lunes, 10 de marzo de 2014

FabCafe

Barcelona albergará desde este 27 de marzo el primer FabCafe de Europa y el tercero del mundo, un tipo de local donde se puede desayunar o tomar un refrigerio mientras se materializa un diseño creado con el ordenador o el móvil a través del uso de impresoras 3D y cortadoras láser. El establecimiento estará ubicado en los bajos del número 11 de la calle Bailén, dentro del espacio que dispone el MOB,-Makers of Barcelona-, una comunidad formada por unos 120 creadores digitales.

El concepto FabCafe nació de la mano de la productora japonesa Loftwork, que en enero de 2012 abrió el primer espacio de este tipo en el barrio de Shibuya de Tokio (Japón), y al año siguiente se instaló un segundo local en Taipei (Taiwan).

El FabCafe Barcelona se convertirá así en un miembro más de la familia FabCafe, que prevé también abrir un local en Sitges (Barcelona). La idea del FabCafe surge de la posibilidad de tomar un desayuno mientras una impresora 3D crea moldes de bombones con la cara de la mascota del cliente o la cortadora láser fabrica un colgante con el diseño de sus gafas preferidas. Además de café y de herramientas de última tecnología en fabricación digital, en los FabCafe siempre se encuentra un «fabboy» o «fabgirl», encargados de ayudar y guiar a los clientes, pues sus servicios no sólo van dirigidos a estudiantes, diseñadores o arquitectos, sino también al público en general.

Durante su primer mes de apertura, el FabCafe Barcelona ofrecerá precios especiales para el uso de la cortadora láser -entre 8 y 25 euros-, unas cantidades que variarán en función del tiempo de empleo de la herramienta, con la voluntad de resultar asequible a todos los bolsillos.

Con el objetivo de ampliar el número de maquinaria disponible, desde la comunidad MOB se ha lanzado una campaña de micromecenazgo para recoger aportaciones que van de los 5 a los 1.000 euros con distintas contraprestaciones.

MOB, Makers of Barcelona, es una comunidad colaborativa en la que profesionales de diferentes ámbitos vinculados a la creatividad, la innovación y el emprendimiento comparten un mismo espacio para generar contenidos y poner en práctica tanto ideas innovadoras, como nuevas dinámicas para implementarlas.

La fórmula del FabCafe encaja a la perfección con el espíritu de los impulsores, la singular comunidad del MOB. La forman más de 100 artistas, emprendedores y diseñadores, que han hallado un lugar de trabajo asequible y propicio al networking en un antiguo almacén industrial cercano al centro. Con más de 1.000 m2 y reformado a lo loft, hoy acoge largos escritorios compartidos, ordenadores, salas para eventos y reuniones, biblioteca y rincones de relax para hacer una pausa. El sótano, llamado Maker Space y dinamizado por el colectivo MadeBCN, ya alberga varias máquinas de fabricación digital que por ahora solo utilizan los creadores residentes. Contiene, por ejemplo, una impresora 3D estereolitográfica, otra de deposición fundida, una fresadora y una cortadora de vinilo. La apertura del FabCafé permitirá al MOB rentabilizar y ampliar una infraestructura de la que ya dispone, además de abrirla al público y contribuir a la popularización de la fabricación digital.

En efecto, Barcelona va tomando forma como ciudad de referencia para los fabbers del sur de Europa, o lo que es lo mismo, los forofos de la incipiente fabricación digital. Los precursores de la materia son los integrantes del Fab Lab Barcelona, en el Poblenou, un centro dedicado a la innovación tecnológica en el diseño y la arquitectura. Más de 150 personas prueban su maquinaria cada mes, entre alumnos, clientes y trabajadores. Su director, Tomás Díez, explica que forman parte de una red mundial auspiciada por el Massachussets Institute of Technology (MIT) y que tienen como principal vocación "devolver la fabricación a lo personal y que las personas dejen de sentirla lejana y ajena". Aspiran a que cada cuál aprenda a fabricarse, con programas informáticos de manejo intuitivo, sus propios objetos cotidianos, como sillas, vasos, ropa o cucharas. El centro del Poblenou es una iniciativa del Institut d'Arquitectura Avançada de Catalunya (IAAC), cuyo cofundador es hoy arquitecto jefe municipal, Vicent Guallart.

Esta nueva visión en lo tocante a la producción se ha traducido en la apertura en junio de 2013 del primer Ateneu de Fabricació municipal. Ubicado en la antigua fábrica Benet i Campabadal de Les Corts (C/ Novell, 78), es un espacio formativo a imagen del Fab Lab del Poblenou. El segundo, que debía instalarse en Ciutat Meridiana, ha acabado en conflicto vecinal. 'Ciudad Desahucio', como se han rebautizado los propios residentes, consideró mucho más urgente y útil abrir un Banco de Alimentos y así lo hicieron los propios vecinos al ocupar el edificio este verano. Tras algunos meses de negociación, el pasado octubre el proyecto se reorientó hasta convertirse en un centro de capacitación profesional, con un espacio para la maquinaria ya adquirida y otro para capacitar a desempleados en oficios mucho más tradicionales, como la costura, la cocina o la jardinería. El plan previsto era abrir 12 Ateneus de Fabricació, al menos uno en cada distrito, aunque por ahora no hay noticias de nuevos centros.

Otra red de espacios de fabricación que dispone de un local en Barcelona es Betahaus.

El local de Barcelona se encuentra en el número 7 de la calle Vilafranca. La red dispone de otros locales en Hamburgo, Berlín, Sofía, Copenhague y Viena.

Una excavadora en el fondo del río

Ayer me fui de excursión desde Sadernes hasta el refugio de Sant Aniol en La Garrotxa.

Hasta el fondo de la Riera de Sant Aniol, desde la pista forestal que conduce a la masia Can Gustí de Riu, en el término municipal de Montagut i Oix (Garrotxa), se precipitó una excavadora al hundirse el firme a su paso el 12 de marzo de 2013. A pesar de haber caído desde una altura de 30 metros y del estado en que quedó la máquina al conductor no le pasó nada, salvo que le reclamaron los 125.000 euros que costó el arreglo de la pista.

Imprimiendo el mundo

Este artículo se ha extraído del Magazine de La Vanguardia del 2 de marzo pasado.

En noviembre del 2012, Chris ­Anderson sorprendió a la comunidad tecnológica cuando anunció que abandonaba su trabajo como redactor jefe de la revista 'Wired' para centrarse en su empresa de fabricación de drones 3DRobotics. 'Wired' es la publicación sobre tecnología más influyente del mundo, y Anderson es un gurú de internet. Conocido por su artículo "The Long Tail" (la larga cola), escrito en el 2004 y con­vertido después en un libro de referencia sobre el desarrollo de negocios en internet ('The Long Tail: Why the Future of Business is Selling Less of More'), este físico, ­periodista y emprendedor está considerado un ­visionario de la economía digital. Su argumento para dejar un cargo editorial de enorme importancia fue tajante: "La impresión 3D será algo más grande que la web", aseguró. Poco después, plasmaba esta idea en un libro ('Makers: The New Industrial Revolution'), en el que defiende que estamos en la antesala de un cambio en los modelos de creación, producción y distribución de productos comparable a la revolución industrial.

Las impresoras 3D existen desde mediados de los años ochenta, pero hasta hace apenas un lustro sólo las grandes compañías de sectores punteros podían acceder a esta tecnología. La distribución de este tipo de máquinas estaba en manos de unos pocos fabricantes, que inventaron y patentaron diversas tecnologías de impresión 3D y explotaron sus posibilidades en el campo del diseño industrial. Empresas como las estadounidenses 3D Systems y Stratasys fabrican desde hace tres décadas impresoras capaces de producir prototipos y moldes de una gama de materiales bastante amplia: desde polímeros como el nailon hasta metales como el titanio.

El uso de las impresoras 3D es ya una realidad en múltiples ámbitos, más allá de la fabricación de piezas ligeras para aviones comerciales y de combate o de elementos de la carrocería de los coches. En el sector sanitario, las aplicaciones son inmensas: se imprimen implantes dentales y craneales, prótesis (incluso brazos y piernas biónicas sensibles al tacto), injertos óseos para curar articulaciones fracturadas, moldes de canales auditivos que se convierten en audífonos; y se experimenta con la impresión de tejidos vivos (que actúan como sustitutivos temporales de cartílagos como la tráquea y los bronquios).

El punto de inflexión que explica el auge que ha experimentado la impresión 3D en los últimos años son las investigaciones del profesor de ingeniería mecánica de la Universidad de Bath (Reino Unido) Adrian Bowyer. Él impulsó, en el 2005, el proyecto RepRap, cuya finalidad era diseñar una impresora 3D de bajo coste capaz de autorreplicarse. La gran contribución de esta iniciativa radica en que Bowyer creó este proyecto bajo los principios del open sour­ce, lo que le llevó a compartir y divulgar en internet todos sus avances. Pronto se conformó una amplia comunidad de aficionados y profesionales que ayudaron a desarrollar la máquina y a experimentar con técnicas y materiales de impresión tridimensional.

La liberación, en el 2009, de las patentes de la tecnología de impresión 3D conocida como FDM (modelado por deposición fundida) marca el inicio del uso doméstico. La compañía Stratasys –cuyo fundador inventó y patentó la tecnología FDM– empezó a tener competencia. La aparición de empresas creadas al amparo del proyecto RepRap, como Makerbot, provocó que los precios de las impresoras 3D capaces de crear prototipos de plástico fundido cayeran en picado. Máquinas que hasta entonces costaban decenas de miles de euros se empezaron a comercializar por menos de 1.000, lo que las hizo accesibles a profesionales y pequeñas empresas de perfil técnico o artístico: ingenieros, estudios de diseño y arquitectura, artesanos, inventores, aficionados al modelado y, en general, a cualquiera con conocimientos y creatividad para diseñar productos de toda índole.

La mayoría de estos modelos usa como materiales de impresión filamentos de ABS (con el que se hacen las piezas de Lego, carcasas de electrodomésticos o componentes de automóvil, por ejemplo) o PLA (un plástico biodegradable, pero menos manipulable y no reciclable y, por ello, menos usado que el ABS). Las bobinas de este plástico son el equivalente a los cartuchos de tinta, tóner, etcétera, de las impresoras y actualmente cuestan unos 30 euros el kilogramo.

Hoy en día, las impresoras 3D empiezan a asomar en los catálogos de los principales centros comerciales de todo el mundo, incluida España. Aquí, un puñado de emprendedores se han convertido en los impulsores de esta nueva industria. Algunos son distribuidores de las impresoras 3D fabricadas en otros países. Es el caso de Marc Torras, que en abril del 2013 creó la empresa EntresD para comercializar en España y Portugal la Up Mini y la Up! Plus, fabricadas por la empresa china PP3DP. Torras detectó la oportunidad de mercado al visitar una feria de moldes en Frankfurt. Al mes siguiente viajó a Pekín y llegó a un acuerdo con PP3DP (que en EE.UU. comercializa sus impresoras bajo la marca Affinia). Presentó sus dos primeros modelos en el Salón del Cómic de Barcelona y ahora se venden en Fnac, El Corte Inglés y webs como Redcoon.es.

Otra compañía que busca un hueco en este mercado es bq, empresa de diseño, fabricación y distribución de dispositivos tecnológicos con sede en Las Rozas (Madrid). Distribuye la Replicator 2 de Makerbot y ha sacado a la venta su primera impresora 3D, Witbox, fabricada en Navarra. "Nuestra estrategia es introducirnos en mercados aún incipientes, pero a punto de eclosionar. Hasta ahora no había en este sector una empresa con fábrica propia que diese soporte técnico. Es nuestra apuesta", indica Juan González, director de proyectos de impresión 3D en bq.

Algunas empresas e instituciones han ido un paso más allá. En su visión, la actividad comercial no es el único fin, sino un medio para impulsar un ecosistema de fabricación personal. La compañía que mejor refleja esta filosofía es la guipuzcoana Tumaker, creadora de la impresora Voladora y de un escáner 3D de alta resolución y bajo coste que aún no se comercializa.

Por esta senda camina desde hace varios años la Fundación CIM de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Desde sus instalaciones, en la Facultad de Matemáticas en Barcelona, esta entidad impulsa la transferencia de conocimientos de ingeniería y gestión de la tecnología, con hincapié en los proyectos de I+D sobre impresión 3D. Es uno de los pocos centros españoles que posee desde 1997 impresoras 3D de uso industrial, capaces de trabajar con procesos de fabricación Rapid Prototyping (prototipado rápido), lo que le ha servido para ayudar a empresas (de automoción, 'packaging', electrodomésticos...) a diseñar y desarrollar sus productos.

El director de operaciones de la Fundación CIM ,Roger Uceda, es además el alma máter del proyecto RepRapBCN, mediante el cual se ha creado una impresora 3D capaz de producir la mayor parte de sus piezas, a la manera de la máquina original de Adrian Bowyer. El año pasado se vendieron 400 unidades de la RepRap BCN3D+ entre centros tecnológicos, particulares y empresas como Telefónica o Danone. La mayoría se entregan ensambladas, pero también se distribuyen a un precio menor por kits para los compradores que prefieren montarlas.

Existen muchas herramientas y recursos on line que facilitan el diseño de elementos tridimensionales. En webs como Thingiverse se comparten, bajo licencias libres de uso, diseños y modelos de productos. El crecimiento exponencial de esta comunidad ofrece una idea de la eclosión que experimenta la impresión 3D: en el 2010 apenas se compartían 5.000 diseños en Thingiverse; en el 2013, la cifra de creaciones superaba los 200.000 modelos.

Los programas informáticos de diseño en 3D son cada vez más fáciles de usar. Aplicaciones como SketchUp o Tinkercad (adquirida el año pasado por Autodesk, empresa creadora del programa de diseño técnico en 2D y 3D AutoCAD) permiten que la transición entre la idea, el diseño tridimensional y la impresión del producto sea cuestión de minutos.

La consultora de investigación Gartner preveía en un informe de septiembre del 2013 un aumento de ventas de impresoras 3D domésticas del 73% en el 2014 y del 100% (respecto al año anterior) en el 2015. Pero incluso los interesados en esta eclosión ponen en duda estos datos, porque el catalizador del cambio es imprevisible. Las cifras de referencia en este sector son las que ofrece la firma consultora Woh­lers Report. Su informe sobre el año 2012 muestra que si bien las ventas de impresoras 3D crecen, el mercado a nivel doméstico aún está en pañales: de menos de 6.000 unidades que se vendieron en todo el mundo en el 2010 se pasó a 35.000 en el 2012.

En este contexto se debe situar la mención de Barack Obama en el discurso sobre el estado de la Unión del 2013: "La impresión 3D tiene el potencial de revolucionar la manera en que hacemos casi todo", dijo el presidente, que ha impulsado un plan que prevé introducir una impresora 3D en cada aula de Estados Unidos. Para Obama, y para cada vez más gente, el futuro pasa por la fomentar la creatividad. Un modelo educativo, social y económico con un largo camino por recorrer, pero que es necesario incentivar porque, entre otras cosas, la creatividad no se puede deslocalizar.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Aviónica de desguace

En Ebay podemos encontrar instrumentos de aviación para coleccionistas. Una de las tiendas es Art in Part y otra E-liquidators.

Este indicador radiomagnético se vende a un precio de 160 dólares.

martes, 4 de marzo de 2014

Láser de diodo infrarrojo de 2,4 vatios

Este láser de diodo infrarrojo de 2,4 vatios cuesta 132 € y lo distribuye Aliexpress. Su rango de temperaturas de funcionamiento está entre -10 y 30ºC. Es uno de los muchos productos de Lilly Electronics.

Con sede en Wuhan, (China central provincia de Hubei) Lilly Electrónica se dedica al desarrollo, fabricación y venta de electrónica de consumo en el sector de la iluminación por LEDs y láser.

La potencia de salida es de 2,4 vatios, con una longitud de onda de 808 nm. El voltaje de funcionamiento es de 5 voltios de corriente continua, con una intensidad de trabajo de 1,35 amperios (Con un margen de variación de más o menos un 15%). La temperatura de trabajo puede oscilar entre 10ºC bajo cero y 30ºC sobre cero, temperatura que nunca se ha de sobrepasar. El controlador electrónico (TTL) trabaja a una frecuencia de 20 KHz. La divergencia del rayo láser es de 5 miliradianes, pudiéndose enfocar gracias a la lente montada sobre un tubo roscado. El diodo LD de 808 nm tiene una potencia de 3 W. Este láser está diseñado para trabajar unas 5.000 horas.

Este módulo láser no puede trabajar durante mucho tiempo si no hay ningún dispositivo de enfriamiento para mantener la temperatura por debajo de 30ºC. Para su refrigeración dispone de un ventilador eléctrico. Se debe utilizar una fuente de alimentación que proporcione 5 voltios de corriente continua. El cable rojo es el positivo y el cable negro el negativo. Para regular la intensidad del láser se ha de hacer llegar por los cables blanco y azul (TTL) una tensión de entre 3 y 5 voltios. Si llegan 0 voltios el láser permanece apagado. Si no se utiliza el TTL se han de retirar los cables azul y blanco. No conviene retirar el tubo roscado de la lente para evitar que entre polvo. Hay un potenciómetro en el circuito electrónico de control. Se puede girar con un destornillador para ajustar la potencia del láser. Si se gira hacia la derecha se aumenta la potencia del láser y si se gira en sentido contrario se disminuye. Esta operación se ha de realizar con mucho cuidado para que la intensidad de la corriente que pasa por el diodo láser no supere el valor que se indicó anteriormente. Se han de usar gafas de protección para láser de 808 nm para proteger los ojos.

Se trata de un láser de la Clase 3B, que quiere decir que representa un peligro para el ojo si lo exponemos directamente, aunque no sus reflexiones sobre superficies mates.

Entre otros componentes se puede ver el amplificador operacional TLC272IP de Texas Instruments.

lunes, 3 de marzo de 2014

Proyectos americanos

El 25 de mayo de 1961 el presidente Kennedy se dirigió al Senado para solicitar un aumento de fondos para el programa espacial que permitiese llevar al hombre a la luna antes del fin de la década: “Esta nación debe asumir como meta el lograr que un hombre vaya a la Luna y regrese a salvo a la Tierra antes del fin de esta década”. Kennedy no pudo ver el alunizaje de la Apolo 11 el 20 de julio de 1969, pero, después de gastarse algo así como 25.400 millones de dólares de 1973, su país consiguió el objetivo.

El lanzamiento, en febrero de 1993, de un documento dirigido a los ciudadanos norteamericanos, con el título "Tecnología para el crecimiento económico de América, una nueva dirección para construir el fortalecimiento económico", elaborado por la Casa Blanca y firmado por el propio presidente Bill Clinton, y su vicepresidente, Al Gore, puede considerarse como la primera referencia internacional a las autopistas de la información (Hoy en día internet). El programa de la NSFNET (National Science Foundation's Network) invirtió 200.000 millones de dólares entre 1986 y 1995. La realidad de internet todos la conocemos.

El Presidente Obama en el discurso del estado de la Unión pronunciado el dia 13 de febrero de 2013 hizo varias referencias a la impresión 3D:

“Hay cosas que podemos hacer, ahora mismo, para acelerar esta tendencia (El retorno de la actividad industrial de las grandes compañías). El año pasado, hemos creado nuestro primer Instituto de Innovación en Fabricación en Youngstown, Ohio. Un almacén en otro tiempo cerrado, es ahora un laboratorio de ultima generación donde nuevos trabajadores están dominando la impresión 3D, algo que tiene el potencial de revolucionar la manera en que hacemos casi todo.”

En otro orden de cosas también dijo: "Asegurémonos también de que un diploma de la escuela secundaria abra el camino a un buen trabajo para nuestros hijos. Ahora mismo, países como Alemania se concentran en fomentar la graduación de sus estudiantes de escuela secundaria con el equivalente de un título técnico otorgado por uno de nuestros institutos comunitarios de educación superior, y de esa manera están listos para tomar un empleo. En las escuelas como P-Tech en Brooklyn, los estudiantes se gradúan con un diploma de la secundaria y un título universitario de dos años en sistemas informáticos o en ingeniería, gracias a una colaboración forjada por las escuelas públicas de Nueva York, la City University of New York e IBM.

Esta noche voy a anunciar un nuevo reto para rediseñar las escuelas secundarias de Estados Unidos a fin de que puedan equipar mejor a sus graduados para afrontar las exigencias de una economía de alta tecnología. Recompensaremos a las escuelas que establezcan nuevas alianzas con universidades y empresas y que diseñen clases centradas en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, que son las habilidades que las empresas de la actualidad están buscando para ocupar sus empleos ahora mismo y en el futuro."

Obama ha impulsado un plan para introducir una impresora 3D en cada aula de Estados Unidos.

domingo, 2 de marzo de 2014

Ferroluar

La empresa Ferroluar fabrica anímales metálicos animados para decoración.

Printer Party 3D en León

Un total de quince empresas, cuatro de ellas leonesas, y un nutrido grupo de aficionados se dieron cita en León (Espacio Vías), entre los días 28 de febrero y 2 de marzo, en la 3D Printer Party, en la que se pudieron ver medio centenar de impresoras en tres dimensiones, capaces de realizar desde un sencillo diseño hasta un robot o un drone. La 3D Printer Party, una cita pionera en el sector, nace con vocación de continuidad. Durante tres días profesionales y aficionados, con la participación de la comunidad Clone Wars, compartieron charlas, experiencias y sobre todo mostraron lo que son capaces de hacer estos artilugios, con la particularidad de que muchos de ellos han sido creados, montados y replicados de una forma particular y doméstica.

La Printer Party ha estado organizada por Jesús María López de Uribe, junto a Juan Manuel Amuedo, coordinador de Clone Wars (que reúne a más de 3.000 aficionados) y José Ángel Castaño, de la empresa León 3D.

La impresión en 3D se inventó en 1989, entonces las máquinas costaban millones de dólares. Fueron los profesores universitarios quienes comenzaron a compartir a través de internet el conocimiento para construir estas impresoras, hace apenas seis años. Esto permite construirse una impresora 3D con un kit de 350 euros. La NASA enviará una impresora 3D a la ISS en breve, para replicar las piezas de repuesto que se necesiten.

La empresa leonesa León 3D ha resultado finalista y segundo puesto de la OKFN España como “Mejor negocio basado en conocimiento abierto”, en la primera edición del Premio al Conocimiento Abierto, Transparencia y Open Data en nuestro país y en el mundo entero. El ganador en este apartado fue EuroAlert.net. La Open Knowledge Foundation (OKFN) trabaja por la utilización de códigos abiertos y compartidos, el Conocimiento Abierto, el Open Government (o gobierno completamente transparente) entre otras cosas para conseguir la “mejor Gobernanza, mejor Cultura, mejor Investigación y mejor Economía” y tiene miles de seguidores en el mundo colaborando porque el conocimiento sea accesible a todos. La OKFN_ES es el primer Capítulo Internacional que ha abierto los premios de la OKFN en todo el Mundo, ya que ni siquiera la central radicada en el Reino Unido los había creado y ha felicitado al grupo español por ello. El grupo local de la OFKN España dio a conocer los ganadores en los primeros Premios de Conocimiento Abierto, Transparencia y Open Data de España, en un evento en el Centro de Innovación del BBVA en Madrid y con la presencia de Juan López de Uralde, de Equo. León 3D ha sido escogida por la Fundación del Conocimiento Abierto en España por su trabajo de desarrollo colaborativo y abierto de una Impresora 3D con su electrónica y su cabezal de forma colaborativa en la Red y conseguir con ello generar negocio y un rápido éxito en Investigación y Desarrollo.

José Ángel Castaño y Jesús Siero junto a sus creaciones las impresoras "cazurra" y "printer love" (Foto: León 3D).

La investigación y desarrollo colaborativo en Internet, o Desarrollo Distribuido como se le conoce entre los expertos, consigue desarrollos tecnológicos a una velocidad asombrosa. En el caso del cabezal de Impresión 3D de León 3D , denominado 'Leonozzle', éste –compuesto de una sola pieza de metal autorrefrigerante y un minúsculo sistema de control integrado –, se desarrolló en poco más de seis meses en Internet cuando lo normal habrían sido años de desarrollo en solitario por parte de un laboratorio cerrado en una universidad. Este trabajo distribuido en Red permite contar con el conocimiento de cualquier experto en el planeta en un objetivo colaborativo, además de dejar el conocimiento conseguido a disposición de cualquier persona para que siga mejorando e innovando con lo conseguido. Ésto cambiará la forma de diseñar y fabricar las cosas, con un abaratamiento tal de los costes que permitirá que “la imaginación se imponga ante la gran inversión necesaria para montar una fábrica”. Esto será posible ya que con poco dinero se podrá producir casi cualquier cosa en el garaje de casa con las Impresoras 3D y otras máquinas asequibles como Cortadoras Láser y Fresadoras de Control Numérico, todas dirigidas por ordenador.

La empresa leonesa León 3D es también conocida por distribuir la única laca en 'spray' especial para Impresión 3D en el mundo, la mundialmente conocida 3DLac que se vende en varios países de la Unión Europea y ha conseguido llegar a Canadá y Australia. El primer trabajo colaborativo de León 3D fue el desarrollo de un cabezal de impresión para impresión plástico de una sola pieza metálica, para superar los anteriores que se formaban con varios elementos. Estos cabezales técnicamente se llaman 'hotend' porque calienta una especie de espaguetti de plástico de tres milímetros de diámetro para que pase por un cono con un agujero de un milímetro de diámetro. Ha sido ideado y desarrollado por Juan Tendero.

Para desarrollar una impresora de alta calidad, León 3D apostó por el diseño de Francisco Malpartida de una placa de control que permita mejorar la impresión. La ayuda por Internet de los expertos, las pruebas y los consejos recibidos han conseguido que la placa, llamada LionHeart (o 'Corazón de León') haya alcanzado estándares parecidos a los de cualquier empresa que se dedique exclusivamente a ello. Todo a distancia y en muy breve tiempo de trabajo. La placa 'LionHeart', es el Corazón de la Impresora Lion 3D, más avanzada. Para su diseño se ha contado con la colaboración de multitud de personas en foros y grupos de Internet, que se conectaban para discutir las mejores opciones desde todas partes de España y del mundo. Lo mismo ha pasado con otros kits de impresoras 3D de otro tipo (las 'RepRap' o autorreproducibles), que han sido comprobadas en todas partes de España y mejoradas al instante (“On the Go”) mediante las sugerencias en foros y grupos de redes sociales. Esta placa estará presente en diversos kits de montaje y las demás impresoras de otros tipos desarrolladas por León 3D.

Entre los patrocinadores de la 3D Printer Party se encuentran FabLabLeón, y la empresa madrileña BQreaders que, entre otras cosas, distribuye robótica educativa e impresoras 3D.

Otras iniciativas leonesas son La Colaborativa, Practicable, una iniciativa de la Fundación Cerezales.

Curso puzzle 3D from FabLabLeon on Vimeo.