sábado, 24 de diciembre de 2022

Fábrica de aceites "San José" en Lora del Río

En La Gaceta Industrial del 25 de mayo de 1890 se muestra una descripción de la fábrica de aceites "San José" en Lora del Río.

LA INDUSTRIA ACEITERA EN ESPAÑA.

DESCRIPCIÓN DE LA FÁBRICA DE ACEITES «SAN JOSÉ» PROPIEDAD DE D. JOSÉ GONZALO PRIETO, LORA DEL RÍO.

Nuestros lectores conocen la asiduidad y preferencia con que La GACETA Industrial se ha ocupado siempre en la industria del aceite; industria verdaderamente nacional que dista mucho, sin embargo, de estar á la altura que debiera, dado el valor que tiene en España este ramo importantísimo de la riqueza pública.

Por fortuna, se nota hace algunos años la tendencia á perfeccionar los antiguos y rutinarios procedimientos de fabricación; tendencia que creemos haber contribuido á desarrollar, y que al fin se ha traducido en hechos prácticos por algunos ilustrados fabricantes, entre los cuales sólo citaremos hoy á D. José Gonzalo Prieto, cuya fabrica-modelo de aceites nos proponemos describir en este articulo.

El magnífico grabado que acompaña representa una vista de la nave central, donde están instalados los principales aparatos de fabricación, que no necesitamos mencionar, pues el dibujo da clara idea de todos ellos.

Esta preciosa nave mide 40 metros de largo por 13 de ancho, contando la fábrica además con una multitud de dependencias para depósitos de aceituna, bodegas y demás servicios que requiere una fabrica de esta importancia, en la que. su ilustrado propietario ha introducido cuantas mejoras y perfeccionamientos ha realizado la industria aceitera.

La fabrica de D. José Gonzalo Prieto está enclavada á poca distancia del ferrocarril de Madrid á Sevilla, junto á la hermosa población de Lora del Rio, ocupando una situación topográfica excelente desde el doble punto de vista industrial y mercantil. Tiene el material y dependencias necesarias para producir, en las veinticuatro horas, 460 arrobas de aceite común, pero elaborado con gran esmero; 230 á 300 arrobas del refinado, y 50 á 60 del extraído del orujo, cuyas cifras dan una idea de la importancia de dicha fábrica, dotada de todos los adelantos conocidos hasta el día en la industria del aceite.

La dirección técnica y administrativa corre al cargo exclusivo de su inteligente y laboriosísimo propietario, que dirige además la casa de labor, ganadería y cultivo de vastas propiedades olivareras. Joven aún, y con siete hijos, el señor Prieto comparte su vida entre el cuidado de ellos y en hacer prosperar lo que ha heredado, fomentando á la vez la riqueza en la comarca, y haciéndose acreedor á la pública estimación de sus conciudadanos. Y al par de ese goce moral, de inestimable precio, que encuentra en su noble y patriótica tarea, empieza a recibir ya el pago de sus desvelos y sacrificios en favor de la decaída industria olivarera, harto necesitada de hombres de las condiciones del Sr. Prieto para salir de su postración y elevarse al lugar que le corresponde.

He aquí ahora algunos apuntes biográficos, que ha publicado La Ilustración Española, de quien tan dignamente consagra su capital, su inteligencia y su trabajo á la empresa laudabilísima de fomentar una de las más fecundas ramas de la riqueza en nuestro país:

«D. José Gonzalo Prieto nació en Sevilla el año 1847, y la holgada posición de sus padres le permitió cursar la carrera de leyes, recibiendo el diploma y la borla de doctor cuando apenas era mozo, y obteniendo poco después la cátedra de Derecho mercantil y penal en la Universidad hispalense; ejerció la abogacía con verdadero mérito, y fue diputado provincial en dos ocasiones distintas; y aunque por sus dotes, fortuna y simpatías goza de gran influencia en la comarca de Lora del Rio, vive alejado de las luchas de partido. Observando, por la triste realidad, que la riqueza olivarera, nervio principal de la agricultura en Andalucía, sólo podría salir de su ruinoso estado con la buena elaboración de aceites, emprendió larga serie de trabajos, ensayos, viajes á Francia é Italia, etc., hasta que logró extraer productos exquisitos, que han merecido gran acogida y muchos elogios en Francia, Inglaterra y en los puertos de la América del Sur, merced a la Exposición flotante organizada por el señor Conde de Vilana.

La inteligente atención del Sr. Prieto se ha fijado además en otras industrias complementarias, que refluyen en pro de la agricultura: bajo su iniciativa ha sido montada la maquinaria de la fábrica San José; y gracias a su labor incesante en talleres, dependencias y secciones de sus varias industrias, sólo se emplean materiales de producción nacional, utilizados y manejados por operarios españoles.

Así extrae primeramente los ricos aceites blanquettes y oro, los embotella y prepara con elegancia, á fin de que su esencia y presentación compitan con los extranjeros; después saca las clases ordinarias, y, por último, con los residuos ú orujos obtiene aceites para la fabricación de jabón.

El impulso que el Sr. Prieto imprime á la producción aceitera en España es de entidad incontestable; sus desvelos han sido premiados en Barcelona, Sevilla, Paris, Buenos Aires y otros centros y colectividades importantes, y el Municipio de Lora del Río le ha nombrado hijo adoptivo de la población, significando cuánta es la simpatía y admiración que el nombre de Prieto despierta entre la honrada clase agricultora.»

Merecidas son ciertamente esas simpatías, y nosotros tenemos una verdadera satisfacción en poder felicitar por ellas al Sr. Prieto, tributándole los elogios que merecen los que, como él, consagran sus esfuerzos á tan nobles empresas, en lo que les deseamos el éxito más completo.

Y aprovechamos con gusto esta ocasión para citar, al lado del de dicho señor, los nombres de los Villaverde, Cuadra, Evangelista, Pezzi y otros muchos que tanto han contribuido á levantar de su postración á la industria aceitera española.

Que su ejemplo sea seguido por nuestros olivareros y fabricantes de aceite, y pronto se tocarán los resultados de tan patriótica iniciativa, convirtiendo en un origen fecundo de riqueza lo que, sin ella, habría de convertirse en verdadera ruina. 

La Exposición de la industria aceitera, que preconizamos en el número anterior, podría contribuir y adelantar mucho semejante resultado. 











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