lunes, 20 de mayo de 2024

El código Morse

La guerra moderna está repleta de tecnología de vanguardia, desde inteligencia artificial hasta drones y misiles hipersónicos, pero existe una tecnología que tiene más de un siglo de vida y todavía está demostrando su utilidad: el código morse. Las corrientes de tonos entrecortados, que un ferroviario de hace más de 150 años reconocería al instante, son utilizadas todavía por el ejército ruso en la guerra de Ucrania. Incluso hoy muchas personas podrían identificar el sonido característico del código morse, especialmente el conocido patrón tres cortos, tres largos, tres cortos (… - - - …), que forma la señal de emergencia SOS.

Hoy en día se envían mensajes en código morse desde bombarderos rusos a sus centros de control, o desde barcos de la Flota del Báltico a sus cuarteles generales en tierra.

La señal generada por un transmisor morse es muy simple y utiliza un ancho de banda muy estrecho de sólo 100 a 150 hercios, mientras que las comunicaciones de voz estándar necesitan de 2.500 a 3.000 hercios. Esto significa que los receptores pueden utilizar filtros muy estrechos y así eliminar gran parte del ruido ambiental generado por diversas fuentes de interferencia. Al ser una emisión tan eficiente, una radio Morse sólo necesita un mínimo de potencia para recorrer distancias importantes. 

A última hora de la tarde del 18 de septiembre de 1956, la emisión de un pequeño transmisor de radioaficionado casero con una potencia de 78 mili vatios, operado por Gus Fallgren, W1OGU, en Chelmsford, Massachusetts, fue recibida y contestada por Bo Brondum-Nielsen, OZ7BO, un operador de radio danés ubicado en Copenhague. El transmisor que logró vencer la distancia de 3.600 millas a través del océano Atlántico, estaba constituido únicamente por dos pequeños transistores de germanio Raytheon y su potencia de emisión era más o menos la décima parte de ls que utiliza una bombilla LED. o milésima parte de la que necesita una cafetera doméstica. Este contacto representó la primera transmisión de radioaficionado transatlántica documentada que utilizó tecnología de transistores. El concepto original y el desarrollo del transmisor fue realizado por tres empleados de Raytheon, Gus Fallgren, Al Hankinson y Dick Wright. 

Esta combinación de simplicidad técnica y eficiencia resultó muy útil durante la Segunda Guerra Mundial, cuando miembros de la resistencia y comandos aliados utilizaron sus transceptores Morse portátiles para mantener contacto con Londres desde el interior del territorio ocupado por los alemanes. Era una empresa muy arriesgada, ya que los alemanes escuchaban constantemente las ondas. El código Morse, si bien es ininteligible para el oído inexperto, no ofrece seguridad en sí mismo. Hoy en día, incluso personas sin formación pueden utilizar software para descifrar el contenido de un mensaje enviado mediante código morse. Sin embargo, cualquier mensaje puede hacerse seguro cifrándolo antes de enviarlo, tal como ya propuso Alfred Vail en 1845.

Una de las formas más seguras de cifrado del código Morse es la llamada libreta de un solo uso, que no requiere más que lápiz y papel. Básicamente, una libreta de un solo uso es una cadena aleatoria de caracteres, al menos tan larga como el mensaje que se va a cifrar. El remitente usa su bloc para encriptar, mientras que el destinatario usa una copia del mismo bloc para decodificar el mensaje. para que se a seguro solo debe haber dos copias del código '¡ y cada una debe destruirse inmediatamente después de su uso. Mientras una secuencia de letras nunca se reutilice, será en teoría indescifrable, incluso con la tecnología más moderna, aunque por otra parte es difícil producir secuencias de caracteres verdaderamente aleatorias.












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