lunes, 11 de noviembre de 2019

Cambios en el planeta


Entre 1949 y 2010 la temperatura media en los Pirineos ha experimentado un claro aumento, aunque el calentamiento no ha sido ni constante ni regular.  Hasta 1980 han predominando las anomalías negativas, con una tendencia al descenso de las temperaturas. A partir de los años 80 se invirtió esta tendencia, con anomalías positivas sistemáticamente ascendentes hasta la actualidad. La tendencia del indicador de aumento de temperatura media anual para el conjunto del período analizado es positiva y estadísticamente significativa, siendo su valor del orden de 0.2° C por década.


En la década actual, en España, tan solo dos años (2010 y 2013) han sido fríos. El resto, todos, han sido cálidos, y si nos fijamos bien, observamos que los cuatro años más cálidos corresponden a esta década: 2017, 2015, 2011 y 2014. El último año, 2018, también ha sido cálido, con lo que se cumplen cinco años consecutivos en los que las temperaturas están por encima de la media. En cuanto a las precipitaciones, cuatro años han sido secos y cinco húmedos, pero llama la atención que 2017 fue, además del año más cálido, muy seco: desde 1980 tan solo llovió menos en 2005. Y el año siguiente se fue al otro extremo, pues 2018 ha sido el segundo año más lluvioso del siglo XXI y el cuarto desde 1980.

Se ha registrado un aumento de la temperatura media global de 0,9 ºC desde finales del siglo XIX, lo cual no es muy espectacular, salvo que se subraye que ha sido en los últimos 35 años cuando ha ocurrido la mayoría de este calentamiento. De hecho, desde 2010, han ocurrido los cinco años más cálidos desde que hay registros, siendo 2016 el que se llevó la palma. Ocho de sus doce meses fueron los más cálidos en el registro histórico. En ese tiempo, la temperatura media de los océanos ha subido en 0,7 ºC, lo que indica que están absorbiendo parte de ese incremento desde 1969.

Analizando la variabilidad anual de la temperatura media estacional en España desde el año 1971 se observa cómo las temperaturas medias de todas las estaciones son cada vez más elevadas, aunque el ascenso se aprecia con más claridad en primavera y, sobre todo, en verano. De ahí que el estudio concluya que el verano es la estación más afectada por el cambio climático, un verano que según los datos se ha vuelto cada vez más largo y más cálido.

¿Cuánto se está alargando la estación? Unos 9 días de media por década. El verano actual abarca prácticamente 5 semanas más que a comienzos de los años 80. Con todo hay que tener en cuenta la propia definición del concepto "verano ": vendría determinado por el periodo en el que la temperatura máxima, durante 7 días consecutivos y a partir del 1 de mayo, iguala o supera la media de las máximas registradas entre el 18 y el 24 de junio del periodo 1981-2010 y el final del mismo se obtendría registrando el periodo en el que la temperatura máxima, durante 7 días consecutivos y desde el 31 de octubre hacia atrás, es igual o superior a la media de las máximas registradas entre el 18 y el 24 de septiembre del periodo 1981-2010. De esta forma, que el verano dure 5 semanas más no implica necesariamente que comience en mayo.

¿CÓMO SE PUEDE ALTERAR EL BALANCE DE ENERGÍA?
  • a) Cambios en la energía interceptada por la Tierra. Éstos pueden ser debidos a cambios en la emisión de radiación por el Sol como consecuencia de la propia actividad solar y a cambios en la posición de la Tierra en su órbita alrededor del Sol.
  • b) Cambios en el albedo terrestre. Se deberían ahora a cambios en la nubosidad –tanto en cobertura como en tipología–, cambios en las propiedades reflectoras del suelo –tipos de suelos o vegetación– y cambios en la materia particulada que se encuentra en suspensión en la atmósfera, conocida con el nombre de «aerosoles».
  • c) Cambios en el flujo de energía de onda larga de la Tierra al espacio. En este caso los cambios serían debidos a la modificación de las propiedades absorbentes de la atmósfera como consecuencia de cambios en la composición atmosférica.
Hace unos 20.000 años, coincidiendo con el máximo apogeo de la última glaciación, el nivel del mar estaba 120 metros por debajo del nivel actual. En la actualidad, si todo el hielo se derritiera y el agua subiera 66 metros de altura, se perderían 13 millones de km2 de tierras emergidas, aunque también perderíamos la mitad de la Antártida, cuya superficie se encuentra bajo el nivel del mar. Por lo tanto, si se derritieran los polos, pasaríamos de los 132 millones de km2 de tierras emergidas libres de hielo actuales a 128 millones de km2.

José Miguel Viñas, meteorólogo: “Nos hemos convertido en una sociedad altamente tecnológica, pero ignorante científicamente»

Su tuit de los lápices Alpino y el cambio climático ha sido muy reproducido. ¿Cómo se le ocurrió? ¿Qué lecciones se pueden sacar de este hecho para la comunicación científica?
Ese tuit, lo mismo que otros muchos, surgió a vuela pluma. Se me ocurrió al ver en casa, una tarde de sábado, una caja de lápices Alpino de mis hijos. Vi aquella montaña nevada (con poca nieve) dibujada en ella y me puse a buscar en internet la fotografía de una caja de las Alpino que usaba yo en el colegio.



En el otoño de 2015, el meteorólogo Philippe Verdier publicó el libro "Climat Investigation", denunciando los vínculos entre científicos, políticos, grupos de presión económica y ONGs ambientalistas y envió una carta abierta al presidente François Hollande informándole de la inutilidad de las conclusiones de la Conferencia de París sobre cambio climático 2015.

La opinión de Robert B. Laughlin, físico teórico, sobre el cambio climático es que puede ser importante, pero difícil de cambiar.

"A una gran escala de tiempo, a la Tierra no le importan ninguno de nuestros gobiernos ni su legislación. No le importa si usted apaga el aire acondicionado, el refrigerador y el televisor ... La Tierra planea disolver la mayor parte de este dióxido de carbono en sus océanos en aproximadamente un milenio, dejando la concentración en la atmósfera un poco más alta que la actual. Unas decenas de milenios después, o tal vez cientos, transferirá lentamente el exceso de dióxido de carbono a sus rocas, y posiblemente los niveles del agua del mar y el aire volverán a lo que eran antes de que los humanos llegaran a la escena. El proceso tardará una eternidad desde una perspectiva humana, pero será solo un breve instante de tiempo geológico".

"El registro geológico tal como lo conocemos sugiere que el clima es algo más grandioso que la energía. La adquisición de energía es una cuestión de ingeniería y de mantener las luces encendidas en circunstancias que probablemente se vuelvan más difíciles a medida que pasa el tiempo. El cambio climático, por el contrario, es una cuestión de tiempo geológico, algo que la tierra hace de forma rutinaria por sí sola sin pedir permiso a nadie ni explicarse ... Lejos de ser responsable de dañar el clima de la tierra, la civilización podría no ser capaz de evitar ninguno de estos terribles cambios una vez la tierra ha decidido hacer de ellos ... el registro geológico sugiere que el clima no debe preocuparnos demasiado cuando estamos mirando hacia el futuro de la energía, no porque sea poco importante, sino porque está más allá de nuestro alcance para el control .."

Ivar Giaever, profesor del departamento de física del Instituto Politécnico Rensselaer, manifestó en 2008 que "El calentamiento global se ha convertido en una nueva religión".

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