viernes, 2 de marzo de 2018

La muerte de Maceo


En la revista "La ilustración española y americana" del 15 de diciembre de 1896 se informa de la muerte de Antonio Maceo en Cuba.

MUERTE DE ANTONIO MACEO.

La noticia en Madrid.—Combate de Punta Brava.—El comandante Cirujeda, —Antonio Maceo.

El día 9 por la mañana recibióse en Madrid un telegrama del general Ahumada, segundo cabo de Cuba, en el que este decía que, según pruebas que le habían entregado, una columna mandada por el comandante Cirujeda había batido, entre Marianao y Punta Brava, á una gruesa partida enemiga, y dado muerte á su jefe, que era el propio Antonio Maceo. Con éste había muerto también Francisco Gómez Toro, hijo de Máximo Gómez.

Tan inesperada nueva produjo en Madrid primero, y en España entera horas después, inmenso regocijo. La gente veía en aquella muerte la señal del fin de la guerra, y la lectura de los periódicos de la noche, incluso los más sesudos, la confirmó en esta creencia tan halagüeña.


Delante del Salón del Heraldo de Madrid reunióse desde por la mañana una gran multitud ansiosa de leer los despachos en que el popular periódico de la noche daba la noticia. Formáronse grupos, sacaron banderas, y dando vivas á España, al ejercito y á Cirujeda recorrieron las principales calles de Madrid. (Véase el grabado de la pág. 340.)

¿Cómo ocurrió la muerte de Maceo? De modo harto vulgar y obscuro.


El 7 de madrugada dirigióse el bravo Cirujeda, con 481 hombres, hacia Porlier, lugar situado á poca distancia al Oeste de la Habana, en la misma costa. Hasta ahí le fueron tiroteando, y luego, de aquel paraje á San Pedro, arreció el fuego del enemigo. Tendría este reunidos unos 2.000 hombres, los que, aprovechando, según acostumbran, unas cercas de piedra para guarecerse y ofendernos casi á mansalva, rompieron un vivo fuego. Pero se vieron obligados á abandonarlas, replegándose hacia el ingenio La Matilde y Claudio Hernández, donde resistió más, teniendo por último que huir, dejando en el campo 40 muertos, dos de ellos, dice el parte, que parecían de consideración».

Reconocido el campo después del combate, halláronse algunas prendas, por las que se vino en sospecha de que entre los cadáveres podía estar el de Antonio Maceo. Parece que algún guerrillero y el práctico de la columna hallaron tendido en el suelo á un mulato corpulento, de cabello rizado y canoso, y sobre este mulato un blanco más joven. Según unos, estaba muerto; según otros, aun habló algunas palabras. Estos pormenores y varios más están todavía por aclarar. Lo cierto es que los nuestros encontraron en el mulato un revólver con puño de marfil, una camiseta muy fina con las iniciales A. M., unos calcetines de seda con iguales cifras, un cuchillo de monte y un anillo de oro con las iniciales A. y M.

En la ropa del otro muerto se halló: un reloj de plata, un saco de municiones, varios pañuelos con la marca F. G., un estuche de aseo, una cartera con papeles y un librito de apuntes, en el que su dueño había llevado un diario de operaciones desde 24 de Noviembre hasta 7 de Diciembre.

Entre los papeles hallóse una carta de Máximo Gómez, por la que se vio que el dueño de ellos era Francisco Gómez Toro, hijo de aquél. El práctico de la columna, llamado Santana, recogió estas prendas y documentos sin darse cuenta de su importancia por el momento, por ser ya casi de noche. Luego que por ellos se vio la importancia del hecho y la conveniencia de recoger los cadáveres para identificarlos y conducirlos á la Habana, fué ya imposible hacerlo, porque no se encontraron.

La columna Cirujeda tuvo en este combate pocas bajas; 3 muertos y 28 heridos.

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