En 1830, Jules y Edourard Verreaux, naturalistas franceses, desenterraron un cuerpo en el sur profundo de África. Lo disecaron y se lo llevaron a París. El hombre disecado acabó en Banyoles, en 1916, de la mano del naturalista Francesc Darder. Se exhibió durante décadas como un bosquimano del Kalahari botsuanés, generó un gran escándalo internacional en los noventa, y en 2000 fue repatriado para ser enterrado en Botsuana, aunque pronto surgieron dudas sobre si ese era su verdadero origen.
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