martes, 5 de mayo de 2020
Voladura de los restos del "Cabo Machichaco"
SANTANDER
Voladura de los restos del vapor "Cabo Machichaco"
En nuestra anterior relación de la segunda catástrofe que la ciudad de Santander ha padecido por las materias explosivas contenidas en el "Cabo Machichaco", referimos punto por punto como sucedió la nueva desgracia, no tan grande como la primera en el número de muertes, pero de mayor consideración que aquella, porque no cabe duda de que pudo evitarse. El porqué no se evitó está por averiguar. Lo que si aseguran los que tienen conocimiento de las partes reservadas de este negocio, es que las personas peritas encargadas de examinarle fueron todas de parecer que el vapor debía volarse enseguida, mejor hoy que mañana, que en toda resolución había gran peligro, pero en dejarlo como estaba mayor que en ningún otro, porque podía producirse la explosión espontáneamente. Añaden que otras personas superiores a estas en autoridad, no científica, sino administrativa, atendiendo a diversas razones, opinaron de diferente manera, mandando que se hiciese lo posible por evitar la voladura, sacándose antes la carga que quedase, principalmente la peligrosa, y que de ningún modo se acudiese a aquel extremo sin avisar primero á Madrid para que aquí lo aprobasen.
Lo que debió hacerse, sin falta alguna, el 7 ó el 8 de Noviembre de 1893, hízose el 30 de Marzo de 1894, con cuatro meses y medio de retraso y á costa de la vida de veintidós personas y de heridas de otras varias.
Desde el 28, y aun desde antes, comenzaron á huir de Santander los habitantes, buscando refugio en Peña-Castillo, Solares, Astillero y otras lugares próximos. Muchos quedaron sin alojamiento. Para los pobres se levantó un barracón en el Sardinero (quinto grabado de la pág. 217).
El Alcalde publicó el día 29 un bando mandando que nadie pudiera transitar por la zona peligrosa, y que los que abandonaran sus casas dejasen apagados fuegos y luces, cerradas todos las puertas, los grifos de agua y el gas.
Colocáronse tropas donde se creyó necesario, acordonándose la zona peligrosa. El batallón de Burgos quedó en el cuartel, los Carabineros en la calle de Lope de Vega y los Ingenieros á disposición del Comandante del mismo cuerpo, para acudir con la mayor rapidez adonde ocurriera algún siniestro. Los presos de la cárcel fueron instalados en la Plaza de toros. (Véanse los grabados segundo, tercero y cuarto de la página citada.)
Del Ferrol había llegado el torpedero Condor. Nuestros lectores le conocerán en el grabado primero de la pág. 216.
En la bajamar del mismo día 29 se fondearon sumergidores para colocar torpedos en el fondo y costados del Cabo Machichaco, quedando todo preparado para la voladura. Algunos sujetos sospechosos, gente maleante que esperaba sin duda sacar algún provecho de la desgracia de Santander, fueran presos por la policía.
El 30 por la mañana amaneció la ciudad desierta y silenciosa. "El pueblo parece deshabitado", decía el Gobernador al Ministro de la Gobernación en telegrama de aquel día. Antes de las nueve colocáronse dos petardos de dinamita, el uno á pique del sumergidor de proa, con 9 metros de profundidad. y el otro con solos 5, rozando los cilindros por su cara de babor. El total era de 35 kilos de dinamita. La peligrosa operación de colocar estos torpedos puede verse en nuestros grabados tercero y cuarto de la pagina 216, Las autoridades presenciaban estos trabajos preparatorios desde el muelle de Pasajeros (véase el segundo grabado de la misma plana). Colocados por los jefes y oficiales de ingenieros los hilos conductores, según se ve en el grabado quinto, y anunciada la voladura con toques de clarín (grabado primero de la pag. 217), verificóse á las nueve y treinta y cinco la primera voladura, con perfecto resultado y sin daño de nadie.
Hiciéronse después otras explosiones aquel mismo día desde la casa de Auxilios del puerto, quedando completamente convencidos los señores de la Junta técnica y las autoridades de que entre los restos del Cabo Machichaco no había ya la menor cantidad de nitroglicerina. Muchos espectadores contemplaban las explosiones desde las rocas del semáforo, (Último grabado de la citada página.)
Los grabados que publicamos en la pág. 220 corresponden al segundo periodo de los trabajos. El primero representa la casamata construida para provocar las explosiones del segundo día. En el otro puede verse, merced á la fotografía instantánea, la principal de esas explosiones. La carga fué de 12 kilos de dinamita, y la columna de agua levantada, de 9 metros de alto.
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