miércoles, 4 de diciembre de 2019

Ciencia en el siglo XVIII


El 1 de febrero de 1792 se inauguró en el Alcázar de Segovia el que fue considerado el mejor laboratorio de química de Europa. Además, España, sola o asociada a otras Cortes europeas, realizó 63 expediciones durante la Ilustración, más que ninguna otra nación en el mundo, lo que le valió el siguiente elogio del viajero y científico Alexander von Humboldt:


«Ningún gobierno ha invertido sumas mayores para adelantar los conocimientos de las plantas que el gobierno español. Tres expediciones botánicas, las del Perú, Nueva Granada y Nueva España [...] han costado al Estado unos dos millones de francos [...] Toda esta investigación, realizada durante veinte años en las regiones más fértiles del nuevo continente, no solo ha enriquecido los dominios de la ciencia con más de cuatro mil nuevas especies de plantas; ha contribuido también grandemente a la difusión del gusto por la Historia natural entre los habitantes del país».


A finales del siglo XVIII, el Real Colegio de Artillería era ya un centro de enseñanza moderno, pujante y de referencia. La presencia de profesores como Louis Proust fue determinante en el prestigio en poco tiempo adquirido. Tras un breve paso por Madrid, donde enseñó química contratado por el Gobierno español, Proust se hizo cargo de las disciplinas de Química y Metalurgia del Real Colegio de Artillería, que con tanto éxito funcionaba en el interior del Alcázar segoviano. En Segovia, el químico francés impartió cursos de cuatro meses, a razón de tres lecciones semanales, y dejó una huella indeleble. De hecho, fue en el laboratorio del Real Colegio donde Proust realizó todas las experiencias que le permitieron enunciar la Ley de las Proporciones Definidas, con la que pasó a la historia como uno de los fundadores de la química moderna.


La Casa de la Química es un edificio de estilo neoclásico que se construyó a finales del siglo XVIII. Se creó como laboratorio del Real Colegio de Artillería y se instaló en el vecino Alcázar de Segovia. Aquí fue profesor y también director el célebre científico francés Louis Proust. Él formuló en esta casa su “Ley de las proporciones definidas”.
Actualmente, la “Casa de la Química” pertenece al Archivo General Militar de Segovia. Es el más antiguo de las Fuerzas Armadas españolas. Este custodia unos 75.000 legajos en casi 16 kilómetros lineales de estanterías. Se reparte entre el famoso Alcázar de Segovia y la mencionada casa, en la que se encuentran el área de control, parte de las oficinas administrativas y cuatro de las veintiuna salas de depósito.

Portugal y España no hubieran podido explorar mares, cientos de islas y todo un continente en solitario durante el siglo XVI. Ni hubiera podido Elcano completar la primera circunnavegación a la tierra sin un bagaje naútico y tecnología a la vanguardia. La Casa de la Contratación de Sevilla no fue sino uno de los principales centros de ciencia aplicada del mundo. Y desde luego no se pueden controlar los campos de batalla sin artilleros y constructores de fortalezas de calidad, esto es, matemáticos e ingenieros.


El interés por la ciencia de Felipe II fue proverbial. El Rey Prudente fundó la primera Academia de Ciencias y Matemáticas (1582) de Europa y uno de los primeros museos de ciencia en la historia con sede en Valladolid, así como promotor de un conjunto de academias matemáticas por todo el imperio.


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