miércoles, 21 de marzo de 2018

Kaláshnikov


Cuando Viacheslav Khohriakhov empezó a trabajar en la fábrica se la conocía sólo como “Factoría Mecánica”. Todo lo que ocurría tras las paredes del enorme complejo gris, en la ciudad rusa de Izhevsk, era totalmente secreto. Corría el año 1970, tiempos de la Guerra Fría, y Viacheslav tenía 17 años. Empezó como aprendiz de soldador y terminaría 48 años después como uno de los capataces del área de soldadura. Allí estaba cuando se reveló al mundo que la planta producía, entre otros, los AK-47; quizá los rifles de asalto más populares del mundo. “Era 1990 y la carrera armamentística se había terminado”, cuenta el hombre de pelo cano y corte militar, estrechando un poco los ojos, como haciendo memoria. La Factoría Mecánica se rebautizó primero como Izhmash; más tarde tomaría el nombre del antiguo militar ruso, diseñador de los conocidos fusiles: Corporación Kaláshnikov.



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