martes, 14 de junio de 2016

Zapatillas Victoria


Corría el año 1915 cuando Gregorio Giménez fundó en la localidad riojana de Cervera del Río Alhama una fábrica de alpargatas. A su marca la llamó con el nombre de su novia de toda la vida, con la que se había casado un año antes: Victoria.


El negocio familiar seguía la tradición de la fabricación artesana de calzado con suela de yute, muy popular entre los campesinos de los Pirineos por su comodidad para el trabajo diario en el campo.


“Fue en 1950 cuanto todo dio un vuelco” cuenta e Efe Estilo, Alicia Minguillón, responsable de comunicación de la marca. El caucho y la técnica de vulcanizado, que endurece la suela y hace que no se despegue, cambió el rumbo de la compañía al dar origen a la conocida como “inglesa de lona”, el modelo de Victoria que todos tenemos en mente, con cordones y suela de goma. Una imagen que suena a infancia y a verano.

Desde entonces, la bamba pisa fuerte en una gama cromática que se ha ido ampliando con el tiempo, deseada tanto por los seguidores de tendencias como por las madres que buscan un calzado cómodo -y todavía actual- para vestir a sus hijos.

“Son las típicas zapatillas que nuestras madres nos compraban en múltiples colores, se lavan y quedan como nuevas, son un básico que pega con casi cualquier ‘look'”, señala Minguillón, que indica que las ventas del modelo se mantienen año tras año, aunque “el ciclo de la moda hace que despeguen en ciertas épocas”.

En los años 70 y 80 la clásica inglesa de lona “vivió un ‘boom’ y las ventas se multiplicaron hasta un 400 por ciento”, explica la responsable de comunicación de la firma, que resalta el orgullo que supone que “casi todos los que fueron niños en aquella época asocien ese modelo con su infancia”.


Fábrica de calzado en Elche en torno a 1950.



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