jueves, 13 de febrero de 2020

El crater de Darvaza


En 1971, cuando la república de Turkmenistán todavía era parte de la Unión Soviética, un grupo de geólogos soviéticos fue al Karakum en busca de campos petrolífero. Desafortunadamente para los científicos, estaban perforando encima de una bolsa cavernosa de gas natural que no podía soportar el peso de sus equipos. El sitio se derrumbó, llevándose su equipo, y el evento provocó el colapso de la roca sedimentaria del desierto en otros lugares, creando un efecto dominó que resultó en varios cráteres abiertos. El mayor es una vasta cavidad de 70 metros de diámetro y 30 de profundidad, conocida como el cráter Darvaza y ha estado ardiendo desde entonces. El gas que manaba del crater fue encendido por los geólogos para evitar males mayores.


El Karakum, o Black Sands, cubre el 80 por ciento de la república de Asia Central. En verano, las temperaturas se elevan a más de 50º C, mientras que en invierno caen a menos 20º C.


El cráter se encuentra a unas 161 millas (aproximadamente 4 horas en coche) de la capital turcomana Ashgabat.

En 2014 el explorador canadiense George Kourounis fue el primero en bajar al pozo de fuego.

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