viernes, 15 de septiembre de 2023

Presa del Águeda

La presa del Águeda, en el río del mismo nombre, se encuentra entre los términos municipales de Zamarra y Pastores, en la provincia de Salamanca.

Se trata de una presa de gravedad construida con hormigón ciclópeo, con una altura desde cimientos de 37,6 metros y desde cauce de 34,6 metros, una longitud de coronación de 195,70 metros y una capacidad máxima de 22 hm³. Para su construcción se emplearon más de 76.000 metros cúbicos de hormigón. 

La obra se terminó en 1931 y fue inaugurada por el rey Alfonso XIII. 


El objetivo principal de su construcción fue el de regar la vega de Ciudad Rodrigo, que se encuentra aguas abajo a unos 10 km en dirección norte. 


El segundo objetivo fue la laminación de avenidas del río, que producían frecuentes inundaciones, si bien esto no se ha llegado a conseguir completamente. 


Este objetivo se consiguió en mayor medida con la construcción de la presa de Irueña, situada aguas arriba. 



En 1992 se terminó la construcción de una central hidroeléctrica a pie de presa para la producción de energía eléctrica.


La presa ha tenido durante estos años diversas obras de mejora, como construcción de nuevos aliviaderos, compuertas o la instalación de moderna instrumentación de control.


Este embalse aprovecha un valle angosto y en sus aguas se permite la práctica de casi todos los deportes náuticos, excepto la navegación a motor, expresamente prohibida para no comprometer la calidad del agua que se utiliza para abastecer a varias poblaciones, entre las que se encuentra Ciudad Rodrigo.





La previsión de las producciones de las centrales del Águeda, en GWh, se muestran en la gráfica siguiente. La central hidroeléctrica de La Concha no muestra resultados.

A raíz de un episodio de inundaciones en Ciudad Rodrigo, El Norte de Castilla publicó un artículo en el que se mostraban el disgusto de los vecinos afectados y las explicaciones de la Confederación Hidrográfica del Duero sobre el funcionamiento de las presas para regular las avenidas:

La construcción de la presa de Irueña parecía ser la solución, pero su estreno no podría ser más desalentador

El Águeda ha marcado importantes capítulos de la historia de Ciudad Rodrigo. Desde tiempos remotos, el río entraba en las casas y se llevaba por delante, incluso, la vida de los vecinos. Siglos después, el Águeda continúa siendo protagonista tras lo vivido esta misma semana.

A pesar de que la evolución es lógica y de que dos embalses controlan este caudal, los habitantes de Ciudad Rodrigo y de la comarca, nunca pensaron que se fueran a revivir episodios que parecían lejanos, momentos en los que el agua les pisaba los talones, entraba en sus negocios, casas, sótanos o parcelas.

El presidente de la Plataforma Riberas del Águeda, José Manuel Jerez, se refiere a lo sucedido como «una sorpresa», y añade que, «hemos luchado mucho por controlar las avenidas y estábamos confiados de que con la presa estaba controlado y aunque si ha hecho, no ha sido suficiente».

Precisamente, esa es la teoría de al Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), organismo que mantiene que de no haber existido Irueña, a estas horas, se estaría hablando de males mayores.

La primera aclaración que hacen desde la CHD para justificar este episodio de avenidas del río Águeda, es que «la presa de Irueña no se encuentra todavía en situación de explotación», y que de acuerdo con «el Reglamento de Seguridad de Presas y Embalses es condición indispensable para su entrada en explotación desarrollar el Programa de Llenado de la misma para comprobar su comportamiento».

El llenado se inicio coincidiendo con el año hidrológico y alcanzo su nivel el pasado 14 de marzo, pero según el programa, es obligatorio mantener el nivel de llenado durante ocho semanas desde el momento en el que el agua alcanza la cota superior, «periodo que no se había culminado en el reciente episodio de avenidas».

Los números

La Confederación expresa a través de números su teoría y aporta el dato de que «a pesar de estar llena, la presa logró reducir en casi 200 metros cúbicos por segundo el caudal circulante por el cauce, por el conocido fenómeno de 'laminación' del embalse».

Su explicación es mucho mas amplia y técnica y a través de los números quieren hacer ver lo siguiente: «el funcionamiento de ese fenómeno consiste en que para verter un caudal punta ligeramente superior a 300 metros cúbicos por segundo, el máximo vertido, la lámina de agua debe elevarse sobre el aliviadero dos metros. Esa elevación alcanza a toda la superficie del embalse, superior a 600 hectáreas, es decir, 6.000.000 de metros cuadrados, como mínimo». La conclusión es que «el volumen acumulado por encima de la cota superior del aliviadero, cota de llenado, fue de dos metros por 6.000.000 de metros cuadrados, igual a 12.000.000 de metros cúbicos» . Una cifra que dicen, «se puede comprobar perfectamente en los registros de la presa», y cuyo volumen almacenado es el equivalente a la retención durante 16 horas de un exceso de caudal de 200 metros cúbicos por segundo superior al que se vertió, como puede comprobarse por operación siguiente: 200 m3 x 16h x 3.600 seg. = 11.520.000 m3.

Después de todo lo dicho, la conclusión de la CHD es que «gracias a la laminación natural de la presa, a pesar de que estuvieron entrando en el embalse puntas de caudal superiores a los 500 metros cúbicos por segundo, no se superó más que ligeramente la cifra de 300 metros cúbicos por segundo en el aliviadero de vertido, siendo dicho caudal durante la mayor parte del episodio del orden de 200-250 metros cúbicos por segundo» y que «de no haber existido la presa, el caudal circulante por el río aguas abajo de Irueña habría sido superior a 500 metros cúbicos por segundo, 200 más de los que pasaron, y el circulante por Ciudad Rodrigo se hubiera acercado a los 1.000 metros cúbicos por segundo, en vez de los 800 metros cúbicos por segundo que pasaron en el momento punta. En esa situación se habría superado probablemente la defensa del barrio de la margen izquierda del río».




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