jueves, 14 de enero de 2021

Lavadero Evrard

Aparatos Evrard. (Álbum de metalurgia general : arreglado al curso explicado en la Escuela de Ingenieros de Minas (1872) - Ibrán, Jerónimo, 1842-1910)

Mr. Maxeline Evrard, ingeniero director de la compañía de la Chazotte (Sain-Etienne), ha ideado un sistema de preparación, en el cual ha tratado de imitar de una manera automática, lo que sucede en los lavadores de mano, en que, gracias á la inteligencia de los operarios, se obtienen productos siempre algo más puros que con los aparatos mecánicos, aunque con un costo de mano de obra de 0,80 á 1 peseta por tonelada en lugar de unos 0,15 á 0,25 pesetas á que se obtiene en dichos aparatos mecánicos, por cuya circunstancia se sacrificaba algo la bondad del producto.

Los aparatos completos de Mr. Evrard están representados en las Figs. 357, 358, 359 y 360; están compuestos de una máquina clasificadora, un tromel Williers, tromeles deslodadores, y del lavador. Describiremos sucesivamente cada una de estas partes (1).

(1) Cuyper, Revue de L'Exposition de 1867, t. III, pág. 418. 

Aparato clasificador. —Los carbones procedentes de las diversas minas de la compañía vienen en wagones á verter á la tolva a, Fig. 357. La plataforma giratoria b', con un rastro que puede tomar diferentes posiciones, distribuye el carbón sobre una rejilla anular c, de 7 m de diámetro exterior y de 1 m de ancho. Esta rejilla da vuelta y media alrededor del eje central en un minuto. El carbón es arrastrado y obligado á pasar debajo de rastros fijos, cuyas púas tienen la forma de una T invertida. Estos rastros obligan al menudo á atravesar la rejilla. Obreros colocados de pié en un tablero y que gira con la rejilla, van escogiendo las piedras que arrojan detrás de sí. yendo á parar al piso inferior; el menudo se subdivide á su vez en galleta y fino, por medio de una segunda rejilla anular inferior á la primera. 

Los diferentes productos de este aparato, son respectivamente recogidos en wagones ó en el recipiente de las cadenas elevatorias, según estén destinados á la venta ó al lavado.

La separación de los barrotes circulares de la primera rejilla es de 0,012m, y la de los barrotes de la segunda es 0,005 m, Estas rejillas están formadas de doce bastidores que se apoyan en resaltos de los círculos concéntricos; sus barrotes son de sección triangular. Para remediar el inconveniente del paso de los trozos planos ó alargados por la primera rejilla, se hace caer la carga de la segunda sobre una criba de trepidación de palastro con agujeros de 0,03 m de diámetro.

Este aparato, que funciona perfectamente desde hace catorce años, permite tratar 100 toneladas de carbón por hora.

El mismo autor hace poco ha construido otro aparato semejante, que funciona también en la Chazotte, el cual tiene cuatro niveles de rejillas distintas, con huecos de 30, 26, 20 y 12 milímetros.

Tromel quebrantador de Williers. —Lo que no puede pasar á través de la segunda rejilla del aparato anterior, se destina á un tromel que quebranta los trozos de carbón, al mismo tiempo que clasifica el producto quebrantado.

Este tromel, debido á Mr. Williers, no es otra cosa que un tromel común de palastro perforado, provisto interiormente de puntas de hierro, Fig. 360. Próximamente hay tres veces menos puntas que agujeros. Su objeto es quebrantar el carbón perfectamente seco por sus caídas sucesivas, dejando intactas las piedras menos frágiles que el carbón. De este modo, el carbón, separado de una gran parte de sus impurezas, pasa por los agujeros del palastro, mientras que por un extremo sale una gran cantidad de piedras.

Se observará que del lado de la tolva de carga las puntas están en mayor número que en el resto del tromel; esto tiene por objeto evitar la producción innecesaria de una gran cantidad de menudo que resultaría de la acumulación en ese punto de una gran cantidad de materia.

En la Chazotte, esta parte del tromel está desprovista de puntas, con el objeto de tamizar el menudo que viene al aparato en bastante cantidad. Este menudo es naturalmente más puro que el que atraviesa el resto del tromel.

Debajo de éste hay una artesa, en la que se mueve un tornillo de Arquímedes. El carbón pasa así al recipiente de las cadenas de cangilones.

La velocidad del tromel en la Chazotte, es de 40 vueltas por minuto, y el mineral está así unos dos minutos en su interior.

Se comprende que en los puntos en que la naturaleza de los carbones lo permita, este sistema de trituración será más conveniente que empleando los cilindros, en los que se trituran al mismo tiempo las piedras más duras.

Este aparato fue aplicado por primera vez en la mina Le Grand Treuil, en Saint-Etienne, en donde sigue funcionando en la actualidad. con carbones de 20 á 25 por 100 de cenizas. El carbón resulta después con unos 18 por 100 de cenizas, separándose por el extremo un 23 por 100 de piedras.

Tromeles deslodadores. — El carbón, separado de las piedras por el tromel Williers, se reúne al menudo de la segunda rejilla en el recipiente de dos cadenas de cangilones, que lo elevan á otros tromeles, cuyo objeto es separar el polvo de los granos, para tratar después estos dos productos separadamente. Estos tromeles son en número de dos, y dan 40 vueltas por minuto. Los carbones se mezclan primero con determinada cantidad de agua elevada por el tubo f.

Esta ha de ser bastante grande para la separación tan completa como sea posible de los dos productos indicados. En la Chazotte cada tubo da un metro cúbico por minuto.

Aparato lavador.—El aparato destinado al lavado de los granos separados del polvo, está construido de mampostería, Fig. 357. El carbón cae directamente sobre la rejilla anular g, de 10 m de diámetro exterior y 2 m de ancho. Los rebordes, de 35 centímetros de altura, son de palastro y están consolidados por madera.

Esta corona, inclinada unos 0,30 m hacia su circunferencia exterior, se compone de un gran bastidor de madera recubierto de planchas de cobre perforadas con agujeros de l mm.

El pistón h, de 5,30 m de diámetro, ocupa el centro del aparato, y está separado de la rejilla por un muro circular de mampostería con ventanillas en su parte inferior, que ponen en comunicación los dos compartimentos. Por estas ventanillas pasan las materias finas que atraviesan las rejillas, las cuales vienen á reunirse en la parte cónica i, de donde se las extrae por un tubo cerrado ordinariamente por una compuerta. El pistón adquiere un movimiento rectilíneo alternativo por intermedio del balancín k y de una cama l. El número de pistonadas que da es de 17. Las velocidades de ascenso y descenso del pistón pueden variar á voluntad, formando la cama de un núcleo fijo y de una envolvente móvil, y cargando más ó menos el pistón, para lo cual puede introducirse en su interior mayor ó menor cantidad de agua. El balancín está perfectamente equilibrado por un flotador, de tal manera, que sólo el peso del pistón determina la velocidad de descenso.

La rejilla de lavado no está fija, como sucede en los demás aparatos estudiados; por el contrario, está animada de un movimiento circular lento, una vuelta en cinco minutos. Este movimiento se obtiene por medio de una cremallera circular m, fija al costado de la rejilla, y de un piñón de engranaje. La rejilla con sus rebordes, corre sobre rodillos fijos en ejes radiales que apoyan en la mampostería. El juego entre los rebordes de la rejilla y la obra de mampostería, ha de ser pequeño, para evitar que salte el agua por este sitio.

Estas disposiciones, que se separan mucho de las que hasta ahora se habían adoptado en las máquinas de este género, tienen por objeto, según M. Evrard, sustituir por el trabajo mecánico, el trabajo verificado por la fuerza animada é inteligente del obrero.

Para explicar M. Evrard los buenos efectos de su aparato, dice:

«Admitamos que se trata de lavar carbones imperfectamente clasificados; supongamos que se trata de lavar los que han pasado por una tela con agujeros de 3 centímetros, y sigamos la operación, tal como el obrero la practica en una criba de pistón ordinaria.

»Desde luego el pistón se sumerge hasta la parte inferior de su corrida, y aquí recibe, durante un cierto tiempo, un número de oscilaciones cortas, con objeto de diluir la carga con una gran cantidad de agua, consiguiendo al propio tiempo una primera clasificación por orden de tamaños más bien que de densidades.

»En este estado, la carga está formada de diversas zonas horizontales, no homogéneas, consideradas las unas con relación á las otras, pero próximamente homogéneas con relación á los elementos que constituyen cada una de ellas aisladamente: de manera, que los granos de una misma zona, siendo poco diferentes de volumen, sufrirán en los movimientos sucesivos del agua, una acción sensiblemente igual, que apropiada á la constitución de una zona determinada, no convendrá á las otras, pues que será insuficiente ó violenta, según que estén situadas por debajo ó por encima de la que se considera.

»La teoría ó la práctica indica que es necesario empezar por actuar fuertemente sobre la capa inferior, después disminuir gradualmente la intensidad para cada una de las que les están superpuestas; que asimismo es necesario, bajo otro punto de vista, hacer intervenir el agua de manera que se eleve cada vez menos sobre el nivel de la rejilla. Este doble efecto se obtiene completamente, haciendo que la corrida del pistón se haga sucesivamente en posiciones cada vez más altas.

»Cuando el nivel del agua corresponde á la parte superior de la carga, la depuración de los granos iguales en volumen en cada una de las zonas ha terminado; pero queda aún que eliminar de estas las láminas pizarrosas que la corriente ascensional ha introducido en ella, á consecuencia de la gran superficie que presentan, láminas que, en las capas superiores, son sumamente delgadas.

»El hecho de mantenerse estas láminas en un medio compuesto de granos de densidad muy diferente, se explica porque durante toda la operación, la ascensión del agua ha sido más pronta que su descenso, porque el obrero actúa directamente sobre la palanca para producir la primera, mientras que el segundo era amortiguado por la filtración del agua á través de la capa superior. Pero no sucede así cuando el nivel del agua se ha bajado al nivel de la carga. El pistón, que entonces se encuentra en su línea de flotación, obedece á un pequeño esfuerzo; descendiendo con lentitud, el obrero levanta ligeramente los granos; levantándolo con rapidez, produce una caída brusca de agua, que arrastra las láminas en una posición vertical.

»De esta manera, pues, se consigue hacer atravesar dichas láminas todo el espesor de las zonas, viniendo á mezclarse con las piedras que ocupan el fondo.

»Estas observaciones nos parecen la expresión esencial de la superioridad del lavado en las cribas movidas por obreros. Por lo mismo, presenta además la ventaja de poder dar carbones de pureza distinta, con aplicaciones diferentes, levantando el depósito por capas sucesivas.

»Se comprenderá la importancia que puede tener la clasificación en zonas de distinta pureza, sabiendo que las compañías de ferro-carriles pagan muy diferentes precios, según las cantidades de cenizas de los carbones.»

Veamos ahora cómo estas diversas circunstancias se realizan en el aparato Evrard. 

El nivel del agua, indicado en a'b', llega á unos 20 centímetros por cima de la parte más baja de la rejilla lavadora, y por lo tanto, á unos 10 centímetros debajo de su parte más alta. De aquí resulta que por el movimiento de rotación de la rejilla, cada porción de carbón se encuentra sucesivamente sumergida en menor cantidad de agua, y que la altura á la cual el carbón es elevado, varía en las mismas proporciones que la altura de submersión. La inclinación de la rejilla produce el mismo efecto en estos aparatos que la elevación progresiva y la corrida variable del pistón en la criba de pistón flotante.

Los tromeles echan la sustancia sobre el diámetro horizontal de la rejilla. La rotación la conduce, después de un cuarto de vuelta, al punto de mayor altura de agua, en donde la energía de los sacudimientos es mayor y la más conveniente para la separación de la zona inferior por orden de densidad. La energía va descendiendo, á partir de este punto, y va, pues, siendo apropiada á la separación de las zonas sucesivas. En el momento en que el agua esté de nivel con la carga, se podrá considerar terminada la depuración, salvo sin embargo, en lo que concierne á ciertas laminitas de pizarra de 0,5 milímetros de espesor, y de 4 á 5 mm de longitud, abundantes en el carbón de la Chazotte. Pero á partir de esta posición, continuando el movimiento del aparato, el agua no llega ya á cubrir el carbón, y se produce la aspiración necesaria para la precipitación al fondo de las citadas láminas.

A medida que el carbón y las sustancias pétreas, separadas en diferentes capas, llegan á la posición más elevada de la rejilla, se efectúa su descarga automática por zonas sucesivas, por medio de pequeñas ruedas, especies de tímpanos. La primera rueda toma el carbón de primera calidad á 0,10 m de altura encima de la rejilla; la segunda lo toma hasta unos 0,07 m. Otras dos ruedas siguen á las primeras, las cuales no actúan constantemente; se levantan durante el trabajo hasta ponerlas fuera de contacto con el carbón. Cuando la capa de estéril ha adquirido un espesor de 0,05 m, se hace descender estas dos ruedas, la primera, hasta los 0,05 m de la rejilla para recoger un carbón muy impuro, que contiene de 50 á 60 por 100 de cenizas; la segunda, hasta recoger todas las impurezas del fondo.

Cuando se opera con carbones conocidos, el arreglar estas últimas ruedas es cosa sumamente fácil.

Siendo de unos 0,10 m la altura del carbón depurado, y de 50 m la superficie de la rejilla, se puede evaluar la producción del aparato en unos 50 hectólitros por vuelta, ó sean 600 hectólitros por hora. La fuerza necesaria para su movimiento no es más que unos cuatro caballos vapor.

Entre las modificaciones introducidas recientemente por M. Evrard en los aparatos expuestos, podemos citar la que se refiere al movimiento del pistón, Ha conseguido suprimir el balancín, reemplazando el pistón que hemos descrito, por una campana de palastro movida por una cama inferior, según se presenta en el croquis, Fig. 359. Dentro de la campana se puede introducir mayor ó menor cantidad de aire, por medio de dos llaves, una de las cuales comunica por un tubo flexible con un pequeño fuelle.

Esta disposición, además de simplificar el aparato, ha dado otro resultado inesperado. Cuando la campana desciende, lo hace de una manera discontinua, resultando el mismo efecto que si en lugar de una pistonada se dieran tres, consiguiendo una depuración más perfecta,

Por fin, el tratamiento de toda la parte más fina, que se eleva á un 20 ó 25 por 100 del total, y que se separa en los dos tromeles que hemos llamado deslodadores, se hace en unos grandes conos de decantacion y en otro aparato muy parecido al que sirve para lavar los granos. No lo describimos, porque creemos de mejor aplicación para el objeto, los aparatos Dor que luego estudiaremos.

Los aparatos de M. Evrard se han aplicado muy poco, á consecuencia de que muy pocas veces se pueden encontrar las compañías en las circunstancias extraordinarias de producción de las de la Chazotte y de Epinac. Son muy buenos aparatos para explotaciones de 400 á 500 toneladas diarias; para las demás, no se está en el caso de hacer el desembolso de unas 100.000 pesetas que han costado los aparatos de la Chazotte.

Depuración de los lodos y polvos de carbón.

Aparato Dor. —La utilización de los lodos (schlamms) producidos en el lavado de los carbones, es un problema que preocupa hace mucho tiempo á todos los que se interesan en la fabricación del cok. La producción de lodos constituye, en efecto, una fuente de pérdida más ó menos grande, según el grado de perfección del aparato lavador.

El lavador, debido á N. J. Dor, ingeniero de la fábrica de zinc de Ampsin, es una nueva aplicación del principio de la clasificación por corriente ascensional, adoptado por este ingeniero en un aparato que se vé funcionar en muchos talleres de preparación mecánica de Bélgica (1).

(1) Revue universelle. t. XXV y XXVI.

La Fig. 361 representa el lavador de lodos carboníferos de Dor, por medio de dos planos perpendiculares el uno al otro. Hé aquí cómo funciona el aparato.

Un obrero deslíe los lodos sobre un tamiz, bajo una lluvia de agua suministrada á cierta presión por una regadera i.

Los lodos son arrastrados á una tolva b, por el agua que atraviesa el tamiz. Los . trozos demasiado voluminosos y las materias extrañas que pueden acompañar los lodos se detienen.

El aparato de lavado propiamente dicho, se compone de un barrilete cilíndrico de zinc c, de 0,29 m de diámetro y 0,50 m de profundidad, terminado en su base por una parte cónica d. Por esta se introduce, en el eje del aparato, una corriente ascensional de agua pura, cuya energía está arreglada por medio de una llave de cuadrante h.

El agua que llena constantemente el barrilete, corre al mismo tiempo por debajo del borde y por un orificio inferior, cuyo diámetro es menor que la abertura de la llave.

Los lodos en suspensión caen por la tolva mencionada, en el eje del aparato, en donde encuentran la corriente ascensional que se eleva del fondo del barrilete. Las materias ligeras y finas, compuestas en su mayor parte de carbón, se separan de las partes más pesadas y más voluminosas, compuestas principalmente de piedras.

El carbón más ó menos puro sale por la parte superior, por m, y las materias estériles, á las cuales su peso comunica una velocidad superior á la de la corriente ascensional, salen al recipiente ef, y de aquí al exterior del aparato por el orificio inferior g.

Los resultados obtenidos con este aparato en las explotaciones de la Esperanza y de Marihaye, cerca de Seraing (Bélgica), en cuyo primer punto se instaló el primer aparato, por el inventor, en 1868, han sido excelentes.

En las carboneras de la Esperanza, el aparato Dor no lava más que la cantidad de lodos que procede de una sola máquina Berard, ó sea 5 toneladas por diez horas. El aparato puede pasar doble cantidad.

Los lodos tienen un medio de 52 por 100 de cenizas y de ellos se separan, 3 toneladas de carbon con 15 á 20 por 100, y 2 toneladas de extériles con 60 á 70 por 100 de cenizas. El consumo de agua es de 6,2 m. cúbs. por hora de trabajo efectivo, y la presión bajo la cual se introduce en el aparato es de 4 m. Basta un muchacho. A consecuencia de la pequeña cantidad de materias pasadas, los recipientes se llenan lentamente, y se someten á la limpia al mismo tiempo que los recipientes del lavador Berard.

Cuando el carbón contiene partes arcillosas muy tenues, puede ser ventajoso establecer muchos recipientes de depósito y recoger separadamente el producto del último. En la Sociedad Cockerill, se observa, en efecto, que el contenido en cenizas del último recipiente se eleva muchas veces á 20 por 100, mientras que los recipientes precedentes no dan más que 12 á 14 por 100.

El lavador Dor se encuentra empleado en la Sociedad John Cockerill, en condiciones muy distintas. Trata, en efecto, los lodos producidos en cuatro lavadores Berard, ó sea unas 10 á 12 toneladas por doce horas. El aparato produce 7 toneladas de carbón con 15 á 18 por 100 de cenizas, con un consumo de agua de 6 m. cúbs. por hora. Los lodos contienen un 45 por 100.

Necesita cuatro obreros.

El precio á que resulta el carbón lavado es:

Consumo de carbón y entretenimiento de la bomba............... 1,30 pesetas.

Mano de obra........................................................................... 10,50 »

Diversos ................................................................................... 1,00 »

Total ........................................................................................ 12,80 pesetas

12,80 pesetas,

ó sea 1,85 pesetas por tonelada de producto.

Hay otro problema que puede resolverse con el aparato Dor. Tal es el lavado del polvo que se separa generalmente de los carbones por un tamizado, para mezclarlo en seguida al producto lavado. |

El polvo es muchas veces más puro que los trozos, pero es en cambio más impuro que el producto lavado. Hay, pues, en el sistema generalmente seguido, una especie de contradicción.

Se emplean, en efecto, aparatos de lavado muy perfeccionados, cuyo producto, reducido á un pequeño contenido de cenizas (3 á 5 por 100), se mezcla con materias mucho menos puras (10 á 15 por 100 de cenizas), para dar un cok de 9 á 10 por 100, mientras que destilándolo solo, se obtendría un producto mucho más puro.

Sería más racional lavar separadamente el carbón menudo y el polvo, y reunir después el producto de las dos operaciones, para someterlo á la destilación. El aparato Dor permite el lavado del polvo, á condición de tamizarlo por mallas de 3 mm y de ponerlo en suspensión en el agua.

Las dimensiones señaladas son las más convenientes, y en este concepto habrá necesidad de aumentar los aparatos en el número y no en sus dimensiones, cuando la cantidad de materia que deba tratarse así lo exija. Un aparato Dor completo no cuesta más de 500 pesetas.

En el libro "Cours professé à l'École des mines de Paris. Partie 2,Tome 3,ATLAS / par M. J. Callon" se puede ver la siguiente lámina.

En la Revista minera, metalúrgica y de ingeniería del 16 de noviembre de 1879 se describe el funcionamiento de las minas de Barruelo y Orbó.

Lavadero Evrard. = El edificio se ha hecho de nueva planta y consta de tres pisos. En la planta baja está instalada una locomóvil que pone en movimiento la noría, la mesa giratoria mencionada y un tromel de que ahora nos ocuparemos y otros accesorios. Hay además una caldera á 8 atmósferas que sirve para mantener en presión un depósito de agua de que nos ocuparemos inmediatamente y otra á 4 atmósferas que sirve á la caja de lavado la cual se estiende desde algunos metros por bajo del suelo hasta el nivel del primer piso.

En dicho primer piso se encuentra la boca de la gran caja de lavado, un rastro mecánico para separar por capas las materias lavadas, las llaves de la maniobra, en un pequeño soporte colocado al costado de la caja de lavado, al alcance de un solo operario que es el jefe del lavadero y un depósito decantador para las aguas de lavado.

En el segundo piso se encuentra un tromel cónico de palastro con agujeros de 0,m06, una canal por donde salen los trozos más gruesos y debajo del tromel una tolva suspendida sobre la caja de lavado.

De la caldera llega el vapor á la presión de 8 atmósferas á la parte superior del depósito de agua que es una caldera cilíndrica de eje vertical y para que no se produzca una rápida condensación en la superficie, se encuentra ésta cubierta por un disco de hierro (especie de flotador) que deja un pequeño espacio alrededor y que tiene en la parte superior una varilla que pone en juego un indicador de nivel á la vista del jefe del lavado. De esta caldera salen por la parte inferior dos tubos; uno de ellos vá á parar al soporte de las llaves para distribuir el agua en presión como inmediatamente esplicaremos y el otro vá al monta-cargas de un secador de que aún no nos hemos ocupado.

La caja de lavado tiene la forma de un gran sifón invertido de ramas desiguales; de las cuales la más corta está cerrada y la más larga se abre como hemos dicho al nivel del primer piso. La rama corta es cilíndrica, á su parte superior llega el vapor de la caldera 2ª, habiendo pasado antes por el soporte de las llaves y en ella hay otro flotador que tiene por objeto, como el anterior de que hemos hecho mención, dificultar la condensación del vapor al contacto del agua fría que ocupa el sifón y poner en movimiento otro indicador de nivel. Por esta disposición, cuando se hace llegar el vapor á la rama corta, sube en la rama larga el agua que se encuentra en la vuelta del sifón.

La rama larga, que es prismática de sección cuadrada (unos 2 metros de lado), es donde se efectúa el lavado del carbón. En su interior hay un fondo móvil constituido por una plancha agujereada que puede elevarse á merced de un cuerpo de bomba (en el que se recibe á voluntad el agua del depósito), que se halla debajo, y por bajo de esta caja y de la vuelta del sifón, hay un reposador cónico á cuyo vértice vienen á depositarse todos los pequeños granos que hayan podido atravesar los orificios del fondo móvil y de donde salen arrastrados por el agua, por un tubo que partiendo de este punto desemboca cerca del nivel del primer piso.

El rastro cuyas caras se encuentran en prolongación de la caja tiene solamente tres caras, de altura de 0,60 m., Uno de sus lados está completamente abierto y en el opuesto á éste se encuentra un cuerpo de bomba que sirve para correr el rastro á merced del agua en presión de la caldera, y cuya distribución ya hemos dicho que se hace en el soporte. Para facilitar el movimiento, el rastro está montado sobre cuatro ruedas que corren sobre barras fijas.

Veamos ahora cómo funciona este lavadero. Suponiéndole en marcha, el carbón que ha sido elevado por la noria al segundo piso, pasa por el tromel, los trozos más gruesos bajan por la canal para ser escogidos á mano y los más finos caen á la tolva y caja medidora cuyo fondo está dispuesto como las tablillas de una persiana; de modo que con una sola palanca se abre todo él. Dejando entrar vapor en la rama corta del sifón paulatinamente, sube el agua con lentitud en la otra, de manera que se encuentran las materias que descienden con una corriente ascensional de agua que determina su separación por densidades. Después que se ha hecho caer el carbón sucio en cantidad de unas tres toneladas y de haberlo dejado reposar un breve rato, se empieza á dar vapor y retirarlo acompasadamente á la rama corta, por cuyo medio se produce un movimiento ascensional del agua en la larga, á oleadas, sumamente apropiado para conseguir la deposición en razón á las densidades y muy semejante al que se produce en una criba de pistón.

Así que el lavador considera que se han separado las pizarras del carbón, cierra la llave del vapor con lo cual todas las materias algo gruesas vienen á parar al fondo. En esta disposición el contenido de la caja es como sigue: 1º en la parte superior una nata de carbón muy dividido, que sobrenada; 2º agua con una buena parte de carbón; 3º carbón menudo; 4º una mezcla de carbón y piedra y 5º piedras.

En esta disposición, eleva el lavador toda la carga dejando entrar el agua en el cuerpo de bomba que hay debajo del fondo móvil, y empieza á verterse por la parte superior el agua turbia y la nata de carbón que salen por una canal especial, al depósito decantador, donde entrando por el centro, descendiendo por el interior de un ancho tubo vertical, elevándose al rededor luego y saliendo en lámina delgada; por su borde esterior, deja en él casi todas las materias que llevaba en suspensión el agua. En el fondo de este depósito se mueven á razón de 4 vueltas por hora unos brazos de hierro que están montados sobre un árbol vertical cuyo eje es el mismo que el del depósito y que tienen por objeto evitar que se apelmacen las materias.

Del fondo de este depósito decantador, sale por una compuerta especial un lodo carbonoso que elevado por una noria cae sobre wagones de hierro para ser conducidos al secador.

Volviendo á la caja lavadora, diremos que después de haber salido toda el agua que se encuentra encima del depósito de carbón, sigue el lavador elevando la carga hasta que un ayudante armado de una paleta con la que escarba el costado de las materias, descubre la capa intermedia de carbón y estériles. Suspende entonces la subida de la carga el lavador, y dá agua al cuerpo de bomba que impulsa el rastro para que éste separe una primera capa de carbón que cae por una tolva, convenientemente dispuesta, á los wagones que han de conducirlo al secador.

Repite esta operación varias veces, hasta que se reúne suficiente cantidad de estéril para cargar un wagon; cuya separación se hace elevando por completo el fondo móvil de la caja y corriendo después el rastro, continuando como al principio, con la mayor regularidad.

Al cabo de unas cuantas operaciones, se gasta el agua en presión del depósito, lo que se vé en el indicador de nivel, y para llenarlo de nuevo se abre una llave que deja escapar el vapor contenido en él, á la atmósfera y el agua entra por su propio peso desde un depósito colocado algo más alto.

HORACIO BENTABÓL Y URETA.

En en libro "Les mines les minières et les carrières" Badoureau et Grangier, Paris 1892. se describe el funcionamiento de un lavadero de sistema Évrard, tal como se muestra a continuación.

Lavadero de corona Évrard

El lavadero de corona Évrard fue ideado por Maximilien Évrard y estaba formado por un cuerpo de bomba central de 5 metros de diámetro, rodeado de una corona circular de 5 metros de altura llena de agua. Dentro de esta corona estaba colocado un tamiz (Criba) inclinado, sumergido en un tercio de su superficie. Este tamiz inclinado giraba alrededor de un eje. El pistón, situado en el cuerpo de bomba central, impulsaba, mediante los golpes que daba, el agua por debajo del tamiz. El carbón a lavar se cargaba en el punto en donde la criba se iba sumergiendo dentro del agua y se clasificaba, gracias a los golpes de pistón, durante la inmersión de la criba. Cuando ésta salía fuera del agua se retiraba el carbón limpio mediante paletas que conducían los diferentes tamaños a las tolvas en donde se cargaba, posteriormente, en vagones. Este tipo de lavadero, debido a la complejidad del mecanismo, tenía un mantenimiento muy costoso.


Lavadero clasificador Évrard

En el grabado anterior se puede ver un lavadero clasificador Évrard. Este aparato de grandes dimensiones comprendía una cuba de lavado (a), cilíndrica o rectangular, de siete a ocho metros de profundidad y de cinco a seis metros cuadrados de sección. Por la parte inferior esta cuba se comunicaba con la cuba de pistonado (b), que tenia la misma sección, pero menor altura. Las dos cubas se mantenían casi llenas de agua. La cuba de pistonado estaba herméticamente cerrada, pudiendo recibir por su parte superior una corriente de vapor que se condensaba en parte, calentando las capas superiores de agua, y presionando sobre ellas como un pistón.

Se colocaba sobre la cuba de lavado la carga de carbón a tratar, aproximadamente unas 4 toneladas, sobre una plancha perforada, situada a dos metros por debajo del borde superior del agua. Enviando vapor hacia lo alto de la cuba de pistonado se hacía subir el nivel del agua en la cuba de lavado. Posteriormente se dejaba escapar el vapor, haciendo descender al agua en la cuba de lavado. Una vez hecho esto se dejaba reposar la masa de carbón lavado durante unos minutos. En este momento se elevaba el carbón a lavar mediante un cilindro hidráulico (e), movido por el agua de la cuba de presión (c), a la que se hacía llegar el vapor por su parte superior.

El agua que recubría la masa de carbón, casi impermeable, se dejaba escapar y se reunía en un decantador. La carga de carbón (d) quedaba aglomerada y clasificada en la parte superior de la cuba de lavado. Mediante un rastrillo se recogía siguiendo capas horizontales. Las capas superiores estaban formadas por carbón, las inferiores por esquisto y las intermedias por una mezcla de carbón y esquisto. Esta fracción mezclada de carbón y esquisto se trataba posteriormente en el lavadero de corona citado anteriormente. El lavadero clasificador podía tratar hasta 200 toneladas diarias.


LAVADOR CLASIFICADOR DE CARBÓN. (La Gaceta industrial. 10/12/1880, página 9.)
SISTEMA MAX EVRARD.

El lavador clasificador de carbón de Evrard, que representa el dibujo que acompaña, es lo más notable y eficaz que se conoce hoy para el objeto; y en estos momentos en que la calidad especial del carbón de Puertollano, hace creer que aquel carbón tendrá casi siempre que ser lavado, tiene un interés especial para la industria española conocer esos útiles aparatos, que convierten en bueno mucho carbón inferior.

El Sr. Adaro, nuestro estimado colaborador de Gijon, y un ingeniero de minas de gran porvenir y una de las esperanzas de España en la explotación de combustible y en la metalurgia del hierro, nos ha hecho conocer un caso muy curioso, que es una de esas anomalías con que es difícil tropezar fuera de España: es el caso que la experiencia le ha demostrado que uno de los modos más baratos que se emplean en el mundo para lavar carbón, es el más primitivo que él mismo aplica, en una localidad donde se cuenta con mano de obra de mujeres á bajo tipo. Temeríamos cometer una indiscreción diciendo, sin estar expresamente autorizado para ello, la baja cifra á que resulta el carbón lavado como lo hace el Sr, Adaro; pero como esto no es ni será nunca aplicable á Puertollano ni á otras muchas cuencas de jornales elevados y brazos escasos, conviene hacer conocer el lavadero Evrard, que funciona ya en España en las minas de Barruelo.


Este aparato lava y clasifica aquellos carbones que se pueden cargar á pala después de haber separado á mano los pedazos grandes.

Las dimensiones del aparato son relativamente reducidas aun para una gran cantidad de trabajo; en un metro cuadrado de fondo se tratan hasta siete toneladas por hora.

El clasificador separa las materias en tres zonas: en la primera se encuentra el polvo y los granos de carbón bastante puros; la zona intermedia es una mezcla, que debe someterse de nuevo al lavado, mientras que la zona inferior sólo se compone de piedras. 

Cuando las explotaciones son de poca importancia, esto es, cuando sólo se trata de lavar de diez á cuarenta toneladas por día, en vez de mecanismos para hacerlo automáticamente, se emplea fuerza muscular. Para la construcción de estos aparatos se emplea palastro y aun mampostería hidráulica.

Las partes de que se compone el lavadero son: un receptáculo A en el cual se introduce vapor, para que empuje el agua que contiene la cuba B en que se hace el lavado. Los dos cilindros hidráulicos C y D sirven, el uno, para levantar la carga lavada, y el otro para extraerla del lavadero.

El receptáculo E, completamente independiente de los otros, se halla lleno de vapor con presión para alimentar los cilindros C y D.

Un rascador ó pala echa fuera el carbón y las piedras.

Las aguas se clarifican en un reposador antes de pasarlas al depósito de alimentación.

La marcha de la operación es la siguiente:

Se introduce el vapor en el receptáculo A, lo cual hace subir el agua en la cuba lavadora. Cuando la corriente ascendente llega á un metro próximamente más alta que el fondo del lavadero, se echa el carbón, y se le va agregando más y más por medio de un distribuidor de entrada que actúa á sacudidas producidas por el vapor, manteniéndose la carga en suspensión hasta que resulte llena la cuba. El carbón que se mantiene suspenso por efecto de las varias corrientes que tiene la masa en movimiento, cuando cesa éste quedan en libertad de posarse libremente. Después de darle algunos minutos para que lo haga, se hace subir el fondo. 

El agua que cubre al carbón rebosa de la cuba, y el carbón se presenta entonces formando una masa, que se retira por medio del rascador por capas sucesivas. Generalmente no conviene sacar la piedra sino después de haber efectuado varias operaciones.

Por el contacto directo del vapor con el agua, se consigue primero, en el receptor E, agua á plena presión, que se emplea como fuerza motriz en toda la parte mecánica; el vapor dilatado del receptor E, después de actuar en los cilindros hidráulicos, es el que da movimiento al agua en el lavador B,
pasando por el receptáculo A. Desde los primeros momentos se forma una capa de agua caliente, que como está siempre en la superficie, reduce la condensación casi á la nulidad,

El empleo del vapor no es indispensable; puede evidentemente reemplazarse por una bomba; pero es preferible aquél á causa de la sencillez con que por su medio se obtienen los efectos más variados que pueden desearse.

La movilidad del fondo del lavador hasta una gran altura, permite emplear el clarificador, ya sea para lavar en agua tranquila llenando la cuba, ó bien en el agua en movimiento según, queda descrito; igualmente esa movilidad permite cargar el carbón, ya deslizándolo cuando el fondo está en lo más alto de la carrera, ya sea dejándolo caer desde lo alto.

Lo primero se puede hacer con los pedazos cribados de cierto tamaño, que se quebrarían si se hicieran caer desde arriba; mientras que lo segundo es lo que conviene hacer con los menudos que no se separarían bastante sino recorrieran cierto espacio, que les diera tiempo de hacerlo. El consumo de vapor es el equivalente á seis kilogramos de agua vaporizada por cada tonelada de carbón que se lava.

Con los carbones mal cribados, el aparato no puede dar sino clasificación de tamaños y de densidades, lo cual suele bastar para las necesidades de la industria. Para hacer una depuración completa, hay que pasar de nuevo por un relavador toda la capa comprendida entre el muy fino y la piedra. Haciendo esto el cok, que antes hubiera dado 17 por 100 de cenizas, sólo dará 8 por 100.

En las minas de Roche la Moliére, donde hay un lavador Evrard, usan para relavar un aparato especial y muy sencillo, en que se tratan de 200 á 300 toneladas de menudo por día.

El aparato de M. Max Evrard se usa ademas en las minas de Montcel-Sosbiers, en los talleres de Givors; y como ya hemos dicho, en las minas de Barruelo en España.


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