sábado, 20 de mayo de 2023

Cartas desde Rusia

Juan Valera, autor de obras tan populares como Pepita Jiménez o Juanita la larga, fue además de novelista, periodista, poeta, traductor y político, un diplomático cuya carrera le llevaría por diferentes países europeos y americanos, incorporando así a su polifacética personalidad la condición de viajero. 

Su primer destino fue la Legación diplomática de Nápoles, recién nombrado el Duque de Rivas embajador en la corte de las Dos Sicilias, luego vendrían Lisboa, Río de Janeiro, Dresde, San Petersburgo, Frankfurt, Lisboa de nuevo, Washington, Bruselas y Viena.

En 1856, con motivo del reconocimiento del zar Alejandro II a Isabell II como legítima soberana de España, fue enviada en agradecimiento una misión diplomática extraordinaria a Rusia —no existía por entonces legación permanente española— encabezada por el desaforado duque de Osuna y en la que Valera ocupaba el cargo de secretario. (Valera había sido ascendido el año anterior a Primer Secretario del Ministerio de Estado.) En esa estancia en Rusia, desde diciembre de 1856 hasta junio de 1857, Valera escribió una buena cantidad de cartas dirigidas a algunos amigos y a su jefe Leopoldo Augusto de Cueto, diplomático, académico, escritor y crítico, que a la postre publicó algunas de ellas en la prensa española, alcanzando cierta popularidad debido a lo «exótico» del lugar y a lo chispeante de la escritura del andaluz. 

Fruto de esta estancia son sus Cartas desde Rusia que constituyen una excepcional fuente para el estudio de la Rusia inmediatamente posterior a la Guerra de Crimea, pues trata en ellas sobre sus soberanos, su clase política, su aristocracia, sus religiones, sus minorías nacionales, sus fiestas, espectáculos, diversiones y sus grandes y multidisciplinares museos y monumentos. 

Además, las Cartas conforman un testimonio vivo e indispensable para entrar en contacto con los profundos conocimientos que Valera posee de la cultura europea, tanto de los autores clásicos de la antigüedad, como de los posteriores a la caída de Constantinopla y de los representantes del romanticismo y del realismo, contemporáneos suyos.



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