martes, 16 de febrero de 2021

Cuenca hullera de Ciñera y Matallana en 1885

DATOS PARA EL ESTUDIO GEOLÓGICO DE LA CUENCA HULLERA DE CIÑERA Y MATALLANA. (Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España. 1887, no. 14.)

La de León es una de las provincias de España que mayor interés y más variedad presentan para el estudio de las formaciones paleozóicas, entre las cuales sobresalen, por su importancia industrial, las cuencas hulleras que en sus montañas encajan. De todas ellas la más conocida, desde hace muchos años, es la de Sabero; pero hoy día la de Ciñera y Matallana es objeto preferente de la atención de los mineros, pues cruzada en su extremo occidental por la antigua carretera de Asturias y por la vía férrea de León á Oviedo, se halla en mejores condiciones que las restantes para ser explotada con provecho. 

Desgraciadamente todavía no han llegado á establecerse en esta cuenca labores ordenadas y en tal escala emprendidas, que hubieran hecho más ventajoso el laboreo de sus minas. Muchas de las que se registraron en esta cuenca han sido concedidas á gentes del país que, sin capitales suficientes, emprendieron ruinosos trabajos de rapiña, á consecuencia de lo cual en ruinas aparecen hoy los criaderos, sobre todo por la parte de Matallana.

Dejando á un lado inútiles lamentaciones acerca de la falta de garantías con que el Estado cede á los particulares las riquezas del subsuelo y el absoluto abandono en que yacen tantos proyectos de policía y vigilancia mineras, pasaremos á cumplir la misión que nos habíamos propuesto de reseñar en bosquejo la cuenca hullera de Ciñera y Matallana.

Por fallecimiento de nuestro malogrado compañero D, Luis N. Monreal, encargado de los estudios geológicos de la provincia de León, el señor Director del Mapa tuvo á bien encomendarme la revisión de los trabajos que aquel ingeniero había acopiado. Escasos resultaron los datos referentes á las comarcas hulleras, y tan escasos, que podían considerarse como nulos los que deseábamos hallar de la cuenca donde los trabajos mineros son hoy más activos, y, por lo tanto, mejores datos para el estudio geológico del país son capaces de suministrar. Para suplir esa laguna en la descripción geológica del citado Monreal, elegimos la cuenca de Ciñera y Matallana, intermedia entre la de Sabero y la de La Magdalena, todas tres unidas en otras épocas en que las dislocaciones de los terrenos y las enérgicas denudaciones que siguieron después las dejaron tan aisladas como hoy aparecen.

La región montañosa de la provincia de León, que se extiende desde la cuenca del río Luna hasta los confines de la provincia de Palencia, está constituida por repetidas alternancias de cuarcitas, calizas, pizarras y areniscas, pertenecientes á diversos sistemas del terreno paleozóico. El Devoniano y el Carbonifero son los más desarrollados, y entre ellos aparecen intercalados el Cambriano y el Siluriano con caracteres petrológicos muy diferentes.

Por repetidas fallas, próximamente paralelas al eje de la cordillera Cantábrica, los cuatro sistemas mencionados se suceden repetidas veces en fajas también paralelas, alineadas casi de E. á O., y cortadas normalmente por las principales corrientes de agua que de las montañas descienden á las llanuras.

El fondo de los valles determinados por las crestas de montañas está formado de pizarrillas arcillosas lustrosas, de color gris verdoso, con algunas capas de calizas arcillosas, ricas en fósiles devonianos. Así se observa en los vallejos de Lavid y Villar, al N. de la cuenca de Santa Lucia por el O., de Valdesalinas por el SE. y de Huergas por el S.

Como regla general, la caliza devoniana es la que limita la cuenca, destacándose en grandes crestas, que adquieren extraordinario desarrollo en los términos de Pola de Gordón, Boiza y Cabornera al O., por el N. y S.

Mide la cuenca hullera que vamos á describir 19 kilómetros de longitud, con una latitud que varia de dos á cinco, siendo aproximadamente su superficie de 76 kilómetros cuadrados. La mayor parte del territorio que abarca vierte sus aguas al Torio; pero la tercera parte de P. corresponde á la cuenca hidrográfica del Bernesga. Sus limites por el E. y por el O. son difíciles de precisar por los diversos entrantes y salientes que esta formación y las que la encajan forman entre si. La casi totalidad de la cuenca queda á la derecha del arroyo de Los Molinos, al O. de Aviados y á la izquierda del Bernesga, entre Ciñera y la Pola de Gordón. Por el N. la limita el vallejo de Ciñera hasta el nacimiento del arroyo, al O. de Las Medianas, cuyas crestas de caliza devoniana siguen por su contacto hasta Coladilla; de este pueblo pasa la linea de contacto en dirección á Vegacervera, al N. de cuyo pueblo avanza el hullero hasta el pie de las altas crestas de la sierra Polvoreda, de donde tuerce algo al SE. en dirección á Correcillas.

Prescindiendo de ciertas inflexiones y ramales, de que en su lugar hablaremos, el limite meridional comienza en las vertientes septentrionales del Cueto de San Mateo, de donde se prolonga á la Collada de Llombera y sigue hasta el Torio, al N. de las crestas del Fayeo y El Coroyo, á corta distancia de la margen derecha del arroyo Llaneces, que pasa por Orzonaga. Desde la base, junto á aquel rió, de las peñas de Los Pisones y de Utrera, que estrechamente le encauzan al S. de Matallana, dicho límite sigue por la Collada de Salinas á la Peña Cantábrica, bajando de ésta á las sierras de Aviados, al pie de las cuales se halla edificado este pueblo por las opuestas vertientes del Mediodía.

Para dar á conocer las relaciones estratigráficas de esta cuenca con los terrenos que la rodean, señalaremos los diversos cambios que se ofrecen, siguiendo distintos itinerarios, dirigidos de N. á S., es decir, normalmente á la alineación general de las capas hulleras. Éstas se presentan con mayor claridad y con menos intrusiones de otras rocas más antiguas en la mitad oriental; pero la linea más cómoda de recorrer es la que cruzan la carretera y el ferrocarril de Asturias, cuyo itinerario es el primero que vamos á describir.

Villamanin se halla situado en el limite meridional de la gran mancha carbonifera que tiene sus puntos más culminantes en los Picos de Europa, y se extiende por ambas vertientes de la cordillera Cantábrica, ocupando considerables espacios de territorio asturiano y leonés. Á corta distancia al S. de Villamanin corta la carretera una gran masa de bancos silurianos, compuesta de cuarcitas con abundancia de fucoides y pizarras negras con graptolites (Monograpsus tenuis, Barr.; M. priodon, Barr.), repetidas veces alternantes. Entre esos bancos merece especial mención el de arenisca roja, tan fuertemente impregnada de hidróxidos de hierro, que es objeto de explotación como mina beneficiable. Es un mineral de grano grueso y muy deleznable, clasificado hasta la fecha como devoniano por sus analogías con otros minerales de hierro, que en las areniscas pardas y rojas, verdaderamente devonianas, abundan en las montañas de Asturias y de León. La circunstancia de venir sobre ellas las citadas pizarras de graptolites, nos inducen á señalar esta excepción en Villamanin. Este grupo de rocas silurianas continúa al N. de la collada de Formigoso, de donde se prolonga hacia el Torio, al N, también de Valporquero.

Debajo de este grupo se presenta una faja cambriana perfectamente observada por el ingeniero Monreal. Se compone de calizas rojas arcillosas con fósiles de la fauna primordial, entre los cuales la Orthisina vaticina, Barr., es el que más abunda, viéndose además numerosos artejos y fragmentos de los géneros Paradoxides y Conocephalus. Esta faja se extiende algunos centenares de metros al otro lado del Bernesga, pero en dirección á Valporquero desaparece en la subida á la collada de Formigoso. Con la caliza arcillosa roja se presenta otra caliza silicea de aspecto brechoide, por ofrecerse á la vez con colores rojizo y blanquecino. El espesor total de la faja viene á ser de unos 70 metros.

Con poca mayor potencia siguen en contacto con el Cambriano unas pizarras siliceas amarillentas, alternantes con otras obscuras, separadas de dicha faja tal vez por una falla, pues se nota un cambio de buzamiento, habiendo sido hasta ellas septentrional con fuerte inclinación.

Sobre estas pizarras se levantan, casi verticales, grandes bancos de cuarcitas que son cruzadas por el túnel de Tueiro en la linea férrea. En la boca sur de ese túnel alternan las pizarras siliceas y las pizarrillas negras arcillosas, entre las cuales reaparecen bancos de arenisca ferruginosa, con análogos caracteres á los que se observan junto á Villamanin. El buzamiento septentrional se restablece antes de salir del citado túnel.

Separadas por una falla, y conservando el mismo buzamiento, se presentan calizas grises alternantes con pizarras arcillosas negruzcas en el vallejo de Villasimpliz, que mide poco más de un kilómetro, y es limitada al S. por otras crestas de cuarcitas cruzadas también por la via férrea, en el túnel de La Gotera.

Las cuarcitas que aquí se observan limitan por el S. el vallejo de Villafuentes, y se prolongan más al E. á los puertos de Lavid, intercalándose entre ellas una roca verde ofilica que se extiende unos 100 metros cuadrados en el nacimiento de dicho vallejo.

Al S, del túnel de La Gotera reaparecen las pizarras siliceas y micáferas con muchos restos vegetales, repetidas veces alternantes con pizarras arcillo-carbonosas y ampeliticas, divisibles en hojas muy delgadas, como las de Villamanin, y asociadas á varios bancos de areniscas ferruginosas. El buzamiento de los estratos continúa siendo septentrional, por cuya razón sospechamos la existencia de otra falla antes de llegar al fondo del valle de Lavid, constituido por calizas grises y azuladas, de estructura pizarreña y pizarras arcillosas. El pueblo se halla edificado sobre estas últimas, que parecen apoyadas sobre otras calizas con crinoides, reteporas y favosites en abundancia, extendidas con dos kilómetros de anchura hasta Ciñera.

Entre este último pueblo y Santa Lucia aparece inferior otra zona de cuarcitas y de pizarras siliceas, con costras verdosas de clorita, en capas retorcidas, rotas y dislocadas en todos sentidos, como pueden verse en los desmontes de la vía y de la carretera.

Medio kilómetro antes de llegar á Santa Lucia queda cortada esa serie Siluriana por otra nueva falla que la separa de las calizas y pizarras devonianas que nuevamente aparecen. Las pizarras, con un ancho de 500 metros, determinan el valle de la Vega de Gordón, por el cual tuerce su curso al O. el rio Bernesga hasta el estrecho de Las Baleas,

Preséntase en este último, y en la longitud de poco más de un kilómetro, la siguiente sucesión de los estratos: 

1.º Calizas compactas que limitan por el S. el valle de la Vega de Gordón, dibujando las recortadas crestas de Las Biescas y el Castro de Beberino. 

2.º Arenisca cuarzosa blanquecina manchada de rojo, en bancos verticales, con profundas dentelladuras á uno y otro lado del río. 

3.º Caliza roja algo arcillosa, parecida á la cambriana, pero sin señales de fósiles. 

4.º Caliza algo silicea, de color gris, veteada, de estructura pizarreña y de fractura astillosa.

Con menor inclinación, pues apenas llegan á 70º, pasado el estrecho, en el tajo de la vía inmediato al cruce de la carretera próximo á Beberino, las pizarras arcillosas de color negruzco repetidas veces alternan con areniscas cuarzosas y con delgados lechos de calizas arcillosas fosiliferas.

Sobre la izquierda del Bernesga, entre las moles de montañas próximas á la tierra llana, se levanta el Cueto de San Mateo, en el remate oriental de la faja de calizas devonianas con crinoides, braquiópodos y coralarios, inmediato á cuya faja pasa el eje anticlinal con arreglo al cual las fajas ó lineas de crestas montañosas, situadas más al S., tienen buzamiento meridional, así como las que se hallan más al N. buzan á este último rumbo. En una anchura de unos 10 kilómetros queda comprendida la cuenca hullera que vamos a bosquejar, y en ella se destacan seis fajas montañosas principales, cuya continuación se percibe claramente desde dicho Cueto de San Mateo.

La faja más septentrional separa el valle de Lavid del de Ciñera, y se compone de calizas cambrianas y devonianas; la segunda faja, formada de cuarcitas y areniscas, media entre el valle de Ciñera y el de Santa Lucia; la tercera se interpone entre este último y la parte del Bernesga, que en la Vega de Gordón se arrumba de E. a O. para volver á su rumbo normal de N. á S. al cortar la cuarta faja que, arrancando del Cuelo de San Mateo, pasa al N. de Pola de Gordón, cruza el mencionado río en Las Baleas y se prolonga por Beberino, al S. de Cabornera. Todavía al N. de Pola se extiende la quinta faja, ó sea de Fasgadillo, compuesta, como las dos anteriores, de caliza devoniana y desgajada al otro lado del vallejo de Santas Martas, en las recortadas crestas que limitan por el N. el valle de Huergas. Entre éste y el de Nocedo se levanta la sexta faja, donde predominan también las calizas devonianas con algunos bancos de areniscas y cuarcitas.

Los crestones calizos del Cueto de San Mateo van rebajándose de altura y perdiendo espesor en su prolongación oriental hacia Llombera, siendo limitados al S. por el valle de Huergas, en cuyo fondo adquieren mayor desarrollo las pizarras arcillosas inferiores que se pliegan entre El Pando y El Fayeo y constituyen el límite meridional de la cuenca.

Al NO. de ella, es decir, entre Boiza y Beberino, la sucesión de los estratos es la siguiente:

a—Pizarras arcillosas análogas á las de Lavid. 

b—Calizas pizarreñas algo arcillosas, abundantes en braquiópodos.

c—Potentes bancos de areniscas ferruginosas y cuarcitas fuertemente inclinadas al N.NE. Repentinamente se tienden hasta ponerse horizontales y tomar buzamiento opuesto al pie del alto y ensanchado monte de La Porrera, frente al cual está edificada la ermita del Valle; pero desde aquí se restablece el buzamiento septentrional que se sostiene hasta las inmediaciones de La Pola de Gordón. Las cuarcitas y areniscas ferruginosas continúan á lo largo del camino otros dos kilómetros.

d—Areniscas y pizarras siliceas, con impresiones de fucoides.

e—Calizas blanquecinas devonianas que limitan por el lado del N. el valle de Cabornera, alcanzando grande altura en la sierra de San Pedro.

f—Pizarras arcillosas y psamitas con vestigios de vegetales fósiles. Prolongación occidental de un ramal hullero, derivado de la cuenca, al O, de Santa Lucia, y que se extiende al N. de Vega de Gordón.

y—Calizas blanquecinas compactas y pizarreñas que limitan por el S. el citado valle de Cabornera, destacadas en los erizados peñones de Los Lampueiros, El Castro y El Pico del Fraile.

h—Faja de cuarcitas, de 50 á 40 metros de espesor, que sobresalen en las agudas crestas de El Silvar y El Cuerno de las Cadenas.

i—Calizas grises compactas, sobre las cuales está edificado Beberino.

j—Pizarra arcillosa.

Un corte general á través de la cuenca y por su punto culminante, ó sea Cotil de Fierro, sería el que de Valporquero pasara á Valle, y de este último punto á la citada eminencia, descendiendo después á los puertos de Don Diego, prolongándose á las montañas calizas que se extienden entre el Cueto de San Mateo y Llombera. La figura 1 indica aproximadamente la disposición de los estratos.

Entre esta cuenca y la de Sabero hay un espacio de territorio que mide nueve kilómetros de E. á O., atravesado por los ríos Curueño y Porma, y en el cual no existen vestigios de formación hullera. En esta zona intermedia, exenta de carbón, la disposición de los estratos es la siguiente, de N. á S.:

a—Cuarcitas que coronan las cumbres de la sierra de La Cuesta, al N, de Adrados.

b—Calizas arcillosas con fósiles devonianos.

c—Pizarra arcillosa deleznable.

d—Caliza blanquecina compacta, que en el monte de Vargas encierra un curioso yacimiento de mármol de color verde manzana, de textura fibrosa.

e—Faja cambriana de caliza roja arcillosa con fósiles de la fauna primordial.

f—Pizarra arcillosa micáfera divisible en menudos fragmentos.

g—Pizarra silicea y micáfera con restos vegetales, separada probablemente de la anterior por una falla.

h—Gruesos bancos de cuarcitas y areniscas ferruginosas que se alzan á grande altura en las cumbres de Los Villares. Á la mitad de la bajada de Los Villares se nota un repentino cambio de buzamiento, debido, sin duda, á una gran rotura de los estratos.

i—Pizarra arcillosa análoga á la c, inclinando 55º SO.

l—Calizas arcillosas y compactas con crinoides, ya gris azuladas, ya algo rojizas y marmóreas en algunos bancos.

m—Lecho de arenas cretáceas de color de ante y moradas.

n— Arenas gruesas con filas de cantos cuarzosos, sobre los cuales el pueblo de Grandoso está edificado.

o—Calizas arenosas, compactas y arcillosas, estas últimas con algunos lechos de margas interpuestas. Se desarrolla esta serie en torno de Las Bodas, junto á cuyo pueblo abundan las especies 

del cretáceo superior.

*******************


a— Calizas dolomíticas que, por sus analogías con las que se observan al N. de Cármenes, en la mina Profunda, podemos suponer carboníferas. En Valporquero inclinan 58º N., dirigiéndose O. 15º N.

b—Calizas compactas blanquecinas, alternantes con otras de color rosado. Sobresalen en peladas crestas, á uno y otro lado de la collada de Valporquero, tendiéndose con poca inclinación por los llanos de La Moneca y puertos de Lavid, donde alternan con ellas otras capas de calizas arcillosas, muy
fosilíferas, de color de amaranto. En dichos llanos se descubren bajo ellas algunos lechos de pizarrilla arcillosa más ó menos lustrosa.

c—Arenisca ferruginosa que se extiende más al O. en dos ramas principales: una que pasa al N. de Lavid, limitando su vallejo, y otra que se dirige al NO., por encima de Villasimpliz.

d—Cuarcitas micáferas pizarreñas que continúan al O. en dirección al túnel de La Gotera, á orillas del Bernesga.

e—Faja de caliza roja arcillosa, con fósiles de la fauna primordial.

f—Cuarcitas en lechos de 10 á 30 centímetros de espesor, separados por otros más delgados de pizarra siliceo-arcillosa, de color gris verdoso.

g—Pizarras arcillosas alternantes con capas de hulla.

h—Faja hullera de Valle, destacada de los terrenos en que arma por las dos fallas que se indican al N. y al S, del pueblo. Sobre la segunda marcha en dirección á Coladilla el arroyo de Las Veigas.

i-—Pizarra arcillosa más ó menos lustrosa y deleznable, de color gris verdoso claro.

k— Banco de conglomerado.

L-Calizas arcillosas de colores rojizo y violado obscuro, con abundancia de fósiles devonianos.

m—Calizas blanquecinas muy compactas ricas cn coralarios.

n—Zona hullera rica en carbón,

o—Zona superior constituída en su mayor parte por areniscas pizarreñas.

p—Grupo hullero de los puertos de Don Diego.

q—Calizas devonianas del Cueto de San Mateo que le limitan por el S.

*********************

Entre Voznuevo y San Adriano, al O. de Las Bodas, la serie cretácea, cuyas capas inclinan entre 30 y 45º al SO., se desarrolla del siguiente modo: Hasta 500 metros al N. de Voznuevo, las arenas de grano grueso con lechos intercalados de conglomerados cuarzosos constituyen la base de la formación. Al S. del mismo pueblo se desarrollan varias capas de arenas micáferas y feldespáticas, tránsito á kaolín cuarcifero, de colores blanquecino y rosáceo, conteniendo costras ferruginosas. Con ellas alternan otros lechos de arcillas pizarreñas obscuras y carbonosas. Un kilómetro más al S. sobresale un serrijón, compuesto en su base de areniscas califeras, amarillentas, y en su cumbre de calizas arenosas con fósiles.

Considerados en conjunto, es decir, prescindiendo de varios pliegues pequeños, los estratos de la cuenca sufren un doble pliegue cuyas cuatro ramas tienen desigual longitud y extensión, tanto en el sentido de la dirección, como en el de la inclinación, con mucha frecuencia menor de 45º, y por término medio comprendida entre 45 y 70º.

Al devoniano corresponde la faja paleozóica que media entre la cuenca hullera y la faja cretácea desde Peña Cantábrica hasta Valcueva. Entre estos dos puntos, en la extensión de poco más de dos kilómetros, se suceden los estratos con este orden:

a—Calizas compactas en bancos fuertemente inclinados al N., sumando un espesor de 250 metros.

b—Areniscas ferruginosas infrayacentes con cerca de 200 metros de espesor. 

c—Pizarras siliceas de 500 metros.

d— Arenas y kaolines cretáceos de varios colores, con algunos lechos delgados de arcillas carbonosas y de guijo menudo.

Las calizas devonianas son algo arcillosas y ricas en restos orgánicos, sobre todo coralarios, en la collada de Valdesalinas, donde se alinean las capas al E. 7º N. con 75º inclinación septentrional.

Con un espesor comprendido entre 200 y 250 metros, cubre al hullero, rico en carbón, una parte superior desprovista de capas explotables y que aisla geográficamente en tres grupos la cuenca de que tratamos. En su mayor parte se compone de areniscas arcillosas más ó menos pizarreñas y alcanza su mayor altura en Cotil de Fierros, extendiéndose con irregulares contornos por los altos de Tabliza hacia el S., constituyendo la divisoria del Bernesga y del Torio. Á este último corresponde el territorio del grupo más extenso de la cuenca, ó sea el de Matallana, mucho mayor que los otros dos, los de Ciñera y Puertos de Don Diego, que desde luego vamos á describir. 

GRUPO DE CIÑERA.

Este grupo es el menor de los tres: comprende la parte NO. de la cuenca, y se halla limitado al N. por las montañas de Cuértago, Conforceo y Las Medianas; al E. por el macizo montañoso de Cotil, al S. por el vallejo de Santa Lucía y al O. por el Bernesga, no sin una curiosa intrusión de rocas silurianas que, á modo de cuña, penetra hasta cerca de las labores de las minas Adela y Bernesga I. Las cuarcitas y pizarras siliceas con costras verdosas de clorita que, siguiendo las márgenes del río, aparecen entre Ciñera y Santa Lucía, se prolongan al E. por el monte Cilorno, mostrándose discordantes, con buzamiento inverso las capas hulleras, de las que están separadas por una falla, acomodado á la cual, el arroyo de Ciñera sigue su curso. Las cuarcitas ofrecen inclinación variable al NE. 

En el valle de Ciñera, al N. del arroyo Roguera que le determina, limita en parte la cuenca una faja de caliza roja cambriana, cuyos bancos inclinan de 60 á 70º NE. hasta chocar contra las labores de la mina Emilia, notándose una falla, en virtud de la que el hullero tiene buzamiento inverso. Esta faja cambriana sólo se muestra en la base de los montes Conforceo y Cuértago, ocultándose al otro lado del Bernesga bajo las crestas del Fayo de Lavid. Inferiores á las calizas rojas con fósiles de la fauna primordial, hay una pizarrilla siliceo-arcillosa y micáfera, lustrosa y de color gris verdoso. Sobre la caliza roja yace la blanquecina devoniana coronada por otra gris veteada, con abundancia de corales y crinoides en Las Medianas.

No es en este grupo de la cuenca donde se descubren en mayor número las capas de hulla, pues en rigor se reducen á una principal que yace hacia la base; otras dos dignas de mención, aunque mucho menos importantes, y varios afloramientos carbonosos, hasta el presente de escaso interés. La capa principal, que fué objeto de los antiguos registros titulados Emilia, Bernesga I y Anita, se dobla repetidas veces, habiendo en una distancia de poco más de un kilómetro hasta cuatro cambios de buzamiento.

La mina Emilia se halla situada en el limite septentrional del carbonifero, en su contacto con los sistemas Cambriano y Devoniano que constituyen el pico Conforceo, siguiendo la capa principal de la cuenca, que en gran parte se ha explotado por labores establecidas en los cinco pisos y niveles que hoy hay abiertos.

En el primer piso, siguiendo la galería de dirección, la capa apenas llega á 0m,70 de espesor en los 100 primeros metros; luego fué aumentando hasta alcanzar de cuatro á cinco metros á los 150, conservándose este espesor hasta los 220 metros de longitud que hoy tiene. La inclinación media de la capa en este piso es de 35º al S.  

Por cima del primer nivel se halla el segundo, en cuya galería principal, que tiene 300 metros, la capa inclina 50º al S,, con un espesor que varia entre cuatro y seis metros. Los anteriores dueños de esta concesión llegaron hasta la caliza que limita la cuenca; pero el arranque fué muy imperfecto por medio de galerías paralelas, de las que se han descubierto más de siete, dejando intermedias varias zonas por explotar.

De 370 metros pasa ya la longitud de la galería principal del cuarto nivel, donde se puso de manifiesto el extraordinario espesor de 12 metros que tiene la capa en algunos sitios, por medio de un tajo transversal, á los 220 metros de la entrada de la galería.

La galería del quinto piso, donde la capa tiene un espesor de 5 ó 6 metros, bajando á veces á tres, pasa de 200 de longitud; á los 60 metros de su entrada se redujo á uno, apareciendo en el muro una pizarra jabonosa, y á los otros 6 metros existe otro estrechamiento notable, volviendo á tener de tres á cuatro metros en las labores actuales. La inclinación media de la capa en este piso es de 70º al S.

Á la distancia media de ocho metros, superior á la capa principal, hay otras dos que fueron cortadas por diversas transversales de la Emilia. En el segundo piso de esta mina, la primera de esas dos capas, dividida en dos lechos por una regadura de pizarra, tiene un espesor de un metro en la longitud de 150, en que se reduce á una guía. Á los 25 metros de la entrada de la galería principal, en el cuarto nivel de la misma mina, una transversal de 16 metros cortó esa misma capa, que en su comienzo tenia 1m,60 de espesor, también separada en dos lechos por la cuña pizarreña, con una potencia de 0m,60 á 0m,80. Siguiendo la capa por una galería de dirección, se notó mayor irregularidad en su marcha, perdiéndose el carbón en largos trechos, y aproximándose á la principal hasta la distancia de cinco metros. 

En el cuarto nivel de la Emilia, á seis metros más al S. de la segunda capa, se encontró otra tercera que se halla por explotar, cuyo espesor es de unos 0m,80.

Las tres capas que afloran en la Emilia se prolongan al E, á pocos metros de las calizas devonianas de Las Medianas por Las Campas de Villar, pasando de éstas á la collada de Guin y penetrando ya en la cuenca hidrográfica del Torio.

Á unos 50 metros más al S. de la capa principal, existe la capa de la Ramona, así llamada por el nombre del registro más importante que sobre ella se hizo. Ha sido objeto de labores de alguna consideración, hoy día algo abandonadas, por ser suficientes las de la Emilia, perteneciente á la misma Sociedad, para satisfacer las demandas del mercado. La capa de la Ramona es de bastante interés, tanto por su longitud, pues recorre varios kilómetros en el grupo de Matallana, cuanto por su espesor, que excede de un metro en varios sitios.

En esta parte de la cuenca abundan los restos vegetales correspondientes á la especies siguientes:

Calamites caneformis, Schlot.

Calamites Suckowi, Brong.

Sphenophyllum emarginatum, Brong.

Annularia sphenophylloiwdes, Zenk.

Dictyopteris Brongniarta, Gutb.

Neuropteris ambricata, Goep.

Aletoptheris Serla, Brong.

Aletoptheris aquilina, Schlot.

Pecopteris polymorpha, Brong.

Pecopteris cyathea, Schlot.

Pecopteris arborescens, Brong.

Sigillaria Costez, Brong.

Sigillaria rugosa, Brong.

Stigmaria ficordes, Brong. |

Halonia tuberculata, Brong.

Al otro lado del arroyo que baja á Ciñera reaparece la capa de la Emilia en las minas Bernesga y Anita, explotadas por otra Sociedad.

Por término medio, la capa principal tiene en la Anita seis metros de espesor, pues si bien en algunos puntos se reduce á uno, pasa de ocho en otros sitios. En esta mina se ha observado, mejor que en las demás de toda la cuenca, el doble pliegue general más enérgicamente señalado en este grupo que en los otros dos. Desde el limite septentrional de la cuenca en la Emilia, hasta el arroyo que desciende de Cotil por la Ramona, buzan las capas de S.SO.; en las labores septentrionales de la Anita inclinan las capas 30º N.NE. hasta la galería de dirección, donde se notan tres inflexiones sucesivas.

Tiene la Anita por el lado del S., dando al valle de Santa Lucia, una transversal de 22 metros que cruza el cerro llamado Canto de los Cepos. En su terminación se acaba de abrir una excavación espaciosa, con objeto de establecer, para la introducción de rellenos, un plano automotor que, con la inclinación de 55º, habrá de tener 91 metros de largo.

Superiores á las capas de hulla anteriormente reseñadas, existen otras en la sierra de Las Tambascas, prolongación SO. de Cotil de Fierro, donde se hallan diversas calicatas sobre varias capas de carbón. En una de ellas se nota un banco de carbón separado en dos ramales por una faja de pizarras de 12 centímetros de espesor: el del muro llega a medio metro en algunos sitios; el del techo apenas alcanza 15 centímetros. Más abajo aparecen agrupados varios lechos de carbón, que en una anchura de siete metros próximamente alternan con otros de pizarra y arenisca, dirigidos todos E. 10º N. con la inclinación de 70º S.

Hacia la mitad de la bajada de dicha sierra, al fondo del vallejo de Villamaria, asoma, en reducido espacio, un banco de pudinga de cantos pequeños, que tiene 11,50 de espesor; y en el fondo de dicho vallejo aparecen otros dos afloramientos de carbón. Constituyen el primero dos bancos de á medio metro, separados por una zona estéril de 0m,70, debiendo ser, sin duda alguna, la prolongación oriental de la capa de la Anita. Cien metros más al S., á unos 40 más bajo, hay otro afloramiento más ancho todavía que ocupa el fondo del vallejo en forma de embudo, cuyo afloramiento corresponde á los de la Candelaria del grupo siguiente.

Excepcionalmente y no por largo trecho, en el extremo occidental de Cotil de Fierro, las areniscas y pizarras hulleras se arrumban NE. á SO., inclinando entre 25 y 50º SE, Este trastorno estratigráfico se prolonga por la hoya circular que forma el terreno al pie de Collada Quebrada, y continúa hasta el remate de la cuenca en las calizas devonianas de La Cervaliza.

GRUPO DE LOS PUERTOS DE DON DIEGO.

Continuando transversalmente á las capas de la cuenca la marcha hacia el S., se penetra en el grupo de los Puertos de Don Diego, limitados al N. por las redondeadas cumbres de Llana Gallegos y el cueto de Las Tablas. En estos montes se prolongan los desarreglos estratigráficos de la cuenca señalados en las laderas de Cotil de Fierro. 

Á este grupo limitan además por el E. los altos de Tabliza, por los cuales se prolonga desde Cotil la divisoria del Bernesga y el Torio; por el S. los montes de La Collada de Llombera, hasta donde alcanzan los derrames orientales del cueto de San Mateo; por el O. los montes que desde el mismo cueto cruzan, dibujando colladas más ó menos pintorescas los vallejos inmediatos á Santa Lucia. 

En Llana Gallegos y el cueto de Las Tablas el hullero no tiene carbón, siendo montes formados por las areniscas superiores dirigidas en ellos casi de N. á S., con una inclinación que varía entre 10 y 35º E. Sus laderas meridionales ofrecen escarpados tajos de 200 metros de altura, hasta cuya medida se aproxima el espesor de la parte pobre de la formación. Conforme se desciende al fondo del valle de Los Puertos, antes de alcanzar las labores de La Pastora, las areniscas abundan en restos vegetales, sobre todo Calamites, y se van desviando del N. magnético, inclinando 14º E.NE. Este buzamiento se conserva hasta el fondo del valle, junto á la unión del arroyo Campillos con el Valdeperales, en cuyas márgenes se observa ya el buzamiento opuesto y mayores tendencias de los estratos á alinearse casi de E. á O. Esta alineación, más general de la cuenca, se marca en las verticales SO. de Llana Gallegos. 

La Peña del Carvajal y La Cervaliza son dos protuberancias de caliza devoniana que continúan al O. por las Peñas de Castro y separan el grupo de Ciñera del de Los Puertos, quedando además intermedio el vallejo de Santa Lucia por el lado del N. Al S. de aquéllas hay dos depresiones que separan entre si las filas de crestas montañosas que les siguen. La primera depresión es la que encauza el arroyo de Los Puertos; la segunda media entre La Vallina y el cueto de San Mateo. Cruzando normalmente á las capas estas masas montañosas, entre las cuales irregularmente se prolonga á poniente la cuenca hullera, se notan las variaciones estratigráficas siguientes:

Apoyadas sobre las calizas devonianas del cueto de San Mateo, las capas hulleras yacen discordantes á aquélla, con buzamiento septentrional en la collada de Faya; pero si se desciende desde ésta á la mina Congosta, se observa un pliegue de dirección en todos los estratos, y los mismos bancos hulleros aparecen en corto trecho apoyados sobre las calizas de La Vallina, en estratificación concordante y con buzamiento meridional. Este se conserva hasta los primeros bancos de caliza devoniana de La Cervaliza, en cuyo monte se ofrecen enérgicas y frecuentes roturas de los estratos, que por tres veces, en el espacio de 240 metros, afloran con encontrados buzamientos. Al N. de La Cervaliza una falla hace asomar discordante la pizarra devoniana arcillosa de color gris verdoso, sobre la cual se apoyan las areniscas y pizarras hulleras inclinando 55º N. NE. Hacia la base de la formación se ven los afloramientos de la Anita, no llegando á 1800 metros la separación que en esta parte hace el devoniano entre el hullero. Esa separación va gradualmente disminuyendo más al E. de La Cervaliza, hasta quedar ocultas las prolongaciones de sus capas en Villamaria, sobre la derecha del arroyo Majados, al SO. de Collada Quebrada.

Hacia la base de la formación asoman en este grupo algunos bancos de pudinga, que suele tener entre uno y tres metros de espesor, si bien en algunos sitios llega hasta 10. Se observan, entre otros parajes, á unos 100 metros por bajo de las actuales labores de la Pastora, junto al arroyo Valmartinez, y más al S. en La Fuenfria, donde brota uno de los manantiales más estimados en el país.

Tres capas de bastante importancia se presentan en la parte más baja de la formación, junto á las peñas de La Cervaliza, á la izquierda del arroyo Majados. Esas tres capas han sido objeto de varias labores en la mina Candelaria, única que encontramos en activa explotación en nuestra expedición á ese país.

La capa más inferior, ó sea la nombrada núm. 4, junto al arroyo citado, se aproxima hasta menos de 20 metros á la caliza devoniana de La Cervaliza, y se dirige O. 12º N., inclinando 55º S., con un espesor medio de 1m,40; sus afloramientos se han reconocido en una longitud de 1000 metros próximamente. En su techo, que es de arenisca, y en su muro, que es de pizarra sobrepuesta á otras areniscas, abundan los restos vegetales, sobre todo los helechos (Alethopteris Serli, Brong.)

Con una inclinación media de 52º S,, y dirigida de O. 8º N. á E. 8º S., la capa núm. 2 ha sido reconocida por las labores de la mina Candelaria, que consisten en una transversal en arco de 19 metros, al cabo de los cuales se siguió la de dirección, que hoy pasa de 340 metros de longitud, y en la cual se  observaron estas variaciones á los 26 metros de su comienzo cambió su buzamiento al N., y en los 45 metros siguientes se bifurcó, abarcando un espesor de 1m,95, é inclinando 52º S. 22º E. Entre los 150 y 183 metros, ofreció repetidos ensanches y estrecheces, oscilando su espesor entre 0m,70 y dos metros, hasta desaparecer repentinamente entre los lechos de pizarra. A los 19 metros volvió á descubrirse con un espesor de 1m,40, y conservando la inclinación y el buzamiento últimamente expresados, desapareciendo por segunda vez al cabo de 122 metros en que se presenta con gran regularidad.

Fuera de la galería general, de escasa importancia han sido hasta la fecha las labores practicadas en estas capas, reduciéndose á varios testeros de ocho metros de alto, y quedando entre la galería y la superficie un macizo por arrancar, cuya altura varia entre 25 y 40 metros.

Entre 15 y 20 metros de distancia de la capa núm. 2, se halla la capa núm. 3, que fué cortada en la Candelaria por una transversal situada á 200 metros de la entrada de la galería principal. Esa transversal, arrumbada al E. 45º S. en los nueve primeros metros, se arqueó al E. 26º S. en los 24 metros siguientes, al cabo de los cuales se siguió la capa con una galería dirigida al E. 11º S. en una longitud de 40 metros. Sea porque en estas galerías no es tan activa la ventilación como en las de la capa núm. 2, ó sea por la calidad del carbón de la núm. 3, el desprendimiento de gases inflamables es tal, que obliga á trabajar con lámparas de seguridad.

Más al E. de las tres capas, se observan algunos otros afloramientos.

En ningún punto encierra la cuenca mayor riqueza de combustible que en la mina nombrada la Pastora, donde constituye un haz de capas, cuyo espesor llega á pasar de 30 metros en algunos sitios. Aunque espaciados por diversos lechos pizarreños de 15 á 30 centímetros de espesor, los de carbón completamente puro suelen ser de 07,80 hasta dos metros, según puede observarse en los dos niveles de la mina, separados unos 100 metros en distancia vertical. Tan excepcional espesor consiste en una especie de lentejón que forman los estratos en esta parte de la cuenca, según se puede notar en la transversal del segundo nivel, ó nivel superior de la Pastora, donde las capas del muro inclinan 60º y las del techo 25º solamente.

Medio abandonadas hallamos las labores de esta mina. En la galeria general del primer nivel se observaron las siguientes variaciones en la marcha del criadero. Los 73 primeros metros se abrieron con la dirección E. 11º S., sobre las capas consideradas como estériles, por estar intimamente mezcladas con pizarras arcillosas. Siguieron á aquéllos otros 60 metros con la alineación media E. 20º S., y 24 metros más adelante, donde la capa se acoda al S. 5º E., se comenzó una transversal para cortar otra capa superior, cuya existencia constaba por los afloramientos de la superficie. Esa transversal mide 9m,50 de largo.

En el segundo nivel se empezó por un recórte en arco de 1m,80, arrumbado al E. 16º S., abriéndose después una galería irregular de poco más de 100 metros, con direcciones que varían entre S. 28º E. y S. 42º E., acomodándose la segunda mitad á la de S. 57º E. Á los 62 metros de su comienzo se practicó una transversal, arrumbada al E. 30º N., que á la longitud de 41 metros cortó otra capa de carbón, sobre la que existen dos pequeñas galerías.

La capa principal de la Pastora continúa por bajo del cueto de Las Tablas, aflorando en varios de los barrancos que de él vierten aguas al S.; sigue hacia la base de Tabliza, donde cruza el arroyo Valmartinez, pasando á los montes que limitan por Mediodía el valle de Los Puertos. En el recodo que la denudación trazó en los afloramientos de la capa, ésta se dirige O. 12º N. con fuerte inclinación septentrional. Allí existe el registro nombrado Zarpa, y más al O. se extiende la Competidora, por los confines de Los Puertos con el cueto de San Mateo, es decir, por el alto de Bustillo, que se enlaza al NE. con Tabliza. En la Competidora los estratos vuelven á tenderse entre 30 y 50º de inclinación con buzamiento meridional, no existiendo por esta parte labores suficientemente desarrolladas para juzgar la mayor ó menor importancia del criadero, cuyo espesor se halla comprendido entre 2 y 4 metros en largos trayectos.

En la collada de Llombera la misma capa principal se divide en dos ramas en la mina Sorpresa, cada una de las cuales tiene 7 metros de espesor, abarcando entre ambas una distancia de 45 metros. Se dirigen O. 30º N. y se extienden por las vertientes de Tabliza y Cuella Lampa. Entre estas dos alturas, en la collada que nombran La Lomba, hay un pliegue parcial en que las capas inclinan al S. por corto trecho, restablecióndose el buzamiento septentrional en los montes de Llombera, sitos en los confines de la costa.

Al N. de Cuella Lampa se alza la sierra de Valdecal sobre el barranco de Valdeperales, formando un saliente de caliza negruzca y pizarreña que, con otra obscura veteada y en ciertos parajes de aspecto brechoide, se destaca entre las pizarras hulleras, que en la conclusión del barranco tienen buzamiento meridional. Rodea por Levante el cueto de San Mateo la formación hullera, que se extiende por la collada de La Corredera, 120 metros más baja, ocupada por areniscas y pizarras arcillo-cuarzosas con calamites y helechos, inclinadas desde 15º hasta 60º SO. En las crestas de la collada predominan las areniscas de grano grueso, algunos de cuyos bancos pasan á una pudinga de guijo menudo, que continúan más á Levante por Cuella Lampa, donde afloran lechos de carbón entre otros delgados de pizarras desviadas al O. 50º N., que hasta la fecha no han sido objeto de formales investigaciones. Por esta parte los estratos se retuercen de modo que en las vertientes orientales de esas eminencias se cambia el buzamiento al N.NÉ, con inclinación variable entre 30 y 60º.

En torno del cueto de San Mateo hay varias calicatas: una al NE., donde se situó la mina Olvido, digna de este nombre; otras dos en el comienzo del vallejo de Santas Martas, de poco mayor interés. Siguiendo el rumbo O, 12º N. se prolonga hacia La Pola de Gordón un ramal hullero por la collada de Faya, que, en una longitud de 500 metros, media entre las peñas de Las Vallinas y el cueto de San Mateo, y rodeando esta última eminencia, adquiere mayor ancho al desplegarse por el vallejo de Santas Martas. El ancho medio de este ramal apenas llega á un kilómetro, pero sufre repetidos ensanches y estrecheces. La mayor de éstas se observa en la collada de Faya, donde se intercala un cordón de caliza que se prolonga al SO., dejando al N. otro cabo saliente hullero que desciende á la Faya Baja, y notable por el mayor desarrollo que adquieren los conglomerados. Sobre éstos yacen varias capas de pizarras y areniscas, entre las que arman dos lechos carbonosos de escaso interés industrial.

Las calizas marmóreas grises y rojizas con crinoides, gonalites, retéporas y braquiópodos de las canteras altas de La Pola de Gordón se arrumban al E. 20º N., inclinando 2º al S.SE., limitando por el N. la prolongación occidental de la faja hullera, que se extiende por el fondo del vallejo de Santas Martas. Por este extremo de la cuenca las capas presentan multiplicados repliegues, y así puede observarse á 200 metros SE. de La Pola, junto á la carretera de Asturias, donde, en el corto espacio de 50 metros, aquéllas cambian seis veces de buzamiento.

Á 400 metros al SE. de La Pola, sobre la izquierda de la carretera, se hallan las labores arruinadas de una mina de carbón, cuya capa, en algunos sitios, pasó de 1m,50 de espesor. No obstante la excelente situación en que se halla, fué abandonada por excesiva blandura del carbón. La misma capa reaparece al otro lado del río inmediata á la faja de caliza, intercalada entre las pizarras en bancos de 10 á 30 centímetros de espesor, dirigidos O. 20º N. en el cerro nombrado de Los Casares, prolongación occidental de las recortadas crestas de Millar. 

Á 300 metros al N. de Pola de Gordón, siguiendo la carretera de Asturias, se ve la linea de contacto del hullero con las calizas devonianas fosiliferas que inclinan 40º NE. En su contacto el hullero, con buzamiento opuesto, se compone de conglomerados de cantos gruesos de caliza devoniana mezclados con guijos y granos de arenisca y de pizarra unidos por un cimento de la materia arcillo-arenosa que constituye las pizarras alternantes y superiores á dichos conglomerados. Cruzan éstos el Bernesga; continúan por la parte baja del vallejo de Villarin, sito entre La Pola y Cabornera, y se extinguen antes de llegar á este último término. Las pizarras y las areniscas de la formación, con algunos lechos carbonosos insignificantes, todavía enntintan más al O. por las colladas de Paradilla, Villamón y Santa Cruz. Entre las dos últimas, la faja bullera se reduce á un ancho de 150 metros.

Las capas carhoníferas de este grupo también se prolongan al otro lado del Bernesga y de la carretera de Asturias, entre Santa Lucía y Vega de Gordón. Á corta distancia al N. de este último pueblo existe una pequeña mancha hullera, con algunas capas de carbón que han sido objeto de investigaciones poco fructuosas. En el valle de Villarin bay un banco de carbón que en total mide un metro de espesor, si bien está dividido en dos zonas por pizarras arcillo-carbonosas. En las inmediaciones de la venta de San Roque esta manchita hullera se reduce á pocos metros de anchura; algo más al O., en el arroyo Campanal, ofrece una rotura parcial en contacto con las calizas devonianas; y poco antes de llegar al arroyo de La Mata, que baja á Vega de Gordón, aparecen las pizarras hulleras muy contorneadas y plegadas entre las areniscas ferruginosas que hay al N. y las calizas que las limitan por el lado opuesto.

Los afloramientos de la capa de carbón de Rio Malo, al N. de Vega de Gordón, pasan al otro lado del arroyo á una longitud de 500 metros hacia Poniente, continuando en rumbo opuesto, con la dirección E. 10º N, Las pizarras con algunas psamitas pizarreñas del muro, y las areniscas con pizarras del techo buzan al S.; pero más cerca de Vega de Gordón presentan el buzamiento opuesto.

GRUPO DE MATALLANA.

Mide el grupo de Matallana una extensión superficial que no baja de 45 kilómetros cuadrados, limitándole al O. la divisoria de los ríos Bernesga y Torio y alcanzando por Levante el camino que de Aviados se dirige á Correcillas, si bien reducida la formación á dos estrechas fajitas separadas por la masa de calizas devonianas que en el corte de la figura 2 se indican. Cruza al grupo El Torio por su parte media, cerca de cuyas orillas, á causa de la mayor regularidad de los estratos, puede comprobarse la existencia de nueve capas, cada una de las cuales aflora dos veces por lo menos á consecuencia del pliegue general á que todas están sometidas, además de otros parciales que más adelante indicaremos,

Labores de rapiña, hoy la mayor parte abandonadas y en ruinas, han sido las excavaciones practicadas en este grupo, abiertas con escasos recursos por gentes del país que raras veces penetraban con la misma galería en una longitud mayor de 20 metros; y cuando sus estrechos, tortuosos y mal entibados escarbaderos ofrecían claras señales de hundimiento, perforaban nuevas aberturas en los afloramientos inmediatos de la misma capa.

Entre Llombera y Orzonaga median diversos vallejos derivados de los altos de Tabliza: unos cortos, estrechos y tortuosos, como el Val de Cebra; otros muy abiertos, que por sus anchas planicies recibieron el nombre de Los Llanos. Á éstos van á parar las prolongaciones orientales de las capas que hemos considerado en los puertos de Don Diego. 

En los llanos de Tabliza asomó la capa ancha de Los Puertos con tres metros de espesor; mas hoy está oculta entre los prados, donde pequeñas y en gran parte denudadas escombreras indican el sitio de las labores que antiguamente existían.

Á 400 metros más al S. afloran otras dos capas. La más septentrional inclina fuertemente al S., que tiene medio metro de potencia, y sólo se siguieron sobre ella 12 metros de galería, fuese por la mala dirección de las labores, o á causa de la inferior calidad del carbón,

Con igual espesor y buzamiento, á 30 metros más al S., hay otra capa que, por señalarse á la izquierda y no á la derecha del barranco y por presentar igual espesor, buzamiento y caja, consideramos como la continuación oriental de la anterior, habiendo efectuado un salto de la medida indicada.

Más á Levante se encuentra el vallejo Val de Cebra, que tiene dos kilómetros de largo, y en el afloran, pero con buzamiento septentrional, las mismas capas que en el vallejo anterior. En el espacio intermedio, los estratos hulleros se contornean en todos sentidos, presentándose horizontales ó casi horizontales en largos trechos; y tales trastornos estratigráficos se observan más al S. en las capas devonianas que limitan la cuenca á la derecha del Llaneces, que se ofrecen contorneadas y rotas en todos sentidos.

Los afloramientos de carbón de Val de Cebra no se indican con caracteres que den gran importancia á esta parte de la cuenca, cuya mayor riqueza se halla en los vallejos de La Cuesta, Las Medianas y
Barzanilla, junto á Orzonaga.

Del alto de Tabliza desciende, entre otros vallejos, el nombrado de Medianas, que se dirige á Orzonaga; y en la primera mitad, entre capas que inclinan al S., existen varios lechos carbonosos de escaso
interés. Hacia el medio del vallejo las capas se doblan formando una comba ó fondo de barco; un kilómetro antes de llegar al pueblo se tienden de nuevo, ganando la horizontal por corto trecho; pero súbitamente vuelven á levantarse con fuerte inclinación meridional, asomando en el espacio de unos 500 metros seis capas, de las cuales la mayor mide 60 centímetros de espesor, término medio.

En la conclusión del vallejo, separándole del inmediato de La Cuesta, se alza sobre Orzonaga, con una altura de cerca de 200 metros, el monte titulado La Corolla, donde hoy se trabajan algunas minas
de carbón, entre otras la Favorita. Allí existen dos capas, cada una de 50 á 40 centímetros de espesor, si bien una de ellas afloró en algunos sitios con 85 centímetros. Esta capa principal se explotó en cuatro pisos que atraviesan la montaña hasta el vallejo inmediato, hallándose hifurcada en largo trecho.

Á 10 metros más al N. se encuentra la segunda capa, que constantemente tiene dos pies de potencia y, como la anterior, buza al S. Á pesar de que el carbón que producen es tan deleznable que apenas rinde 20 por 100 de cribado, ambas capas se explotan con afán por su buena calidad. El laboreo se efectúa por gente del país en galerias de mezquinas proporciones y tajos no muy bien dirigidos. Sobre la capa principal hay dos galerías, cada una de las cuales pasa de 100 metros de longitud.

Al otro lado del arroyo, en el cerrito que junto á Orzonaga separa el Medianas del Barzanilla, afloran las capas anteriores acompañadas de otras con el orden que á continuación se indica:

a—Capa por explotar que mide en los afloramientos 35 centímetros de espesor.

b—Capa titulada de La Menilla, distante 49 metros al S. de la anterior, y cuya potencia llega á 0m,50 en varios sitios.

c—Capa de La Fermina, casi tan potente como la anterior. 

d—Capa dividida en dos lechos separados por un metro de pizarra y de la cual acabamos de hablar. En este cerrillo se abrió sobre ella un pozo de 25 metros de profundidad por bajo del nivel del vallejo, y en el fondo de aquél se siguió una galería hasta romper en las márgenes del Barzanilla.

e—Sita á 25 metros de la anterior y á 150 de Orzonaga. Es notable esta capa por la irregularidad de su marcha, pues se halla dispuesta en rosario, formando nudos hasta de 1m,50 de espesor.

f—Capa inmediata al pueblo, que en pocos sitios pasa de 20 centimetros de espesor.

Al SO, de Orzonaga se prolongan las capas siguientes, que ya no alcanzan al vallejo de Las Medianas, sino que afloran en la terminación del de La Cuesta.

g y h—Capas de la antigua mina Antonia, sobre la izquierda del arroyo Llaneces, que dirigido O. á E. se reúne en Orzonaga con el de Las Medianas y Barzanilla. Las labores de esa mina se abandonaron el año pasado, por no llegar á 30 centímetros el espesor de ambas capas, que distan entre si unos ocho metros. Á pesar de ello, continuando las investigaciones pudiera resultar que fuesen la reaparición al S. de las capas e y d.

i—Dos lechos carbonosos de 20 centímetros de espesor cada uno, separados por una regadura de otro tanto.

l—Otra capa de 40 centímetros de espesor, distante unos 50 metros de los lechos anteriores.

Todavía más al S. asoma otra capa al otro lado del Llaneces, junto á las peñas de caliza de Las Campas. Se explotó en gran parte hace diez y ocho años, presentando en la zona superior grandes bolsadas
de carbón que llegaban hasta las peñas calizas y fueron objeto de labores de rapiña hoy enteramente arruinadas; pero todavía queda algo por arrancar.

De la cuenca del Bernesga pasan las capas de la Emilia á la del Torio, cruzando de la collada de Las Medianas hacia la derecha del arroyo Las Veigas, de donde, apoyadas en el conglomerado, en contacto á su vez con las calizas devonianas, penetran por bajo de las casas del N. de Coladilla con un espesor de 1m,56 en la mayor que ocupa el muro del criadero. |

Por el alto de Conforceo y las lomas de Cabanillas continúa la capa de la Ramona á Levante de Cotil de Fierro, penetrando por el vallejo de Roquera en el término de Coladilla, á 80 metros al S. de cuyo pueblo aflora en las márgenes del arroyo Riazo dividida en dos ramales de á 0m,50 de espesor, separados por un lentejón de pizarra cuyo espesor es de un metro, término medio. Más á Levante se reducen las capas de carbón á un lecho de Om, 40. 

En la subida á Cotil desde Coladilla, siguiendo el arroyo Riazo, se hallan sobre su derecha las prolongaciones de las capas del grupo de Ciñera. Por largo espacio de terreno éstas conservan la inclinación de 50 á 40º S., hasta llegar al Canto de las Cruces, que se deriva de Cotil de Fierro por el intermedio del serrijón nombrado sierra Tejeda. En ese punto se observa la inflexión que forman las capas en lo alto de Cotil; pero antes de llegar al dicho Canto de las Cruces se encuentran varias capas de carbón, la principal de las cuales mide un ancho de dos metros, estando separada en varios lechos por diversas fajas de pizarra de 2 á 10 centímetros. Por encima de ella hay otras capas, una de cerca de un metro. Es natural que en el centro de la cuenca sea donde de un modo más regular se presente la ordenada sucesión de los bancos hulleros. 

El itinerario de Coladilla á Orzonaga es el que con mayor claridad puede dar cuenta de los caracteres estratigráficos, según se indica en la figura 2, en la cual se señalan con números las principales capas
de carbón.


Al N. de Coladilla se levantan las crestas de caliza devoniana a, bajo las cuales se ocultan las pizarras b, que ocupan el fondo del vallejo, al N. del cual se hallan edificados los pueblecillos de Valle y Villar. Con un espesor de ocho metros aparece discordante con los anteriores un gran banco de conglomerados c, entre los cuales brota la caudalosa fuente de Coladilla, pueblo situado 50 metros más al S. En el espacio intermedio asoman entre pizarras arcillosas y arcillo-carbonosas dos capas de carbón: la núm. 1 se reduce á 15 centímetros de espesor; la núm. 2 pasa en algunos sitios de un metro, prolongándose á Poniente por La Campiza, hacia donde va á parar la continuación de la Emilia. 

Por Levante va oculta en el fondo del valle y cruza El Torio al N. de Vegacervera. El muro de esta capa es de arenisca pizarreña. Bajo las casas de Coladilla, y entre pizarras carbonosas, arma la capa 5.ª, que suele dividirse en cuatro ramales de á 12 centímetros cada uno. Todo el conjunto de estas tres capas responde á la prolongación de la Emilia, subdividida en tres brazos principales.

A 200 metros más al S., y con un espesor de 25 á 30 centímetros, conserva el buzamiento meridional la capa núm. 4, continuación de la Ramona. En la subida al alto de Barzanilla, 150 metros más alto que Coladilla, se observan algunas ondulaciones en los estratos que en nada alteran su marcha general y su buzamiento al S. Entre ellos afloran varios lechos carbonosos sin importancia, y en algunas capas abundan los calamites.

En el comienzo del valle de Barzanilla, uno de los varios que afluyen al lugar de Orzonaga, existen otros afloramientos que todavía no han sido objeto de minuciosas investigaciones. El señalado en el corte con el núm. 7 presenta 50 centímetros de carbón que no parece de mala calidad, con una caja de más de un metro de espesor. En esta parte de la cuenca, próxima ya á su centro, las capas se dirigen
O. 16º N. con 52º de inclinación S.

Á 250 metros más abajo se encuentra la mina Petra (núm. 8), en explotación por gente del país. La capa mide un espesor de 0m,75. Suministra un carbón graso á propósito para fraguas, y su lecho ofrece tal consistencia, que los obreros prescinden casi enteramente de entibación. Á cada lado del arroyo hay abierta una galería, la mayor de las cuales, que es la de Poniente, alcanza 70 metros de longitud. En esta mina los estratos se desvían algunos grados más al O., inclinando 28º al S. Á 22º y á ocho metros más al N. de la Petra, quedan otros dos afloramientos de carbón de 25 á 30 centímetros de espesor. 

La capa superior de la cuenca se halla poco más abajo de la Petra, con un espesor de 55 centímetros, y á 120 metros más al S. señálase la comba ó fondo de barco que dibuja la cuenca. Próximamente a igual distancia del eje sinclinal reaparece la misma capa, quedando intermedia una gran masa de arenisca. En el núm. 10 la capa 9.ª se reduce á la mitad de espesor, habiendo sido en gran parte explotada
con las codiciosas y desordenadas labores de la gente del pais.

Distante 300 metros de la 10, y quedando intermedios los afloramientos de la Petra y las dos contiguas, asoma otra capa 14, probablemente continuación meridional, con buzamiento opuesto de la 6.ª, siendo su espesor de 35 centímetros.

Á ocho metros más abajo afloran tres lechos de á pie, reuniéndose á Levante los del techo en una sola capa de medio metro. Fué objeto hace algunos años de varias labores que se abandonaron, según
dicen, por salir el carbón demasiado terroso.

Otros tres afloramientos de escaso interés, distantes unos 300 metros al S. de la capa 14, pueden muy bien ser la reaparición de las capas de la Emilia, así como la anterior de la Ramona, y á partir de ese sitio, próximo á Orzonaga, las capas, que se presentan fuertemente inclinadas, no tardan en alcanzar la vertical, con la dirección E. 14º N., sucediéndose después los estratos con buzamiento septentrional.

A 300 metros al N. de Orzonaga asoman dos lechos de hulla, separados por una regadura de 25 centímetros. El del techo mide 39 centímetros de espesor, el del muro 15, y en parte han sido explotados.

Mayor importancia tiene la capa 17, que con una potencia de 0m,85 ha suministrado un carbón duro y graso, hallándose hoy día arruinadas las lahores. A Levante del arroyo empobreció mucho y apenas
se explotó; por el lado opuesto se cruzó la montaña, arrancándose toda la hulla superior al fondo del vallejo, hasta llegar á los afloramientos del inmediato. Sobre su techo encajan gruesos bancos de
arenisca amarillenta.

Escaso yalor industrial ofrecen los lechos de carbón en el vallejo Matinta, inmediato á Orzonaga. La mayor parte de ellos tienen espesores inferiores á 30 centímetros, y el más apartado del pueblo,
que llega á 55, ha presentado un carbón de mala calidad en las varias calicatas en él practicadas. Los estratos inclinan entre 60 y 75º al S.

Más interés muestran las mismas capas en el vallejo del Salguerón, al E. del anterior y más inmediato al Torio. Sobre la derecha del Salguerón, y junto al camino de Orzonaga á Matallana, se levanta un peñón de caliza devoniana, derivado de las crestas montañosas que á poco más de un kilómetro al S. limitan la cuenca. A corta distancia se descubre el primer lecho de carbón, cuyas labores antiguas están del todo arruinadas. Quince metros más al N. asoma la que llamaremos principal, y que por hallarse constantemente dividida en dos ramas, es fácil de reconocer á uno y otro lado del Torio. Se arrumba al O. 14º N. con 80º inclinación S., y en ella se abrieron dos galerías hoy en ruinas. Su espesor es de 80 centímetros en total; pero de él hay que descontar una cuarta parte de pizarra interpuesta en el medio.

Á 120 metros más al N. se halla otra capa que aflora con 40 centímetros de espesor, pareciendo de mayor importancia otra 4ª capa situada algo más arriba.

Sobre la izquierda del vallejo, á la mitad próximamente de su longitud y 500 metros más allá de las anteriores, asoma la 5.ª capa, viéndose por fin la última en la parte alta del vallejo, con 80 centímetros de espesor, que no ha sido todavía bien explorada.

En lo alto de La Muedra, esto es, en el nacimiento del vallejo, se ve otra capa de Num, 40 que penetra por las rápidas laderas del Bustayal en el fondo del vallejo, á cuyo remate se halla edificado Serrilla, y
donde se dibuja el eje anticlinal, cuya prolongación á Ó. va á parar á Cotil de Fierro.

En gran parte explotadas continúan las capas á Levante de Orzonaga hasta tocar las márgenes del Torio, de donde se prolongan con mayor interés al término de Matallana. 

Las capas inferiores se hallan próximas á las peñas de Utrera y Los Pisones, al SE. de Orzonaga, viéndose todavía en el cerro nombrado El Castro las ruinas de varias galerías que siguieron dos capas, distantes entre sí unos ocho metros, dirigidas á O. 15º N. La del S. buza al N. y la del N. al S., reuniéndose en una sola á los 10 metros de profundidad. Su prolongación al otro lado del Torio se señala por pequeñas manchas carbonosas en la falda de Peña Utrera, y por el lado opuesto continúa la misma capa de carbón por la loma de Pando, en cuya falda occidental se halla Orzonaga. En ese extremo de la capa, cuya prolongación más á Poniente cruza el pueblo en su parte NE., hay un registro de gente del país; y allí los estratos señalan un pliegue cuya continuación oriental se dibuja en el remate del Salinas sobre la izquierda del Torio.

Varias de las capas de Orzonaga se prolongan á las márgenes del Torio, aflorando en la bajada que conduce al puente de Serrilla. Al comienzo de la bajada asoma una dividida en dos estrechos ramales, á los que separa una cuña de pizarras, y 200 metros más abajo aparece otro haz de capas que en total miden 90 centímetros de espesor. Sobre ambos criaderos se abrieron dos galerías de 20 ó 30 metros
de largo que hoy se hallan totalmente hundidas

Á lo largo del vallejo Bustillo afloran las capas que se descubren en el de Fuentescala, sin que tengamos que anotar observaciones de interés respecto á las ya mencionadas. En lo alto de Escoboso,
donde afloran algunos lechos de hulla de exigua potencia, las pizarras alternantes con delgados bancos de arenisca se arrumban al O. 40º N. con 60º inclinación SO. Conservando el buzamiento septentrional, la capa 8.ª llega á tener 60 centímetros de espesor; en cambio la 7.ª aflora pobre, y á cinco metros de ella se descubre otro lecho delgado de hulla que no se encuentra en Fuentescala.

La 5.ª aparece dividida en varivo ramales, dos de ellos de 55 centímetros cada uno, y separados por una cuña de medio metro. Entre los restos vegetales que junto á ellos se hallan, abundan los Veuropteris. En la salida del Bustillo al llano de Matallana, se hallan las labores arruinadas que se practicaron sobre la 4.ª capa, encajada entre bancos que se retuercen y se tienden en corto trecho con buzamiento septentrional, si bien el opuesto es el que predomina en el vallejo.

La capa que hemos llamado principal aflora en el barranco Salinas, habiendo sido en parte explotada por las labores de la mina Guadalupe, donde el ramal del muro presenta un metro de espesor, variando el del techo entre 30 y 70 centímetros. Este último, preferido por los herreros del país, es de carbón brillante y de llama larga.

Las capas de la Guadalupe cruzan en su terminación el arroyo Escalada, y á través del monte Valdecatón cruza al de Regueras, donde se registró la Carmonda. En esta mina desapareció el ramal
del muro, siguiendo el del techo con medio metro de espesor; pero un kilómetro más al E., en el monte nombrado Los Malladones, aumentó su espesor hasta 1m,50, habiendo motivado el registro de la
Pepita, cuyas labores de rapiña estuvieron activas durante seis años.

Entre el valle de La Biesca y Peña Cantábrica la misma capa principal se divide en varios ramales, algunos hasta de 0m,60 de espesor, sumando en total un ancho que varía entre uno y dos metros.

Junto á la Peña Cantábrica se observan en el muro algunos trastornos estratigráficos, penetrando en el criadero varias capas de caliza devoniana, en contacto de la cual terminan completamente las capas hulleras situadas más al S.

En los afloramientos de la mina Adolfina, antes la Flor, por ambos lados del arroyo de La Arbea, pasa de un metro su espesor; pero se halla muy mezclado de cayuela, volviendo á adquirir mayor importancia á uno y otro lado del arroyo de Los Molinos, junto al cual pasa de 1m,10 de carbón puro, casi siempre inmediata á la caliza devoniana.

Todavía continúan los afloramientos de la capa principal en el término de Aviados, á un kilómetro al NO. de cuyo pueblo se presenta doblada con cerca de un metro de espesor, habiendo sido objeto de
diversas labores de escaso interés.

Á 20 metros más al S. de la principal aflora en Valdesalinas otra capa de hulla, cuyo espesor raras veces pasa de un pie; pero es notable por su continuidad, pues se prolonga por el arroyo Escalada al monte de Valdecatón, de donde desciende al Regueras, y aquí aumenta su separación de la primera hasta alejarse cerca de 100 metros. En su techo predominan las areniscas con abundancia de calamites y de costras carbonosas, y todavía cruza el criadero al vallejo de La Biesca hasta quedar cortada por las calizas devonianas de la Peña Cantábrica.

Siguiendo el vallejo de Fuentescala se presentan de abajo arriba las nueve capas siguientes:

Primera capa.—De un pie de espesor, prolongada sin aumento ni disminución hasta Regueros y sita á 150 metros de la conclusión del vallejo. 

Segunda capa.—Es la designada con el nombre de principal y que anteriormente hemos detallado.

Tercera capa. —Procede de Orzonaga; cruza el Torio al S. de Matallana, y en pocos sitios pasa su espesor de 30 centímetros, distando de la anterior 20 metros y unos 250 de la siguiente.

Cuarta capa.—Se descubre también junto al río al S. de Matallana, siendo muy variable su espesor, pues en unos sitios pasa de un metro, reduciéndose á 32 centímetros entre los vallejos de Fuentescala y Regueros, donde inclina 52º N. En los puntos donde es mayor su potencia se halla mezclada con pizarrilla carbonosa ó separada en dos ramas por una cuña. Se explotó en gran parte por cinco galerías de longitudes entre 15 y 40 metros, existiendo además un pozo de 8 con dos pequeñas galerías á uno y otro lado.

Entre la 4.ª y la 5.ª capa hay una distancia de 160 metros, y en ese espacio se observa un pequeño asomo carbonoso de 12 centímetros.

Quinta capa.—Como la anterior, arma entre las pizarras y areniscas, repetidas veces alternantes, dirigidas O. 14º N., inclinadas 70º N. Consta de dos lechos de 0m,50 separados por otro de pizarra de 0m,60. A Levante adelgaza en las pocas calicatas en que se ha notado, y por el lado opuesto cruza el Torio junto á Matallana. En Fuentescala se abrieron dos galerías: la inferior, junto al arroyo, mide 40 metros, y la superior sólo es de 6. 

Sexta capa.—Dista de la anterior unos 270 metros y la mitad próximamente de la que sigue. Entre las dos primeras se destacan en el terreno tres cordones de arenisca de 20 metros de espesor cada uno. En la 6.ª el buzamiento es meridional con 70º de inclinación, y por término medio su espesor es de 30 centímetros; pero disminuye en la falda oriental, aumentando del lado opuesto, donde se intercala en su parte media una cuña, acompañando además al muro un lecho carbonoso de 12 centímetros. 

Séptima capa.—Sita en el comienzo de la mitad superior del vallejo, se halla dividida en dos lechos de á 28 centímetros por una regadura pizarreña de 35. Se halla por explorar, y las areniscas y pizarras en que arma conservan su buzamiento meridional. Entre ésta y la siguiente, espaciados unos 300 metros, hay varios lechos carbonosos sin interés.

Octava capa.—Sólo ha sido descubierta por dos calicatas, donde se ofrece con 40 centímetros de espesor, notándose buzamiento opuesto al que tienen las tres anteriores.

Al N. de la collada de Vallesalinas se halla el vallejo del Reguerón, inmediato al de Fuente Escalada, y donde se encuentran las siguientes capas de carbón yendo de S. a N,:

1.ª Capa carbonosa, tal vez prolongación de la Florida y Gaseosa, sitas en el remate del vallejo Salguerón, cerca del camino de Orzonaga á Matallana.

2.ª Otra capa estrecha, sita á 30 metros de la anterior, y que sólo se descubre en una pequeña excavación. 

3.ª Lecho carbonoso de 15 centímetros de espesor, á 25 metros de la anterior y á poco más de la siguiente. 

4.ª La capa que hemos llamado principal, reducida en Regueras á un espesor de 35 centímetros. Ha sido muy explotada junto al puentecillo de Valdesalinas, viéndose hoy arruinadas sus antiguas labores.

5.ª A 40 metros de la anterior y á unos 50 de la que sigue. En pocos sitios presenta más de 28 centímetros de espesor. 

6.ª Se halla comprendido su espesor entre 60 y 80 centímetros y, como la 5.ª, está casi enteramente por explotar. Sobre su techo yacen grandes bancos de arenisca inclinados 45º N. Entre esta capa y la siguiente cambia el buzamiento de los estratos.

7.ª  A 200 metros de la anterior, consta de dos ramas de á medio metro cada una, separadas por una cuña de 40 centímetros. Se abrió sobre ella una galería de 55 metros, habiéndose observado que disminuye su grueso en el fondo del vallejo.

8.ª Diez metros más arriba de la 7.ª aflora un gran depósito irregular de carbón, del que parten varios ramales, hallándose en el punto de inflexión de los estratos, que de nuevo vuelven á buzar al N.

9.ª Repetición tal vez de la 7.ª, y como ella dividida también en dos ramales que, dirigidos O. 26º N., inclinan 64º con buzamiento meridional.

10.ª Repetición tal vez de la 6.ª En este vallejo se reduce á 33 metros de espesor, pero llega á un metro en Fuentescala y se prolonga con regularidad en sentido opuesto, penetrando en el vallejo de Biescas. En su muro, que es de arenisca, abundan los Calamites, y en su techo, que es de pizarra, se encuentran también con abundancia los helechos, los Lepidodendron, Sigillarias y Annularias. En este punto los estratos se retuercen en el sentido de su inclinación, predominando el buzamiento meridional, que se sostiene hasta los bancos que forman el elevado monte de Cueto Salón.

También de este último arranca el vallejo inmediato de La Biesca, en cuya mitad superior se contornean las capas, dibujando un fondo de barco en el que predomina el buzamiento meridional. Siguiendo la marcha aguas arriba, se encuentra en la conclusión del valle, al pie de la Peña Cantábrica, la capa principal, á 200 metros más al N. de la que se halla un lecho de carbón de 20 centímetros de espesor.

A 120 metros más arriba y alineada 0. 14º N. hay otra capa de carbón de 20 centímetros, acompañada en el muro de dos lechos muy delgados. A 24 metros más al N. se halla la capa de la Valenciana, con un pliegue en cuyo vértice dejó intermedia una gran masa de | carbón que midió más de tres metros en algunos sitios. Esta capa se explotó casi por completo en un centenar de metros á cada lado del arroyo y por encima de sus aguas. Á otros 28 metros de la anterior se halla otra capa de medio metro de espesor, que ofrece la circunstancia de hallarse contorneada según la dirección. Las labores que en ella se hicieron se encuentran hundidas enteramente, y en el mismo caso están las de la capa siguiente, sita á 25 metros más al N., presentándose vertical y dividida en dos ramas de 15 á 20 centímetros cada una.

Á 80 metros de la anterior hay otra capa, y á 200 metros más al N. otra separada en dos ramas de á medio metro por una cuña que en ciertos parajes mide seis metros de ancho. Á otro tanto de distancia hay por fin otra capa importante que llega á tener metro y medio de espesor, si bien la tercera parte es la única aprovechable, pues el resto da mucho menudo mezclado con pizarra. Por encima de ella existe una gran masa de areniscas idénticas á las de la parte superior de Cotil de Fierro, y á 10 metros más al S. de ella aflora otro lecho carbonoso de un pie de espesor.

Los conglomerados, que escasean mucho en la mitad occidental de la cuenca, se encuentran con mayor abundancia entre Matallana y Correcillas en torno del alto monte de Cueto Salón. Á mitad de distancia entre el último pueblo y Villalfeide asoman á diversos niveles gruesos bancos de esa roca, que se extienden entre dos y cuatro kilómetros al S. de Correcillas.

Predominan los conglomerados en la cima del Cueto Salón, donde se desgajan en grandes peñones y se extienden cerca de un kilómetro, quedando cortados en los cerros que más á Levante cierran el vallejo de La Biesca. La casi tolalidad de los cantos de este conglomerado son cuarzosos, enteramente redondeados.

Al N, de Cueto Salón, junto al barranco de La Columba, se tuercen las capas de NO. á SE., inclinando de 40 á 50º SO.; mas á medida que se aproximan á Villalfeide, se tienden gradualmente los estratos, recobrando la dirección normal E. á O.

Oculta la faja de caliza cambriana de Ciñera bajo las calizas devonianas y el hullero de la mina Emilia, no vuelve á reaparecer hasta las márgenes del Torio al N. de Vegacervera, descubriéndose bajo las calizas devonianas que limitan la cuenca á 250 metros de la mina Adela, la más septentrional de todas. Se halla sita en el vallejo Bardaya, y presenta una reunión de capas separadas por pizarras arqueadas en varios plieguecillos, predominando, en conjunto, el buzamiento septentrional.

Á cuatro kilómetros al E. de Coladilla, y poco menos de distancia al NE. de Vegacervera, se halla próxima á la anterior la Porcia, antigua mina donde afloran dos lechos de á medio metro, separados por otro de un metro de pizarra, fuertemente inclinados al S. Tal vez es la continuación oriental de las capas de La Ramona, presentándose además superiores á ellas varios lechos de pizarras carbonosas que conservan el mismo buzamiento, prolongadas todas por la collada de Valdiargo á los altos de Muedra.

La mina Diana, sita al pie del pico Polvoredo, en los confines de la caliza devoniana y el hullero, presenta un lecho de 1m,50 de carbón mezclado con pizarrilla carbonosa y dirigido O. 32º N. con 54º inclinación S. SE. Se prolonga en dirección á Correcillas, á un kilómetro al O., de cuyo pueblo asoman algunos afloramientos; pero tanto éstos como el principal, ó sea el del punto de partida, han sido insuficientes para poder juzgar acerca de la bondad del criadero.

En su extremo oriental la cuenca se reduce á dos estrechas fajitas, separadas por las masas de caliza de Las Cuevonas, prolongación occidental de las altas crestas de la peña de La Canga. La faja más estrecha, pero más rica en carbón, es la meridional, sita entre dichas masas y las peñas también calizas del Castillo de Aviados, donde las capas hulleras, con un ancho de un kilómetro, se contornean al NE. La segunda faja hullera comienza junto al estrecho de Las Cuevonas, con la irregular alineación N. 17º E., inclinando 50º O,; pero á medida que se avanza hacia Correcillas, van tendiéndose las capas, normalizándose su alineación E. á O. En la bajada al último pueblo se repliegan formando un fondo de barco, y bajo grandes masas de pudinga asoman las pizarras arcillosas y arcillo-carbonosas y las areniscas apoyadas sobre gruesos bancos de conglomerados que señalan mejor que en ningún otro sitio de la cuenca la base de la formación.

Difieren estos conglomerados de los que se observan con mayor abundancia entre las areniscas y pizarras por algunos caracteres fáciles de observar. Los cantos de que se componen son más gruesos y de arenisca principalmente, escaseando los calizos; alternan con ellos algunos lechos de areniscas rojas y pizarras siliceas y siliceo-arcillosas, siendo su cimento de parecida composición y más bien rojizo que pardo-amarillento. 

La figura 3 indica la disposición de los estratos entre Correcillas y Aviados. 

a—Conglomerados de la base.

b—Alternancia de conglomerados, pizarras y psamitas.

c—Caliza devoniana.

d—Cayuela devoniana. 

e—Faja hullera con algunos lechos de carbón.

Todavía se prolonga la cuenca hasta dos kilómetros más á Levante de Correcillas, pero sin importancia desde el punto de vista industrial,

Tanto en las minas de Orzonaga como en las de Matallana abundan los restos fósiles vegetales, entre cuyas especies hemos, podido determinar las siguientes:

Calamites canceeformis, Sehlot.

Calamites Suckows, Brong.

Sphenophyllum emarginatum, Brong.

Pecopteris arborescens, Brong.

Pecopteris Plukeneti, Sehlot.

Sphenopteris Heninghaus:, Brong.

Aletopteris lonchitades, Stern.

Stigmaria ficordes, Brong.

Al N. de la cuenca se extiende una manchita hullera por los términos de Valle y de Villar, Comienza a 200 metros al E.NE. del último pueblo en las orillas del arroyo del Puerto, donde inclinan fuertemente al NE, las capas de areniscas y pizarras que se prolongan por Solaspeñas á Camponea, y de aquí á Valle. En este pueblo se tienden hasta cerca de la horizontal, presentándose en la base algunos bancos de conglomerado. Entre Valle y Coladilla se va estrechando la mancha hullera hasta desaparecer entre las pizarras arcillosas amarillas y rojizas, asociadas á las calizas fosiliferas del devoniano.

Escaso ó nulo es el interés industrial de esta manchita, uno de cuyos lechos carbonosos, sito en el paraje El Argayo, á corta distancia al NE. de Villar, fué objeto de infructuosas labores abandonadas hace ocho años y reducidas á varias calicatas y á una galería de cuatro metros. Allí se siguieron varios lechos de pizarra arcillo-carbonosa con repelidas intercalaciones de hulla de mala calidad, sumando en junto un par de metros de espesor.

Más á Levante, á pocos metros al N. de Valle, asoman dos lechos de carbón de escasa importancia, cruzados por el arroyo que pasa Junto al mismo pueblo.

Esta manchita hullera está en relación con otra sita al N. de Vegacervera, sobre la derecha del Torio, en el paraje que nombran Vallin Canales, entre las peñas de cuarcita y las pizarrillas devonianas cubiertas por la caliza. El hullero se presenta en una fajita de 80 metros de anchura, y al otro lado del río se reúne á la masa general, cerca de la mina Porcia, por la desaparición de los crestones de caliza, muy rebajados ya al E. de Coladilla. En esta fajita hullera, que se bifurca á Poniente en dos ramales, cuya longitud apenas llega á un kilómetro, se presenta casi vertical una capa de 0m,60 de espesor cuyo carbón terroso ha sido alguna vez rebuscado por los caleros.

Madrid 31 de Diciembre de 1885. 

L, MALLADA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario