miércoles, 4 de diciembre de 2019

África en la encrucijada


Las tasas de matriculación en la enseñanza primaria en el África subsahariana han mejorado y han pasado de menos de un 60% en 1970 al 100% actual; sin embargo, las tasas de finalización y dominio de los estudios siguen siendo problemáticas, apenas por encima de un 60%, frente al promedio global de más de un 90%.


La tasa oficial de desempleo para el conjunto del África subsahariana, que es de un 8%, sólo supera ligeramente la media mundial de un 6%, pero el subempleo es mucho mayor. Muchos de los que dicen tener trabajo son autoempleados o tienen trabajos mal pagados. Los africanos trabajan para sobrevivir; pero, por lo general, son pobres.


Los 1.200 millones de personas que viven en África albergan grandes promesas. Son jóvenes: al sur del Sáhara, su edad media es inferior a los 25 años en todas partes, salvo en Sudáfrica. Están mejor educados que nunca: las tasas de alfabetización entre los jóvenes superan ahora un 70 por ciento en todas partes, salvo en una franja de países a lo largo del Sáhara. África es un continente ejemplificado por los prósperos centros comerciales de Nairobi y los bulliciosos puertos de Abiyán, así como por la disminución de los conflictos y la mejora de la sanidad.


El nivel de pobreza de África no ha dejado de disminuir (de un 61% en 1994 a un 43% veinte años después). Sin embargo, el continente alberga alrededor de la mitad de la pobreza extrema del planeta; y casi todos los estados frágiles del mundo, donde la reforma y la recuperación son muy precarias.


Tiene un largo camino que recorrer para recuperar las décadas perdidas de 1960, 1970 y 1980, en las que se disparó el desarrollo del Asia oriental, por poner un ejemplo regional. Dado el rápido crecimiento demográfico de la región, se necesitaría un crecimiento anual de un 5% sólo para evitar que aumente el número de pobres. La reducción a la mitad de la pobreza extrema en el 2015 requeriría un crecimiento anual superior a un 7%, junto con una distribución más equitativa de los ingresos.


No ha habido una transformación sustancial de la estructura de ingresos en la gran mayoría de los países del continente. De resultas, un 90% de los africanos sigue estando por debajo del umbral de ingresos de los 10 dólares diarios.


La mayoría de los países duplicarán su población en el 2050, y no puede hacerse casi nada para alterar esa realidad demográfica. Se calcula que la población del continente se duplicará con creces hasta alcanzar los 2.600 millones en el 2050 y que representará un 57% del crecimiento demográfico mundial.


Ese crecimiento rejuvenecerá a la mayoría de los países africanos, una tendencia que coincidirá con el envejecimiento del resto del mundo. Los africanos supondrán una porción cada vez mayor de los jóvenes del mundo: en el año 2100, representarán un 48% de las personas con 14 años o menos.

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