sábado, 9 de noviembre de 2019

Operación Pegaso


La «operación Pegaso» desarrolló el segundo salto de guerra de las Fuerzas Paracaidistas del Ejército de Tierra en las inmediaciones de la localidad de Erkunt el 19 de febrero de 1958. Los planes del mando pretendían, con una serie de lanzamientos paracaidistas al norte del territorio asegurar la libre disposición de la carretera costera que unía el territorio de norte a sur. Una vez logrado este objetivo las unidades debían replegarse a Sidi-Ifni.


Además de los lanzamientos paracaidistas se dispuso una agrupación por tierra compuesta por la II Bandera Paracaidista y la VI de La Legión que avanzarían por las cumbres dominantes de la vía de comunicación costera. El avance de esta columna estuvo obstaculizado por el fuego enemigo obligando a tomar al asalto algunas de las cotas que dominaban el itinerario causando los intensos enfrentamientos un número de bajas considerable entre las fuerzas de La Legión y los paracaidistas.

Ante la resistencia de las bandas de liberación el mando, con la certeza de que la única posibilidad de sorprender al enemigo era envolver su retaguardia, ordenó el embarque de las fuerzas de la Primera Compañía al mando del capitán Pedrosa junto a una sección de ametralladoras de la V compañía al mando del teniente Antón Ordóñez.

El salto se realizó en la D-Z de Erkunt, la más cercana a Sidi-Ifni de las previstas en la operación. Al llegar a la zona de lanzamiento saltó el capitán Pedrosa como primero de la patrulla seguido por el resto de su compañía, siendo un éxito el salto sin que hubiera que lamentar ningún incidente, alcanzando los objetivos previstos y causando la retirada total del enemigo.

Tras la confección de la Orden General de Operaciones «LM5» (Operación Pegaso) firmada por la III Sección de Estado Mayor 3504/A, en el Cuartel General de Sidi Ifni a las 12 horas del 15 de febrero de 1958, donde con todo lujo de detalles en el cual un Informe trata de la 1ª parte de la organización del enemigo y su despliegue en las cotas 325/3937 y 2254 hasta el Adar Bugguit, ambos inclusive.

Para el desarrollo de la operación estaban la Agrupación «C» y «H», cuyo mando lo ejercía el entonces teniente coronel natural de Las Palmas de Gran Canaria.

La agrupación estaba compuesta por las unidades: Primera Bandera Paracaidista del Ejército de Tierra, una compañía de fusiles, una sección de ametralladoras y un pelotón de morteros de 81 milímetros el IV Tabor de Tiradores de Ifni, un destacamento del Grupo de Policía de Ifni, al mando de un oficial, una sección de zapadores de la Compañía Expedicionaria 6 de San Sebastián, dos radios de 15 watios, 3 radios, dos para sanidad, una ambulancia y una «pickup», cinco vehículos tipo comando y 15 camiones en el punto y hora que designe este mando.

La idea de la maniobra era alcanzar Tabelcut con la máxima rapidez e iniciar seguidamente el repliegue siguiendo la carretera costera, reconociendo el terreno y poblados próximos, así como proteger el flanco este de la sección anterior, ocupando el cordal que se extiende al norte del Buyarifen hasta el Uad Taguia.

Esta operación se inició a las 12 horas del «Día I» bajo la orden del teniente coronel Crespo del Castillo, iniciando el despliegue de la compañía para proteger la libre disposición de la carretera costera entre Said Yussef y Buyarifen, que serviría de protección a la columna de abastecimiento al punto de apoyo «C».

La misión viene detallada en el documento de la «Operación LM-5» donde detalla que la mencionada Agrupación «C» deberá ocupar sobre camiones la carretera de Tabelcut para alcanzar Sidi Abd Rachaman, Ercunt, Sidi Abd-Sbaar, Id Buchin y Tabelcut, así como reconocer los poblados próximos a Tabelcut, cercanos a la carretera costera y posteriormente replegarse sobre Sidi Ifni según la mencionada carretera.

El informe sobre el enemigo detalla que frente a las posiciones del Buyarifen el enemigo tenía unos 300 hombres constituyendo tres unidades tipo compañía, dotadas cada una de 3 fusiles ametralladores y dos morteros de 81 milímetros. Lo más posible era que el enemigo ofreciese una lógica resistencia, sin descartar el empleo de medios blindados y algunos contingentes humanos procedentes de Marruecos.

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