lunes, 2 de mayo de 2016

Tarjetas RFID en ZARA


En las tiendas de Zara, como en tantas otras, todas las prendas llevan una alarma. Es un pequeño objeto de plástico blanco y alargado, con una fina aguja que atraviesa la tela y se acopla a otra pequeña pieza por dentro de la camiseta o el abrigo que cuelga de las perchas. Su aspecto no es nuevo. Sin embargo, su interior oculta enormes cantidades de innovación. Porque las alarmas de Zara, además de provocar que se active una alarma cuando alguien se lleva un artículo de sus tiendas sin pagarlo, incluyen un chip con información sobre el producto que le permite a la compañía saber donde están sus miles de productos hasta su venta.


El sistema incorpora una antena RFID, es decir, tecnología de radiofrecuencia. De momento han instalado el RFID en las tiendas de Zara (en enero pasado estaba ya en 1.542 locales y estaban a punto de extenderlo hasta a 2.000), pero el objetivo es llevarlo al resto del grupo.

¿Cómo funciona ese localizador? Si se abre una de las alarmas de la ropa de Zara, dentro tienen dos partes. Una es el dispositivo antirrobo tradicional. El otro, es una fina película con circuitos en su interior. Esto es el RFID. ¿Cómo funciona? Tiene dentro una especie de matrícula personalizada que Zara otorga a cada una de sus miles de prendas. Es única e incluye datos sobre la prenda, desde el modelo al color o la talla. Ayuda a la compañía a saber todo lo que entra y sale del almacén, los detalles de cada prenda que se venden (y saber así al instante su éxito en el mercado) y al retirar las alarmas, el sistema le ordena automáticamente a la caja registradora que añada los códigos de esas prendas a la lista de productos que el cliente va a pagar.

¿Cómo instala el sistema en millones de prendas Zara? Las alarmas de la ropa se ponen en las fábricas. El particular sistema logístico de Inditex hace que la inmensa mayoría de las prendas que fabrican en todo el mundo pasen por sus centros logísticos españoles antes de llegar a las tiendas. las alarmas que se colocan durante la fabricación de los artículos llegan sin información. Al entrar en el centro logístico, se carga en todas ellas la matrícula del producto que acompañan. A través de unos túneles, en cajas o en percheros, las prendas pasan por una especie de escáneres que introducen los datos en solo unos segundos. Y las antenas incluidas en las alarmas empiezan a emitir.

¿Para qué sirve este sistema? En general, para controlar remotamente toda la mercancía que entra y sale de sus instalaciones, sean almacenes, tiendas o camiones. Y para ganar mucho tiempo. Las prendas abandonan el centro logístico con todos sus datos dentro de sus pequeñas alarmas. Al llegar a las tiendas, y ser descargadas, los empleados, con una pistola láser, pueden comprobar en segundos (sin deshacer ni las cajas) todos los artículos que han llegado, sin contarlos uno a uno. Porque las diminutas antenas RFID que esconden sus alarmas emiten en un radio de tres metros y le dicen al ordenador que han llegado.

Es el control casi absoluto. En las tiendas (y en la central) los empleados saben en todo momento lo que se está vendiendo. Y con un escaneado a una etiqueta de una camiseta saben cuantas quedan dentro y fuera de sus almacenes o en cualquier otro punto. Cuando el cliente escoge una prenda, al retirar un empleado la alarma, ésta traslada automáticamente a la caja registradora los detalles del artículo que se está vendiendo y el precio, sin tener que escanear una segunda vez el artículo. Una vez satisfecha la cuenta, el ordenador registra que ese artículo abandona la tienda.

La alarma, una vez retirada por el dependiente, pasa a una caja. La información que contiene será borrada. Y de nuevo entrará en el sistema: será enviada a una fábrica, para acompañar a una nueva prenda. Y probablemente, ese trocito de plástico y toda su información, recorrerá medio mundo.


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