinus» y relojería «El Siglo», constituyendo entonces un hecho de resonancia que motivó generales elogios para el Sr. Jorge St. Noble, gerente de la «Anglo Española de Electricidad», al cual debe considerarse también como uno de los primeros propulsores de la industria eléctrica en España.
Años antes de que en Barcelona se registraran estas últimas innovaciones, en Madrid y en la Puerta del Sol se habían efectuado, en 1881, ensayos de alumbrado eléctrico, el cual, a pesar de su modestia, costaba al Municipio más de 40 ptas. diarias, circunstancia que unida a la desconfianza característica con que se suelen mirar las innovaciones, indujo por cierto a D. Bernardo Rodríguez Largo, catedrático de Física y Química de la Universidad de Madrid, en su libro publicado aquel año, «La Electricidad y sus Principales Aplicaciones», a hacer una serie de disquisiciones científicas en torno del invento de Edisson, al que consideraba inaplicable prácticamente y lo juzgaba con gran escepticismo.
El año 1883, y en tanto que en Madrid se iluminó eléctricamente el Paseo del Prado y el Buen Retiro, en Bilbao se introducía, por el mes de junio, el arco voltaico.
En esta época (en enero del propio año) apareció en Barcelona la revista «La Electricidad» que dirigía D. Francisco de P. Rojas, siendo en su género, por su buena presentación y espíritu liberal, la primera de España.
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