lunes, 3 de abril de 2023

Periodos de sequía

En el quinto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, 2012) se muestra la siguiente definición de sequía meteorológica: “Periodo de condiciones anormalmente secas durante suficiente tiempo para causar un desequilibrio hidrológico grave”, y se insiste en que todo periodo con déficit anormal de precipitación se define como sequía meteorológica. 

La OMM en el documento de vigilancia y alerta temprana de la sequía (WMO, 2006), destaca la gran variabilidad de las precipitaciones de un lugar a otro, tanto en cantidad, como en su distribución temporal y espacial, y advierte de que las definiciones que se generen en el tema de las sequías también deben responder al tipo de actividad humana ya que los efectos de una sequía varían según los sectores. En dicho documento se muestra una clasificación de la sequía en cuatro tipos: meteorológica, agrícola, hidrológica y socioeconómica.

En la definición de sequía meteorológica en el citado documento (WMO, 2006) se vuelve a expresar la misma idea indicada en el quinto informe IPCC (2012): “La sequía meteorológica se produce a partir de un umbral de déficit de precipitación que se alcanza durante un periodo de tiempo previamente determinado. El umbral escogido y el periodo de duración variarán según el lugar y en función de las necesidades de los usuarios y de sus actividades”.

Sequía de 1975-1976. 

La sequía durante el periodo que va desde noviembre de 1975 a diciembre de 1976 resultó ser un evento de corta duración y afectó principalmente a la mitad oeste peninsular y a la cuenca del Pirineo oriental, con valores de SPI por debajo de -1 en todas ellas. Por el contrario, no afectó a las cuencas del Ebro, Júcar y Segura, donde incluso podemos hablar de un periodo húmedo ya que los valores del SPI en estas últimas alcanzaron valores superiores a 1 e incluso llegaron a estar cerca del 2 en la cuenca del Segura. Es quizás por la precipitación en estas cuencas por lo que la sequía a nivel de la España peninsular no fue tan severa y duradera. 

Sequía de 1982-1984. 

El periodo de sequía de febrero de 1982 a noviembre de 1984 no fue una sequía de una duración extraordinaria, pero su intensidad fue moderada ya que los valores del SPI llegaron a alcanzar el valor de -2 para la España peninsular entre los meses de mayo y julio de 1983. Destaca su gran extensión ya que en todas las zonas características o grandes cuencas se pudo observar un periodo de sequía acorde con los valores del SPI36 meses.

En cuanto a los valores del SPI36 meses alcanzados en las cuencas hidrográficas, destacan los valores bajos llegando a superar el -2 en todas las cuencas con las excepciones de las del Norte, Ebro y Pirineo oriental, destacando el valor de -2,3 alcanzado en la cuenca del Segura. Asimismo, destacaron valores bajos también en el SPI a 12 meses, como en el caso de la cuenca del Guadalquivir, con un valor extremo, que es el más bajo de la serie, de -2,5 en noviembre de 1981, dato que anticipaba el comienzo de la sequía en los meses siguientes. El año hidrológico para la España peninsular de 1980-1981 fue el quinto más seco de la serie que empieza en 1961. Esto sumado a que los dos años siguientes también resultaron secos fue lo que contribuyó a este periodo de sequía. 

Sequía de 1987-1988. 

La sequía de mayo de 1987 a junio de 1988 se caracterizó por su corta duración y escasa magnitud. Las principales cuencas afectadas fueron las del Ebro, Sur, Júcar, Segura y Pirineo Oriental. Aunque sus efectos pueden observarse en el SPI36meses, alcanzando el valor de -1 en mayo de 1987 para luego recuperarse.

Analizando las diferentes zonas características o grandes cuencas observamos que los valores negativos de SPI en algunas cuencas son debidos a la sequía que arrastran de los años anteriores, y aunque son negativos en estos años van aumentando haciéndose más positivos, permitiendo que la sequía allí
se empiece a recuperar. Es en la cuenca del Ebro donde el SPI36 meses llega a registrar un valor de -2,3 en mayo y junio de 1987, viniendo del segundo año hidrológico más lluvioso de la serie en dicha cuenca (1987-1988) y pasando al cuarto más seco (1988-1989) desde 1961. El año hidrológico 1988-1989 destaca también como el más seco de la serie en las cuencas del Norte y noroeste y del Guadalquivir, a pesar de que en ellas no se registró un periodo de sequía, pero contribuyeron a que sí se viera reflejado en el total de la España peninsular.

Sequía de 1991-1996. 

La sequía de los años 1991 a 1996 se caracterizó por su larga duración y por su extensión, ya que se vieron afectadas la gran mayoría de las cuencas peninsulares excepto las cuencas Norte y Noroeste y la del Pirineo oriental. La cuenca Norte venía arrastrando una sequía previa a este periodo, con un valor de SPI36 meses de -2,7 en agosto de 1991, pero se fue recuperando hasta alcanzar valores positivos debido a las lluvias por encima de lo normal en esos años. Por el contrario, la cuenca del Pirineo oriental mantuvo niveles positivos del SPI36 meses durante la mayor parte de este intervalo de tiempo.

A nivel global, el SPI36 meses en la España peninsular alcanzó un valor mínimo de
-2,5 a finales de octubre de 1995, siendo el año hidrológico de 1994-1995 el tercero más seco de la serie desde 1961. Igualmente se puede observar en el resto de las cuencas hidrográficas, con valores de SPI36 meses en todas cercanos a – 2,5. De hecho, las cuencas del Duero, Ebro, Tajo, Guadiana, Guadalquivir, Júcar y Sur registraron el mínimo de SPI36 meses histórico durante estos años y la
cuenca del Segura solo había registrado un valor inferior durante la sequía acaecida durante los años 80.
En cuanto a años hidrológicos, a pesar de que solo las cuencas del Segura y Sur registraron en este periodo su año hidrológico más seco, tanto la España peninsular como todas las demás cuencas tuvieron varios de los años hidrológicos más secos de la serie desde 1961, factores que hicieron que esta
sequía, a pesar de no ser la más intensa, se extendiera durante un periodo tan
largo de tiempo. 

Esta sequía, que se inició en la primera mitad de los 90 en la mayor parte de España, fue el detonante para la elaboración del Plan Hidrológico Nacional, aprobado en 2001. Un plan que contempla un sistema de indicadores de sequías, planes especiales y de emergencia y cuya medida más notoria fue el polémico trasvase del Ebro, que nunca se llegó a llevar a cabo.

Sequía de 2000-2001. 

Si aplicamos el análisis a los valores del SPI36 meses, se puede observar que se produjo una sequía durante el periodo de noviembre de 2000 a febrero de 2001, aunque fue de poca magnitud ya que el SPI36 meses no bajó de -1 y el periodo de tiempo tampoco fue relativamente extenso ya que se limitó a cuatro meses. 

Al tratarse de un periodo de corta duración, resulta también conveniente analizar el índice SPI12 meses, ya que es ahí donde se presentan valores por debajo de -1 desde diciembre de 1998 y que no se hacen positivos hasta diciembre de 2000, periodo que coincide casi con el final de la sequía meteorológica que nos proporcionaba el análisis del SPI a 36 meses. En cuanto a su distribución espacial, las cuencas más afectadas fueron las del Júcar, Segura y Pirineo oriental, con valores de índice SPI a 36 meses de -1,9, -1,4 y -1,7 respectivamente.

Sequía de 2005-2009. 

Observando el índice SPI36 meses, se obtiene una duración estimada de esta sequía que va desde diciembre de 2005 a diciembre de 2010, lo que la clasifica entre las más largas de la serie junto a la de los años 90.

Aunque su intensidad no se ve bien reflejada en la escala de 36 meses ya que no se obtienen valores inferiores a -2, sí que se puede apreciar a partir de los valores del SPI12 meses que en algunos meses pudo ser intensa ya que este índice alcanza el valor de -2,6 en septiembre del 2005, y es el valor mínimo de toda la serie SPI12 meses que comienza en 1961. De hecho, el año hidrológico 2004-2005 es el año más seco de su serie, con una precipitación total para la España peninsular de 415 mm, en torno a un 35 % menos que el valor normal del periodo 1981-2010.

Aplicando el mismo análisis a las diferentes cuencas hidrográficas, en todas ellas obtenemos valores negativos del SPI36 meses, siempre por debajo de -1 salvo en el caso de la cuenca del Segura que llegó a -0,8. Esto confirma que esta sequía, a diferencia de otras anteriores, afectó a todas las regiones sin excepción. De hecho, observando la evolución del SPI12 meses para cada una de las cuencas, se pone de manifiesto esta extraordinaria intensidad alcanzándose valores mínimos de la serie en las cuencas del Tajo, Ebro, Guadiana y Pirineo oriental. 

En el estudio de Mestre y Moreno (2009) se muestra como esta sequía 2005-2010 que se ha determinado en base al valor del SPI36 meses, incluye al menos dos periodos de escasez de precipitaciones extraordinarios a escala de 12 meses correspondientes al año hidrológico 2004-2005 y al 2007-2008.

Sequía de 2017-2018. 

Entre abril de 2017 y finales de 2018, fecha utilizada en el estudio, la sequía afectó a todo el territorio, siendo especialmente de larga duración en las grandes cuencas de la vertiente atlántica del Tajo, Guadiana y Guadalquivir donde los valores del SPI36meses tomaron valores inferiores a -1 desde los primeros meses del año 2016. Esta sequía también fue muy intensa en la cuenca del Pirineo oriental, donde los valores del SPI36meses alcanzaron valores de -2,3 en diciembre de 2017.

En el resto de las cuencas, aunque no llegaron a esos mínimos, los valores del índice para un periodo de 3 años oscilaron entre el -1 en la cuenca del Júcar y el valor de -1.9 alcanzado en las cuencas del Duero y Tajo. En la España peninsular el índice SPI36 meses llegó a -2 en noviembre de 2017 y a partir de ahí, debido principalmente a las lluvias de los primeros meses del año 2018, empezó a recuperarse hasta alcanzar casi valores positivos a finales de 2018, fecha en la que puede hablarse de fin de este periodo de sequía. 

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A 31 de enero de 2022, los embalses españoles estaban a un 44,8% de su capacidad total, un 24,61% por debajo de la media de los últimos 10 años. En agosto de 2022, las cuencas del Ebro y del Duero entraron en emergencia debido a la falta de lluvias. Las reservas de agua cayeron en la primera semana de agosto al 39,2%, el nivel más bajo desde 1995. 

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Un invierno con precipitaciones bajo mínimos

El invierno de 2021-2022 fue extremadamente seco en cuanto a precipitaciones, según el avance de la Aemet. Aunque el mes de diciembre arrancó con lluvias (alcanzaron el 75% de los valores normales para la época), los dos primeros meses del año fueron particularmente secos.

En enero, la media en la península fue de 16 milímetros de agua acumulada (que equivale a 16 litros por metro cuadrado) lo que significa que cayó solamente el 26% del agua que se acostumbra a recibir. En febrero, la cifra bajó al 21%, una tendencia que se rompió con las lluvias generalizadas de marzo.

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En las cuencas internas de Cataluña se recuerdan especialmente 5 episodios previos al actual, algunos de los cuales dieron lugar a decretos reguladores de la escasez de agua:

Decret 94/1999, de 6 d’abril, 

Decret 168/2000, de 2 de mayo

Decret 22/2002, de 22 de enero.

Entre abril 2007 y mayo de 2008 se encadenaron 16 meses sin lluvias destacables en las cabeceras de los ríos.

El 2016, 2017 y los primeros meses de 2018 se dio un régimen de lluvias por debajo de la media habitual.

En enero de 2020 llegó el temporal Gloria con sus lluvias torrenciales. 

En el pasado febrero las reservas de las cuencas internas habían descendido del 39% al 28% desde septiembre, a pesar de que las desaladoras existentes funcionaban a pleno rendimiento desde hacía meses y las aguas regeneradas han entrado de lleno en la escena, ya no solo para asegurar el caudal circulante del Llobregat sino para los regadíos del delta y el suministro urbano del Área Metropolitana de Barcelona. 

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El siguiente mapa representa la situación del índice SPI en la España peninsular y las islas Baleares. Se toma como referencia el último dato disponible (23-12-2022) y una ventana temporal de 4 años, para ver la sequía meteorológica a largo plazo. Un plazo más corto (ej, 12 meses) se vería más alterado por meses puntuales muy húmedos.


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Monitor de sequía meteorológica CSIC

SPEI


Sequías anteriores a 1940 (FICHAS DE EVENTOS DE SEQUÍA DEL CATÁLOGO

En el otoño de 1930, coincidiendo con un año de sequía, la revista Nuevo Mundo publicó un reportaje gráfico sobre la miseria que asolaba los campos andaluces. En una de las fotografías se ve a un grupo de jornaleros recogiendo las escasas mazorcas de maíz de una tierra agostada por la falta de lluvia. La imagen es todo un símbolo de los estragos causados por la terrible sequía, un fenómeno recurrente en el clima de España.

En la cuenca del Duero, la aportación media anual del período 1940 - 1999 se cifra en 12.292 hm3/año, siendo el valor de la mediana 11.804 hm3/año. El máximo valor, 21.954 hm3/año, se presenta en el año 1959/60, primero de un ciclo de cinco años de aportaciones superiores a la media, registrándose el valor mínimo, 5.883 hm3/año, en 1948/49, encuadrado en un ciclo de tres años de aportaciones inferiores a la media. El año 1988/89 tuvo una aportación de 5.955 hm3/año, del orden de la aportación media anual mínima registrada en 1948/49, pero se trata de un año aislado entre dos años de aportaciones superiores a la media. La desviación típica se cifra en 4.250 hm3 y el coeficiente de variación es del 34 %, lo cual da idea de la irregularidad de las aportaciones. 


Sequía y anillos de crecimiento

En el estudio Tree-ring-based drought reconstruction in the Iberian Range (east of Spain) since 1694 Ernesto Tejedor, investigador de la Universidad de Zaragoza, utiliza los datos obtenidos del estudio de los anillos de crecimiento de los árboles para determinar pasados periodos se sequía. En este estudio logró identificar siete momentos especialmente secos y cinco húmedos desde finales siglo XVII.

Muchos de estos acontecimientos extremos se asocian con cambios históricos y culturales catastróficos de los últimos tres siglos. De hecho, el año 1725 se conoce como ‘El año sin cosecha’ en Monegros.









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