La Sociedad General de Fuerzas Hidroeléctricas (SGFH) obtuvo en 1911 las licencias para explotar los saltos de agua del río Ésera bajo el impulso del ingeniero Francisco Bastos y del empresario Eugenio López Tudela, ambos aragoneses. Los principales accionistas de SGFH eran la Sociedad Catalana de Alumbrado de Gas -que un año más tarde se constituiría en Catalana de Gas y Electricidad, lo que hoy es Gas Natural- y la familia manresana Bertrand, Manuel Bertrand Salsas y su hijo Eusebio Bertrand Serra.
El interior del edificio de la central es un viaje al pasado, como si se tratara de una película de época. Tres de las cuatro turbinas y alternadores mantienen la coraza de los aparatos adquiridos en 1917 a las empresas suizas Escher Wyss y Oetikon. Los aparatos de mando se mantienen intactos, con telarañas entre los cables en desuso. Los detalles decorativos son los mismos, y en perfecto estado: las baldosas del suelo son rojizas y delimitadas por esferas blancas; las de los muros son cuadrados blancos y azules. Por encima se eleva una grúa de 50 toneladas instalada aquel 1917 y que todavía está en servicio.
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