miércoles, 17 de febrero de 2010

Central nuclear José Cabrera (Zorita)

En un reportaje del diario El Mundo hemos encontrado esta interesante serie de fotografías sobre la clausurada central nuclear de Zorita.

La central nuclear José Cabrera, situada en el término municipal de Almonacid de Zorita (Guadalajara) se puso en marcha el 13 de agosto de 1969. En 2002, el Gobierno aprobó la última licencia de explotación de la central hasta el 30 de abril de 2006, fecha en que la planta dejó de estar operativa, comenzando su proceso de desmantelamiento, que se prolongará hasta 2015.

Con una cantidad de uranio como la que aparece en la placa de color negro de la imagen hay suficiente combustible para igualar el que un camión cargado de carbón utilizaría en una planta de generación térmica, de la época en que se contruyó Zorita.

La central está situada junto al río Tajo, entre los embalses de Bolarque y Zorita, de donde toma el agua para su abastecimiento y refrigeración.

La sociedad Unión Eléctrica Madrileña recibió el 27 de marzo de 1967 la autorización para la instalación de una central nuclear de 60 MW. Las obras se prolongaron durante más de cinco años. En la imagen, un momento de la construcción del reactor de la central.

En la imagen anterior se puede ver la construcción de la zona del reactor donde se aloja el combustible.

La sala de control de la central de Zorita, donde hasta el momento del cierre trabajaban cuatro personas, en turnos de 24 horas los 365 días del año. Todos ellos recibieron una formación y un entrenamiento especial para reaccionar en caso de accidente. Uno de los operarios controlaba el reactor, otro la turbina, y eran supervisados por un jefe de control y un supervisor.

La central constaba de un sistema nuclear de generación de vapor formado por un único reactor de agua ligera a presión y un circuito cerrado de refrigeración, el grupo turbina-alternador (en la imagen) y todos los sistemas auxiliares y de seguridad necesarios para el funcionamiento de la instalación.

El combustible ya gastado se almacenaba en unas gigantescas piscinas de enfriamiento.

El otro material radiactivo (Ropa usada, piezas de recambio, etc.) se almacenaba en unos bidones resistentes no sólo a fugas, sino también a otro tipo de fenómenos, como terremotos o explosiones.

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