martes, 10 de octubre de 2023

La sebe

En el Boletín oficial de la provincia de Cáceres del 17 de octubre de 1837 se da cuenta de que D. Pablo López remató un prado, cerrado de sebe, en la Puentecilla y calle de León, de cabida una carga, que perteneció al convento de San Agustín de Mansilla en 9.000 reales. Todo ello en la provincia de León. Todo ello enmarcado en el proceso de Desamortización de Godoy. 

En el periódico El Esla del 27 de septiembre de 1860 se da cuenta de una venta. 

A voluntad de su dueño y para atender al pago de sus débitos se venden en Mansilla de las Mulas, partido judicial de León, las fincas siguientes: 

1.º Una fábrica de harinas titulada las Delicias situada en término de Mansilla Mayor sobre la presa de Sta. María, Villaverde de Sandobal con abundantes aguas en todo el año para tres paradas que tiene, dos con piedras francesas y la otra española, canal separado para la limpia y cernido con almacenes, paneras y diferentes accesorios circuida de arbolado y su huerto al pie.

2.º Un cercado rodeado de plantas de chopo en dicho término, que hace cuatro fanegas poco más ó menos. 

3.º Otro titulado el Ramal en el mismo término de ocho fanegas con plantas de chopo y palera.

4.º Otro de seis celemines a la Requejada contiguo a la fábrica con plantas de chopo, regadío y cercado de sebe viva.

5.º Una huerta en el despoblado de Santovenia, regadia y cercada de tapia de una fanega. 

6.º Otra en el mismo término de fanega y media cercada de tapia por el O. y P con plantas de chopo y palera.

7.º Otros tres cachos de terreno secano en la vega de Marne contigua a dicha fábrica que harán ocho celemines. 

En El diario de León del 8 de octubre de 1886 se da cuenta de la venta de unas fincas. 

Fincas en venta

Un prado término de esta ciudad, titulado, Carnesada, de cabida de 29 fanegas y ocho celemines, equivalentes a 6 hectáreas y 11 centiareas, cercado de sebe con 178 chopos y unas 200 chopas y paleras poco más o menos.

En el libro Caza mayor y menor, de Antonio de Valbuena y Gutiérrez, impreso en 1913, se describe la forma en que se dispone un colmenar.   ... colocan los cepos o colmenas, cercándolo todo con una sebe de espinos para que los ganados no lo destrocen por ir a rascarse. Pero al oso no le estorba la sebe y... si se empica al un colmenar, ya le ha caído que hacer al dueño. 

En el Boletín oficial de la provincia de León del 29 de marzo de 1954 se da cuenta de un expediente sobre información de dominio de unas fincas cercanas a León, una de ellas, un prado en la Presa de los Cantos, de regadío, cerrado de sebe, con diferentes plantas de chopo, de una fanega y cuatro celemines, o 31 áreas y cinco centiareas, de segunda calidad.

En el Boletín oficial de la provincia de León del 13 de febrero de 1968 se da cuenta de un expediente sobre información de dominio de unas fincas y entre ellas un molino harinero en término de Trobajo del Camino sobre la presa vieja y un prado contiguo al mismo, al sitio que llaman las Presillas. Del molino no existe más que el solar y salto de agua y el prado es regadío, cerrado de sebe.

En la Fundación Cerezales, en 2016, en colaboración con Hacendera Abierta, llevaron a cabo la actividad Cómo hacer una sebe viva.

El grupo Hacendera Abierta, que impulsado desde la Fundación, se dedica a investigar sobre tecnologías, saberes y medio rural, decidió construir una sebe, alrededor de la huerta que utiliza para probar los prototipos que van fabricando. En esa tierra, hacen pruebas sobre el método de riego más eficiente y fabrican mecanismos para medir sus variables, a la vez que recuperan una semilla autóctona de alubia. La sebe que la delimita desde entonces, está fabricada a la manera tradicional, con estacas verdes.

 
Entre las faenas que había de hacer el agricultor, en tiempos pasados, estaba la de rehacer las sebes, los cierres vegetales que protegían las huertas, praderas y sembrados, formadas por ramas verdes cortadas de chopo, olmo o fresno, clavadas en el suelo como plantones y entrelazadas con tres haces de largas ramas de avellano. 

Las, o los, sebes se utilizaban también desde muy antiguo como unidad de tiempo, para referirse a la duración de la vida, de esta forma se entendía que una sebe duraba tres años, un perro tres sebes, un caballo tres perros y un hombre, tres caballos.

El Instituto Leonés de Cultura (ILC) de la Diputación de León sumó, en su momento, un título más a su larga lista de publicaciones con la obra titulada ‘Sebes. Los paisajes culturales leoneses’. Se trata de un libro que describe al detalle uno de los aspectos del patrimonio leonés menos valorados, pero, a la vez, más representativos de la cultural rural: los paisajes tradicionales, que en la actualidad se encuentran enormemente amenazados. El libro hace hincaipé en el paisaje de los prados y huertas cerrados con setos vivos, llamados, según las comarcas, ‘sebes’, ‘subiaos’, ‘cierros’ o ‘cerraduras’, entre otros nombres.

El autor de la obra, el biólogo y divulgador Víctor Casas, analiza en ella el alto valor cultural y ecológico de los diferentes paisajes de la provincia; unos paisajes que suponen el resultado de un largo proceso de equilibrio, una alianza con el medio natural de modo que este proveyese de sustento y que los recursos se fueran renovando de un modo cíclico y provechoso tanto para el hombre como para la naturaleza. El libro está estructurado en seis capítulos: ‘Los paisajes culturales de la provincia de León’, ‘Las sebes leonesas’, ‘Latas y vilortas, el patrimonio cultural’, ‘La comunidad de la sebe’, ‘Los beneficios de la sebe’ y ‘Posibilidades y perspectivas de futuro’.

La obra, única en su género hasta la fecha, se detiene especialmente en detallar ese sistema de cerramiento de prados y fincas, tan propio de las vegas y los montes leoneses hasta la llegada de las concentraciones parcelarias. Estos 'sebes' aún están persentes, realizados a base de toda una urdimbre viva de árboles, zarzales, espinos, varas entretejidas y otras especies, que aún puede ser fuente de innumerables beneficios: pasto y otros productos agrícolas, frutas y frutos, cursos de agua, combustible, pesca, materiales para cestería, sombra... Dando, además, vida a una asombrosa biodiversidad.

“En estos momentos en que gigantescos incendios están asolando parte de nuestro territorio, debemos pararnos a pensar en lo que se está haciendo con el medio rural, con sus habitantes y con su potencial de futuro”, ha explicado el autor durante la presentación del libro a los medios de comunicación, que tuvo lugar cerca de unas de las últimas sebes de la capital leonesa. En el acto, Casas estuvo acompañado por el diputado de Cultura, Arte y Patrimonio, Pablo López Presa, y por el coordinador de Proyectos del ILC, Emilio Gancedo, encargado de la supervisión editorial de la obra.

“Además de explicar qué son las sebes y cuál es su misión, este libro viene también a enseñar que existe otra manera de relacionarnos con el paisaje”, prosiguió Casas, quien mostró cómo las sebes ayudan a combatir los incendios y otras amenazas disminuyendo la temperatura, aportando humedad de incalculable importancia, y creando corredores verdes donde todo tipo de aves y mamíferos ayudan a combatir y a controlar las plagas.

“El patrimonio leonés no está formado solo por templos, castillos, murallas o arquitectura tradicional; también por unos paisajes que han venido modelando las formas de vida de los habitantes de nuestras comarcas y que, a su vez, han sido modelados por ellos. Este es el gran libro del paisaje cultural de esta tierra, y está lleno de datos, consejos e ideas sobre cómo ir mejorando paulatinamente nuestro entorno, nuestra alimentación y nuestra vida en general”, aseguró Pablo López Presa.

Además de un texto que aúna rigor y amenidad, y de imágenes en gran formato de paisajes leoneses, el volumen incluye gráficos que ilustran sobre la forma concreta de trenzar sebes nuevas o conservar las antiguas, viejas fotografías de una ciudad de León rodeada de setos vivos, grabados históricos y hasta ejemplos de la presencia de las sebes en el arte y en la literatura. 

El libro ‘Sebes, los paisajes culturales leoneses’, que ya puede adquirirse por 22 euros en la sede del Instituto Leonés de Cultura y en librerías, presenta también a los animales y plantas que encuentran su hogar en estos auténticos tesoros del patrimonio cultural, descritos con gran pormenor y con ayuda de un importante apartado gráfico, de modo que sea fácil para el lector la tarea de reconocerlos y observarlos al aire libre. 

En Francia utilizan el término haie para designar el seto, algo similar a nuestra sebe. Se trata pues de una estructura vegetal alargada que combina árboles, arbustos y otras plantas que crecen libremente, o se mantienen para formar una cerca que rodea un terreno, al tiempo que brinda refugio a la pequeña fauna. 

El bocage es un paisaje rural en donde los prados y campos de cultivo están delimitados por terraplenes o terraplenes con setos, alineaciones más o menos continuas de árboles y arbustos silvestres o frutales. 





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