La madera de los arados tradicionales se atascaba en las tierras arcillosas y convertía la labor de los granjeros en una tarea muy penosa y poco productiva. Deere rediseño en 1837 el arado para incorporarle una reja y una vertedera de acero pulido.
En 1847 comenzó la fabricación de arados en cadena y poco después los exportaba a medio mundo. En 1855, de su fábrica salieron unas 10.000 unidades. La vertedera de acero dio paso a otras innovaciones, como mecanismos de resorte para ajustarse a la profundidad de cada terreno y arados de múltiples discos. John y su hijo Charles convirtieron a Deere & Company en el mayor fabricante de arados del mundo.
John Deere falleció en 1886, a los 82 años, pero la empresa siguió en manos de sus herederos.
Deere and Company se introdujo en la fabricación de tractores con la compra en 1918 de Waterloo Gasoline Engine Company. El Waterloo Boy modelo N fue producido entre los años 1917 y 1924. Su motor de dos cilindros, que funcionaba con queroseno, más barato que la gasolina, le permitía desarrollar 25 caballos de potencia. Tenía dos marchas adelante y una marcha atrás. El Waterloo Boy cedió el testigo a partir de 1923 al John Deere D.
El tractor D también funcionaba con queroseno y pesaba más de dos toneladas, a pesar de lo cual era muy manejable. Tenía un motor de dos cilindros que producía 15 caballos de potencia en la barra de tiro y 22 en la correa. A mediados de los años veinte, un agricultor podía obtener uno por mil dólares. El D tenía un competidor directo en otro producto más ligero y fabricado en cadena, el Fordson (de Ford e hijo, Ford and Son).
Además de Ford y del propio Deere, en Estados Unidos existieron otros fabricantes como Hart-Parr, McCormick-Deering y Rumely. Sus diseños hicieron que el cambio en el campo fuera irreversible.
John Deere Ibérica fabricó tractores en España entre 1963 y 1994. Después cerró al igual que también lo hicieron Ebro, Lanz, Barreíros y otros, pero, a diferencia de estas marcas, que desaparecieron, la multinacional estadounidense cerró en España y concentró su producción en otros países. Sus exportaciones permiten hoy que sus vehículos sigan formando parte de un sinfín de paisajes agrícolas, con su logotipo de un ciervo en pleno salto.
Los fabricantes de tractores se han ido agrupando hasta formar casi un oligopolio en manos de John Deere y otros gigantes, como Massey Ferguson y New Holland, resultado de la fusión en su día de las divisiones agrarias de Fiat y Ford.
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