domingo, 4 de diciembre de 2022

¡Más gas, es la guerra!

En una escena de «los hermanos Marx en el Oeste», en la que acaban por quemar todo el tren para alimentar la máquina de vapor, Groucho Marx grita aquello de «¡Más madera, es la guerra!». Ahora nos ocurre algo similar, pero con el gas.


Tras más de un año con unos precios del gas natural sin precedentes, a finales del pasado octubre el precio mayorista de este combustible pasaba brevemente a números negativos en el índice de referencia holandés. Durante una hora, los proveedores del hidrocarburo estuvieron dispuestos a pagar cerca de 16 euros a cualquier cliente que se quedara con el equivalente a 1 megavatio hora (MWh). ¿El motivo? Gran parte de los depósitos europeos estaban al límite de su capacidad y los buques metaneros que transportaban gas natural licuado (GNL) hacían fila en los puertos sin poder descargarlo. A 50 días del temido invierno, no había donde meter más gas. Este breve episodio puntual no quita el hecho de que el precio medio al contado del gas continúe rondando en estos momentos los 50 euros por MWh, más del doble del que tenía al inicio de la crisis energética que comenzó en 2021. 

Pese al inicio de la invasión de Ucrania el pasado 24 de febrero y a la oleada de sanciones contra Moscú, los países de la UE continuaron comprando gas ruso en grandes cantidades durante los meses posteriores. De hecho, pese a los elevados precios, los Veintisiete a menudo realizaron compras a un ritmo mayor al de antes de la guerra.


Si se observa el gráfico anterior se puede ver que entre mayo y junio el gasoducto Yamal dejó de enviar gas a Europa. El Nord Stream dejó de hacerlo en septiembre. En octubre más de la mitad del gas que llegaba a Europa lo hacía a través de los gasoducto ucranianos. ¿Cuánto dinero pagará Rusia a Ucrania por este tránsito? Al comercio no lo paran las guerras. 

La dinámica continuó hasta el mes de junio, cuando Gazprom comenzó a reducir drásticamente el flujo a través del Nord Stream. Esta disminución continuó agravándose hasta el cierre completo de este gasoducto el pasado mes de septiembre, y posteriormente por el sabotaje que lo dejó inutilizado.

El resultado final es que los flujos diarios desde Rusia hacia la UE se han reducido en torno al 80%, lo que supone un desafío mayúsculo de cara a rellenar los depósitos después de que se vacíen de forma considerable a lo largo de este invierno. Más del 40% del gas almacenado actualmente en Europa procede de Rusia. La caída repentina de los precios se revertirá con la misma vertiginosidad tan pronto como la demanda vuelva a aumentar en 2023.

Los grandes productores de gas natural, incluido EEUU, han dejado claro que no existen grandes proyectos nuevos de GNL a nivel mundial para 2023. Por lo tanto, no se espera que aumente el suministro.

Con una parte de la población sometida a confinamientos, la actividad económica china se ha visto reducida de forma en 2022, provocando a su vez una caída considerable en la adquisición de GNL. Durante el verano, las compras de este combustible en China se redujeron un 14%, la mayor caída desde que el país comenzó a importar el hidrocarburo licuado en 2006.

Un despertar de la economía china devolvería al país su sed de gas natural, provocando un rebote similar —aunque a menor escala— al que dio comienzo a la crisis energética en 2021 debido al desequilibrio entre oferta y demanda. 

¿De dónde procede el gas que consume Ucrania? 

Tras la anexión de la península de Crimea por parte de Rusia en 2014, Ucrania interrumpió las importaciones directas de gas de Rusia y las sustituyó por suministros procedentes de otros países europeos. Sin embargo, gran parte de las cantidades importadas se originan igualmente en Rusia y llegan a Ucrania a través de flujos inversos.

Infraestructura gasística ucraniana

Con 72 estaciones de compresión, la red de transporte de gas de Ucrania incluye casi 28.000 millas de tuberías y 13 instalaciones de almacenamiento subterráneo con una capacidad total de 1,1 Tcf (Billones de pies cúbicos, equivalente a 28.000 millones de metros cúbicos), lo que sitúa al país como el segundo mayor por capacidad de almacenamiento de Europa y Eurasia, por detrás de Rusia.

Ucrania cuenta con la mayor infraestructura de tránsito de gas del mundo que permite a los mercados europeos recibir entre 2,9 y 3,3 Tcf de gas natural ruso al año, lo que suponía antes de la guerra cerca del 35% del consumo.

Alemania, Austria, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Moldavia, Polonia, República Checa, Rumanía y Serbia recibían gas ruso a través de Ucrania. En el pasado, las disputas entre ambos países ya habín provocado interrupciones en las exportaciones de gas.

Dos grandes sistemas de gasoductos transportan el hidrocarburo ruso a través de Ucrania hacia Europa Occidental. El gasoducto Bratstvo, que se origina en el yacimiento de Urengoy, cruza de Ucrania a Eslovaquia y se divide en dos direcciones para abastecer a los países del norte y del sur de Europa. El gasoducto Soyuz, que nace en el pozo de Orenburg, enlaza los gasoductos rusos con las redes de Asia central y suministra volúmenes adicionales a países del centro y norte de Europa, como Eslovaquia, Hungría y Rumanía. Otro tercer gran gasoducto conecta el gas ruso con los países balcánicos y Turquía.

Rusia, por su parte, impulsó los gasoductos TurkStream y Nord Stream con el objetivo de evitar el tránsito por Ucrania para disminuir su papel clave como suministrador.

A mediados del pasado mes de mayo Ucrania detuvo el flujo de gas a Europa desde una zona ocupada por Rusia. El operador ucraniano afirmó que el tránsito de este hidrocarburo estaba en peligro y pidió a Gazprom que lo recondugera por otro punto en territorio controlado por Kiev. El consorcio ruso respondió que ers “técnicamente imposible”. 

Ucrania detuvo el flujo de gas a través de una estación de la provincia oriental de Lugansk, en la región de Donbás, entonces en poder de las fuerzas de Moscú. Desde la ruta de interconexión de Sojranivka y por el punto de compresión ahora comprometido de Novopskov, en Lugansk, circulan alrededor de un tercio de las exportaciones de gas ruso a Europa a través de Ucrania. 

El suministro de gas en la UE

En 2021, la UE importó el 83 % de su gas natural.

Desde la invasión rusa de Ucrania, las importaciones de gas de Rusia a la UE se han ido refuciendo. Esta reducción se ha compensado, principalmente, con un acusado aumento de las importaciones de gas natural licuado (GNL), en particular de los EE. UU.

Otros países que suministran gas a la UE (aparte de Rusia) son Noruega (más del 22 % de las importaciones en el primer semestre de 2022) y Argelia (más del 10 % en el primer semestre de 2022). El GNL representó más del 25 % en el primer semestre de 2022, procedente principalmente de EE. UU., Qatar y Nigeria.

Entre enero y agosto de 2022, las importaciones de GNL procedentes de los Estados Unidos representaron casi 40 000 millones de metros cúbicos, casi el doble de la cifra total de 2021 (más de 22 000 millones de metros cúbicos).

En 2021, los 27 países de la Unión Europea consumieron 412 000 millones de metros cúbicos de gas. El gas se utiliza principalmente para la generación de electricidad, la calefacción doméstica y los procesos industriales. Más del 30 % de los hogares de la UE utilizan gas para la calefacción.


En los primeros días de guerra

Los flujos de gas ruso a Europa se dispararon hasta el nivel más alto desde diciembre en las 48 horas posteriores al inicio de la guerra. El exportador estatal ruso Gazprom PJSC dijo que los suministros aumentaron debido a un mayor número de pedidos de clientes europeos, y durante algún tiempo se reanudaron los envíos a través de otro importante gasoducto ruso que atraviesa Bielorrusia y Polonia y que termina en Alemania, tras un paro de dos meses. En esos momentos Moscú siguió pagando a Kiev en su totalidad por el tránsito del combustible a Europa.

Lo que España compra a Rusia

Desde el inicio de la guerra (del 24 de febrero al 24 de agosto) España ocupó el tercer puesto entre los países importadores a nivel mundial, pagando más de 1.500 millones de euros a las arcas del Kremlin, solo por detrás de Francia y Bélgica. Entre los mayores importadores de la UE, juntando todo tipo de combustibles (carbón, petróleo, gas natural licuado y gas de gasoducto) estaban Alemania (19.000 millones), Países Bajos (11.100 millones), Italia (8.600 millones) y Polonia (7.400 millones). España, por su parte, pagó 3.300 millones entre todos los combustibles.

Las importaciones españolas de combustibles fósiles rusos aumentaron en julio y agosto, en comparación con los meses anteriores, impulsadas por un aumento de las importaciones de GNL. En estos dos meses, España fue el mayor importador de GNL ruso del mundo, pagando unos 747 millones de euros. La generación de electricidad a partir de gas incrementó considerablemente en España en julio y agosto debido a la ola de calor y a la sequía, que aumentaron la demanda de energía y afectaron a la producción hidroeléctrica.

Desde el inicio del conflicto España duplicó las compras de gas ruso, de acuerdo con los datos que aportan los boletines mensuales de Enagás (Empresa Nacional del Gas): pasa de los 2.174 gigavatios hora (GWh) a los 5.317 GWh. Los repuntes más importantes fueron en los meses de junio y julio, impulsados por el desvío a nuestro país de dos buques de GNL después de pararse por mantenimiento cuatro plantas de regasificación en Francia.

Perspectivas

Desde la invasión de Ucrania, India y China se han convertido en compradores mucho más grandes de crudo ruso.


A su vez, los países que solían vender más petróleo a India y China, como Arabia Saudita, Irak o Angola, pueden vender más petróleo a Europa. Eso conduciría a una “reorganización global del mercado energético”, dijo Aleksashenko, en la que el petróleo ruso simplemente se desvía a nuevos mercados en lugar de ser cortado.

Todavía no está claro cuánto dinero generará Rusia en última instancia a partir de sus ventas de petróleo. Como la demanda de sus productos en otros lugares ha caído, Moscú se ve obligada a vender su petróleo a India y China a un precio reducido. Los países occidentales ahora están tratando de introducir un tope de precios que limitará aún más la cantidad de ingresos que Moscú puede obtener de cada barril de petróleo vendido.

Hasta ahora, los precios más altos de la energía han compensado esos efectos. Los precios de los petróleos de referencia como el crudo Brent y los Urales, variedades de petróleo crudo muy comercializadas que sirven como precios de referencia globales para compradores y vendedores de petróleo, han caído en los últimos meses. Pero debido a que los precios de la energía estuvieron elevados durante gran parte de este año, Rusia en realidad recibió más dinero de las ventas de petróleo y gas en términos de dólares de marzo a julio que en años anteriores, según la Agencia Internacional de Energía.

Aparte de la energía, Rusia también sigue siendo un exportador líder de otros productos básicos esenciales, que van desde fertilizantes, amianto y reactores nucleares hasta trigo. Los fabricantes de automóviles internacionales todavía dependen de Rusia para el paladio y el rodio para fabricar convertidores catalíticos. Las plantas nucleares francesas dependen del uranio ruso, mientras que Bélgica sigue desempeñando un papel clave en el comercio de diamantes de Rusia.




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