miércoles, 4 de noviembre de 2020

Los talleres de la compañía de MZA

En la revista ADELANTE del 5 de septiembre de 1911 se describen los talleres de la MZA en Madrid.

Números pasados publicó esta Revista una información, á nuestro juicio interesante, de los talleres que la Compañía del Norte tiene establecidos en Valladolid. Recibimos por ella muchas felicitaciones, y con la animación que el éxito produce, hoy ofrecemos á nuestros lectores otra, información análoga: la de los talleres que en esta corte tiene montados la Compañía de Madrid á Zaragoza y á Alicante. El objeto que perseguimos, tanto en esta información como en la anterior, no es puramente informativo, no es ilustrar con unos cuantos grabados las líneas que nacen al correr de la pluma. Es algo más importante, más intenso, más profundo. 

Quizá los espíritus mediocres vean en este artículo una derivación clásicamente patriotera, que precisamente por su clasicismo ha entrado largo tiempo atrás en el campo de la ridiculización, Pero los ataques de la mediocridad no han de detenernos en nuestra empresa, no han de hacernos vacilar un punto siquiera. Es triste, es lamentable lo que en el concierto mundial de opiniones atribuyen á nuestro país, á este país cuya representación en el extranjero adquiere siempre las líneas de un majo ó de una chula con la navaja en la liga.

Parece que no nos significamos, que no podemos significarnos en otro orden de cosas, y esta afirmación es gratuita, tanto, que quien conozca un poco esta España, quien la visite con otras miras que la de adquirir panderetas y castañuelas, cambiará radicalmente de opinión.

Barcelona, Bilbao, Santander, Gijón, Sevilla, Toledo, Trubia, Béjar, Valladolid y otras tantas poblaciones españolas donde la actividad industrial ha adquirido un desarrollo enérgico é intensivo, dan buena prueba de que nuestro país es cosa, distinta de lo que allende la frontera se supone.


Sería vanidad considerarnos á la altura de Alemania, donde la industria ha adquirido una importancia increíble, ó á la de los Estados Unidos, que si no se significan por sus iniciativas, al menos imitan fácilmente, mejorando muchas veces lo que imitan, ó á la de Inglaterra, donde las industrias en general progresan á pasos agigantados. Ahora bien; si en la comparación con los países mencionados resultamos ensombrecidos; no es tanta nuestra insignificancia para que compartamos la opinión de quienes en una rápida visión de nuestros pueblos, forman juicio definitivo que se traduce en diatribas y en especies injuriosas.

Si se nos permite un símil de Física, diremos que sin llegar a la luz, tampoco nos internamos en la sombra: nos quedamos en la penumbra.

Madrid se ha industrializado. Basta una rápida ojeada desde punto lejano para comprenderlo. Una numerosa serie de altas chimeneas rompiendo la monotonía de los tejados, vomitan humó que se destaca en la neblina propia de las ciudades donde se mueve una gran población.

Cada una de aquellas chimeneas es de una fábrica, y el visitante, que imparcialmente mire hacia la capital de España, no puede menos de exclamar:

—¡Madrid es cosa distinta de lo que me había figurado!

Y entre esas altas espigas de ladrillos, dos se levantan en la parte más baja de la población á manera de avanzadas.

—¿De dónde son?—pregunta el visitante.

—De los talleres que la Compañía del Mediodía tiene para atender á las necesidades de su explotación y tráfico cada vez más creciente.

La visita es la consecuencia inmediata de la curiosidad natural salpicada de dudas, y están las tales dudas basadas en esas mismas leyendas que se complacen en amontonar sobre nuestro país. Por eso el visitante, con ligera ironía, expone el deseo de recorrer los talleres de la Compañía mencionada. Cuando ya dentro de ellos, la admiración ocupa el lugar que antes monopolizaba la duda, cuando se recorren los talleres de calderería, montaje, tornos y ajustaje, fraguas, fundición, carpintería y ebanistería, pintura y puentes y básculas, así como las dependencias secundarias anexas á estos talleres, cuya descripción ocupará nuestro cuidado en el próximo número, nuevamente él visitante exclama:

—Madrid es cosa distinta de lo que me había figurado.

Después viene la observación de detalles, la apreciación de los trabajos, la admiración á los obreros que en falanjes nutridas hacen mover hierros, volantes, correas, frenos, palancas, herramientas, construyendo coches de viajeros, que son obras acabadísimas, y reparando máquinas, en forma tal, que las antiguas conviértense en modelos novísimos por su potencia de velocidad y arrastre. Y esos obreros, que no tienen la fama de los belgas ó de los ingleses, trabajan con fe, con entusiasmo por una industria nacionalizada que avanza en vigorosos empujes, que avanzará aún más si las remuneraciones aumentan, premiando el trabajo obscuro que se desarrolla en unos talleres donde el ruido de cien máquinas atruena el espacio y donde los hierros rojizos se deshacen en lluvia de chispas al ser machacados sobre el yunque... 

¿La descripción dé los talleres? Perdona, lector. Es materia demasiado extensa para describirla en este número donde la pluma corrió quizá más de lo que debiera. Y así en el siguiente número de ¡ADELANTE!..., ocuparemos tu atención con lo que pudiera denominarse parte técnica de los talleres.

En la revista ADELANTE del 15 de septiembre de 1911 se continua la descripción de los talleres de la MZA en Madrid.

Los talleres generales de la Compañía de Madrid á Zaragoza y á Alicante fueron construidos en los años 1856 á 1858 para reemplazar á los que en aquella época había en Aranjuez, pertenecientes á la antigua Compañía de Madrid á Aranjuez.

El desarrollo de dichos talleres ha seguido el mismo curso que el aumento de tráfico de la Compañía; pero desde hace diez años, la necesidad de ofrecer al público un servicio de trenes esmerado, tanto en máquinas de modelos potentes para el aumento de velocidad y aumento de mayor tonelaje, como en vehículos dotados de todas las comodidades del confort moderno, ha obligado á multiplicar las instalaciones existentes é implantar otras nuevas de que antes carecían, en forma tal, que hoy se encuentran dotados de maquinaria é instalaciones de las más completas, que permiten fabricar una gran parte de los materiales necesarios para la explotación en general, y que antes tenían que adquirirse en el extranjero. Estos talleres, instalados especialmente para la gran reparación del material móvil y motor y de las piezas necesarias para ella, fabrica también piezas de repuesto para su gasto, el de las pequeñas reparaciones que se ejecutan en los depósitos de locomotoras y recorridos del material móvil y el de la reparación general de todo lo que corresponde al servicio de material y tracción, ó sea á las locomotoras, ténders, coches, furgones, vagones, etc. También efectúan para los demás servicios de la Compañía, como los de vía y obras, minas y explotación, los trabajos que exigen elementos de los cuales no disponen en sus talleres especiales.


En dichos talleres se ha construido también material nuevo, como vagones, furgones y coches, siempre que la importancia del trabajo de reparación lo ha permitido, elevándose el número de construcciones en la fecha actual á más de 2.000 vehículos.

Las instalaciones y maquinarias de estos talleres les permiten, en igual forma que á las grandes casas de construcción que piden ciertas piezas especiales á otras fábricas, construir también locomotoras y ténders, y si hasta ahora no se han hecho, es debido al mucho trabajo que requieren las reparaciones generales, pues es muy corriente el rehacer casi por completo las locomotoras que entran en ellos para reparar.

Esta importante dependencia está dividida en las nueve secciones siguientes: fraguas, calderería, fundiciones, ajuste y tornos, montaje, carpintería, cerrajería, pintura y guarnecido, dedicándose las cinco primeras especialmente á las reparaciones de locomotoras y ténders, y las cuatro restantes á los coches, vagones y furgones. Cuenta con una red completa de vía con sus placas giratorias y carros transbordadores para la circulación del material entre los diferentes edificios y el interior de ellos, tanto para el material á reparar como para el transporte de las piezas al pie de la obra por medio de carros de diferentes tipos, apropiados todos á sus destinos. Para las maniobras de carga, descarga y levantado disponen de cinco grúas fijas, 4 grúas móviles, una grúa móvil de vapor de siete toneladas, dos puentes grúas eléctricos de 10 toneladas con tres motores cada uno, y otros dos de 30 toneladas con cuatro motores por unidad, siendo estos cuatro puentes de los tipos más perfeccionados, y además con diversidad de aparatos fijos y portátiles de potencias varias, repartidos en los talleres. 

Existen también cinco motores eléctricos que reciben la corriente de la «Gasificación Industrial», y en caso de necesidad de la fábrica central de la estación, y dos máquinas de vapor alimentadas por tres calderas, elementos con los cuales se asegura una fuerza motriz de 400 caballos; cuatro dinamos, movida cada una por su máquina de vapor, con fuerza de 200 caballos, aseguran el alumbrado; 46 fraguas, 12 hornos diversos, tres cubilotes de fundición, cuatro ventiladores, tres martillos pilones, un puesto de soldadura autógena, un grupo hidráulico completo, un grupo de aire comprimido y 285 máquinas-herramientas de clases varias completan los medios de producción, y esto sin contar las máquinas portátiles y las pequeñas herramientas perfeccionadas empleadas en los talleres modernos. 

Entre las citadas secciones, dotadas cada una de los elementos necesarios referidos anteriormente en general, merece especial mención el gran edificio para nuevo taller de calderería y montaje, que mide 2.000 metros cuadrados y fué construido en los años 1903-1904, cuyas instalaciones modernas de gran producción, sustituyendo y ampliando las antiguas y defectuosas con que se contaba anteriormente, tales como grandes puentes, carros transbordadores de calderas, bastidores y grandes piezas; grupo hidráulico para el remachado de todas clases y especialmente de las calderas y cajas de fuego de locomotoras, compuesto de compresor, acumulador, remachadoras (una de ellas de 4'25 metros de luz) y una prensa de 150 toneladas con su horno y grúa correspondientes para el estampado de toda clase de placas; otro pneumático para los trabajos diversos de calderería y montaje con su compresor y demás útiles necesarios, grandes máquinas, tijera-punzón, curvadora para grandes placas de caldera y otras máquinas para trabajos varios de este taller, le hacen ser el primero y de mayor importancia establecido en las grandes Compañías de ferrocarriles españoles. 

El Consejo de Administración, á propuesta de la Dirección general, tiene aprobado un plan de ampliación y mejoras de los elementos productores en todas las referidas secciones para irlo ejecutando por el orden de urgencia necesaria, con el fin de atender debidamente al mayor número de reparaciones que exige el creciente aumento del tráfico, para lo cual cada año concede créditos importantes, tanto para la adquisición de nuevas máquinas-herramientas de las más perfeccionadas, como para las instalaciones nuevas, siendo la última un gran almacén con capacidad para alojar 5.000 metros cúbicos dé maderas de todas clases que se emplean para reparaciones, que se halla terminado. 

El incremento que han tomado estos talleres puede considerarse teniendo en cuenta que el número de operarios, peones y aprendices, que era de 485 en el año 1870, aumentó á 670 en el de 1880, á 870 en 1890, á 955 en 1900 y á 1.265 en .1910. Este personal, ocupado en los trabajos de su especialidad en las diferentes secciones señaladas, presta sus hábiles y excelentes servicios dirigidos por sus jefes respectivos, los que procuran siempre armonizar lo mejor posible las relaciones é intereses entre ellos y la Compañía, existiendo, como consecuencia de esto, un trato de franca cordialidad entre las dos citadas partes, por lo cual esta última ha procurado y procura establecer las mejoras más beneficiosas posibles para sus obreros, según lo permite la situación financiera de la misma, estableciéndolas de un modo general para todos los agentes fijos (sean ó no de plantilla) afectos á los diferentes servicios, forma no adoptada en la mayor parte de las Compañías nacionales y del extranjero.

En corroboración de lo expuesto, indicaremos la forma de empleo de sus obreros y las mejoras otorgadas á que anteriormente nos referimos, detallándolas en términos generales. Los operarios de estos talleres tienen el trabajo asegurado todo el año y mientras puedan prestar servicio, ya sea por administración ó á destajo, obteniendo ascensos semestrales una importante cantidad de ellos. Entre las diferentes concesiones, la más importante de todas es la que se les otorgó en 1.° de Enero de 1900, en que al organizar el Fondo de Retiro se hicieron extensivos sus beneficios á todo el personal obrero fijo de la Compañía, y en caso de fallecimiento á sus esposas é hijos menores, sin que para ello estén sujetos á ningún descuento, concesión que fué aprobada sin perdonar sacrificio alguno y que permite aliviar la situación de todos los obreros cuando por su avanzada edad y agotamiento físico se encuentran inútiles para todo trabajo. 

- Además de las pensiones establecidas por el Fondo de Retiro, se conceden socorros, en caso de inutilidad física, á todos los obreros que no lleven el tiempo de servicio reglamentario para obtener su jubilación, y en caso de fallecimiento de éstos á sus esposas é hijos menores. La ley de Accidentes del Trabajo se cumple con la mayor liberalidad, abonando jornal entero á los operarios lesionados, en vez de medio jornal á que la citada ley obliga.

En los casos de enfermedades comunes se abona á los obreros medio jornal durante un período de tiempo prudencial, sin que para ello se les haga descuento alguno, sino exclusivamente como gracia especial concedida por la Compañía. Desde 1903 se halla establecido un economato que les facilita en buenas condiciones, y á los precios más económicos posibles, comestibles y lencería, así como también calzado que reintegran en tres plazos, y vestuario, que les es descontado en doce meses. En caso justificado, y con el fin de evitar que el personal obrero tenga que recurrir al préstamo usurario, se le conceden anticipos equivalentes á tres meses de jornal, que reintegran en quince meses sin interés ninguno. También disfrutan para viajar de billetes gratuitos para ellos por toda la red, y muy recientemente les ha sido otorgada la concesión de pases pata sus familias á un precio muy reducido, ampliando esta concesión á parientes que anteriormente no tenían derecho á ello. 

La Compañía, en su constante deseo de mejorar todo lo posible la situación del personal obrero, estudia continuamente la manera de hacerlo en forma que sea compatible con su situación, como lo prueba una orden dictada recientemente concediéndoles gratificaciones semestrales cuando se trata de agentes de sueldos inferiores, siempre que tengan cuatro hijos ó más, extendiéndose la cuantía de esta gratificación á medida que el número de hijos va siendo mayor. Tienen también instalado un comedor con mesas y bancos, situado á la puerta de los talleres, donde pueden calentar sus meriendas y resguardarse de la intemperie durante las horas de descanso del medio día. 

Todas estas ventajas y otras muchas que los operarios de los talleres generales de la Compañía de Madrid á Zaragoza y á Alicante disfrutan, de las cuales carecen los obreros de las demás industrias, hacen que el personal, aun de jornal más reducido, pueda hacer frente mejor á sus necesidades, y buena prueba de ello es que el número de solicitudes de admisión aumenta considerablemente, siendo en la actualidad más de seis mil las inscriptas de todos los oficios aplicables á sus trabajos. 

Hemos descripto á grandes rasgos los talleres de la Compañía de M. Z. A., como prometimos hacerlo en nuestro anterior número. De la importancia de los mismos y del papel que representan en la industria española, nuestros lectores juzgarán. Únicamente hemos de indicar aquí que sólo ellos bastan para asegurar la vida de numerosas familias, y que allí se trabaja con aquel contento que nace de la armonía que reina entre el que manda y el que obedece. Conforta el ánimo realizar una visita detenida á tan admirables dependencias, donde reina el orden natural que preside un trabajo realizado en buenas condiciones y donde el obrero siente la interior satisfacción. 

No terminaremos sin hacer mención de la inteligencia con que dirige los referidos talleres el competentísimo Ingeniero que se halla al frente de los mismos, que al mismo tiempo que pone todos sus afanes en hacer que éstos se hallen á la altura de los más importantes del extranjero, se desvela constantemente en proponer á la superioridad todas aquellas ventajas que redunden en beneficio de los obreros, que ven en él, á la vez que al Jefe, al compañero cariñoso que cuida que sean recompensados los sacrificios que realizan en pro de la buena marcha y del orden allí jamás perturbados. Hállase secundado como merece en su alta dirección el mencionado Ingeniero, por un brillante número de contramaestres ó jefes de taller, que con su celo y actividad hacen que estos talleres sean un centro de producción que nada tiene que envidiar á los mejor establecidos. Del personal en general, ¿que hemos de decir? 

Allí se ven por todas partes habilísimos obreros que compiten y aun aventajan á los mejores del extranjero, que reciben con sonrisas al visitante, instándole para que presencie los notables trabajos que realizan.

Desde el modesto peón hasta el significado oficial á cada cual se le ve cumplir su misión con el propio celo que si se tratara de cosa suya propia, prueba plena, como antes decimos, de la satisfacción que sienten al prestar sus servicios en aquella casa que mira por ellos durante su vida de trabajo y sigue cuidándose de protegerlos en su vejez, cuando ya no pueden dedicarse á sus faenas habituales para ganarse el sustento.

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