Diario de Madrid, 31 de octubre de 1934
CUANDO JEAN PICCARD Y SU ESPOSA PREPARABAN EN EL AEROPUERTO DE DETROIT SU ATREVIDA ASCENSION CIENTIFICA A LA ESTRATOSFERA, EL FAMOSO INDUSTRIAL Y MILLONARIO HENRY FORD SE ACERCO A CONVERSAR CON LOS AERONAUTAS
(Foto Contreras y Vilaseca.)
El 23 de octubre de 1934, el matrimonio formado por Jean y Jeannette Piccard realizó una ascension en globo aerostático hasta una altura de 17.500 metros sobre el nivel del mar. Partieron del aeropuerto Ford de Dearborn, Michigan, y una vez alcanzada la estratosfera aterrizaron horas después a cientos de kilómetros de distancia, en Ohio. Durante el viaje les acompañó la tortuga mascota de Jean, Fleur de Lys. Los dos hijos de la pareja —Don, de 8 años, y Paul, de 10— se encontraban entre los 45.000 espectadores que presenciaron la ascensión en el Aeropuerto de Dearborn.
Jeannette no solo realizó esta ascensión en globo, también pilotó aviones y trabajó un tiempo en la NASA, hasta que cambió el rumbo de su vida al ser ordenada diácono de la iglesia episcopaliana.
El Heraldo de Madrid, 21 de agosto de 1935
SEGÚN EL INSIGNE PROFESOR, POR LA ESTRATOSFERA SE PUEDE VOLAR, SIN NINGÚN PELIGRO, A MAS DE SETECIENTOS KILÓMETROS POR HORA
Se ultiman los detalles de los preparativos para la nueva ascensión - Los graves riesgos que amenazan a tan formidable empresa - Unas cuartillas explicativas de Piccard
El celebre profesor Piccard está preparando activamente una nueva ascensión a la estratosfera y espera conseguir elevarse esta vez, en compañía de uno de sus ayudantes, a la friolera de treinta mil metros de altitud. Confía el ilustre sabio belga-Suizo que esta nueva experiencia ha de tener una resonancia y una trascendencia mayores que las precedentes.
Según nuestros informes, hasta el día de hoy, once veces se han efectuado elevaciones de globos estratosféricos. Dos de estas veces se tuvo que renunciar a la partida a causa de un cambio brusco en el tiempo.
En las otras nueve, que pudieron conseguirse alturas respetables, ocurrieron dos accidentes que, aunque quedaron destruidos los globos, no ocasionaron desgracias personales, pues se emplearon oportunamente los paracaídas de salvamento.
En este nuevo experimento del profesor Piccard se quieren hacer experiencias relativas a los rayos cósmicos, y se trata de conseguir que en época no lejana puedan efectuarse sin peligro alguno viajes estratosféricos en avión. Confía el profesor Piccard en que esta clase de vuelos se podrán efectuar normalmente, consiguiéndose velocidades superiores a los 700 kilómetros por hora Una pauta a seguir nos la dio recientemente el malogrado aviador americano Willy Post al conseguir volar por la estratosfera a fantásticas velocidades, siquiera fracasara en su proyecto de llegar desde las costas del Pacífico a las del Atlántico.
Examinando minuciosamente la planeada ascensión del profesor Piccard, vernos que la altura que espera conseguir es un poco fantástica.
No pocos peligros han de salirle al paso. A treinta mil metros de altura el volumen del globo bajará a una centésima del globo hinchado. La resistencia será pequeña y se descenderá rápidamente. El globo, que antes había sido calentado por el más intenso sol, se enfriará inmediatamente y es muy posible que la velocidad vertical del globo sobrepase los límites permitidos.
Si, contrariamente a todo esto y queriendo sortear dicho peligro, se deja que entre aire en el globo, es lo más probable que no pueda aterrizar. Ante estos peligros hay dos medios de salvación. En el primero se renuncia a la válvula y se aterriza donde el globo tenga por conveniente. El segundo es más digno de un piloto que se conceptúe tal. Consiste en regular la admisión del airé por el «apéndice». Claro que para todo esto se precisa, se impone, una excelente preparación material y teórica, y ésta, como es lógico, nadie la posee en mayor grado que el celebérrimo profesor Piccard.
Sobre la próxima ascensión a la estratosfera ha escrito Piccard lo siguiente:
«Quiero subir a treinta mil metros.
Pueden hacerse experiencias más interesantes todavía que las relativas a los rayos cósmicos. Hay muchísimas cosas que hacer a esa altura, en donde, los globos sondas llegan con mil dificultades; aunque fuese para ver únicamente las estrellas en pleno día.
Creo, por otra parte, que en época no lejana los viajes estratosféricos se sucederán normal y regularmente. El pobre aviador Willy Post nos dio una prueba convincente de los progresos realizados, y de los resultados que tenemos derecho a esperar de esas clases de vuelos, y, sin embargo, el aviador aludido no tenía cabina herméticamente cerrada a su disposición. En lo que respecta a los vuelos estratosféricos, entiendo que la velocidad límite (por encima de la cual el rendimiento de los aviones actuales disminuye sensiblemente) será de 700 a 750 kilómetros por hora, y que esta velocidad limite (límite por el momento) puede ser alcanzada a 16.000 metros de altura.
Créanme: La aviación estratosférica es la de mañana. Con ella quedan suprimidos los huracanes, quedan eludidas las tempestades de nieve o de arena que logran derribar los más formidables aeroplanos.
Y luego hay un factor que no conviene descuidar: el costo de los viajes por aire disminuirá, puesto que casi todo el mundo se trasladará por ese medio de locomoción. En fin: siendo perfecta siempre la visibilidad, habrá menos peligros de colisiones que en el instante presente, y esto tampoco es para desdeñar.
En resumen: Estimo que sonará la hora en que el hombre volante se verá forzado a buscar la altura para paliar los peligros de una circulación aérea que se ha vuelto intensísima.»
Estos son los futuros próximos proyectos del sabio profesor Piccard.
Desde luego dignos de todo encomio. Ahí es nada poder volar por la estratosfera con todo género de garantías y a una velocidad superior a los setecientos kilómetros por hora... ¡Pobres del ferrocarril y del automóvil! Con estos avances de la ciencia les vemos el día menos pensado arrinconados en cualquier almacén de chatarra por viejos e inservibles. El modernismo se impone, y el modernismo todos sabemos que tiene su más fiel característica en la velocidad.
El profesor Piccard está en vísperas de una nueva ascensión. Que el éxito sea su fiel compañero de viaje.







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