El País (Madrid.). 22/6/1887.
LA REDACCIÓN.
DIRECTOR:
REDACTORES. Rafael Ginard de la Rosa. Enrique Segovia Rocabertí. Félix González Llana. Pascual Millán. Manuel Curros y Enriquez (literario). Tomás Tuero. Eusebio Grado. Manuel G. Molina Martell. Ramón Caballero. Julio de la Roca. Manuel Tébar y Celaya. Francisco Alonso Granés. Eugenio Alonso Granés. Pedro García Ortega. Anselmo Lacasa. Juan P. de Zavala.
SALUDOS
AL JEFE
Cuando un partido derrotado, vencido, disperso, desalentado y sin esperanza tiene la rara fortuna de que en su seno surja inesperadamente un hombre político de vida acrisolada, que recoge la bandera, contiene a los que huyen, levanta a los que caen, reorganiza las huestes deshechas, y con ellas vuelve a hacer frente al enemigo, y proclama a raíz del vencimiento la guerra de la reconquista, ese hombre es forzosamente el Jefe de ese partido.
Y esa autoridad y ese prestigio crecen y se agigantan cuando el partido ve al Jefe en el destierro, sacrificando la familia y el hogar, los más bellos años de la juventud, su posición política en una lucha tenaz y constante, sin que le desalienten, ni el transcurso del tiempo, ni las calumnias, las emboscadas y los triunfos de los enemigos, ni las defecciones de los amigos, ni las continuas disidencias de los que debieran ayudarle en primer término, ni el odio con que le persiguen los que antes que él eran republicanos y más que él debieran procurar el advenimiento de la República.
Pasan los años y esa política del proscripto comienza a recoger sus frutos. Los que sólo apetecen los de la victoria definitiva, que tarda en llegar, le vuelven la espalda; los que creen que la política es algo más que el asalto de una despensa y que es un gran arte lleno de espirituales goces, que consisten en la oposición en dominar al enemigo con menores fuerzas, cada vez le admiran más y cada vez se adhieren con mayor entusiasmo a su persona y a su actitud.
Porque la monarquía tiene tres mil millones de presupuesto, cien mil soldados, quinientos generales, miles de jueces, esbirros y servidores, novecientos legisladores que votan en pro, el correo, el telégrafo, los ferrocarriles, las embajadas, y sin embargo, pierde el sueño y el apetito ante un hombre desterrado, a quien suponemos solo e impotente.
Cánovas es poderoso, tiene secuestrada, según dicen sus amigos, la prorrogativa, y, no obstante, no se atreve a provocar una crisis; Sagasta es gobierno, y para cambiar un ministro remueve tierra y cielo. Para producir una crisis total o parcial, para que caiga una situación y se levante otra, el Jefe de nuestro partido Don Manuel Ruiz Zorrilla no tiene que hacer en su destierro otra cosa que pronunciar una palabra. El, desde París, firma los decretos supremos. Su acción derriba a los gobiernos, su reposo los afirma.
A todo partido monárquico al subir al poder, al jurar en las regias manos, no se le pregunta su programa. Se le pregunta sencillamente: ¿Qué vas a hacer para aniquilar a Ruiz Zorrilla?
—Yo—dice Cánovas—le voy a combatir con el hierro, le voy a ahogar con la policía, le voy a aterrar con los fusilamientos.
—Yo—exclama Sagasta—le voy a disolver su partido, le voy a arrebatar sus amigos, le voy a sobornar con la clemencia.
Para subir al poder los liberales, amenazan con irse del lado de Ruiz Zarrilla; para subir los conservadores, alegan que las instituciones están indefensas contra Ruiz Zorrilla.
Un día el rey Alfonso tuvo miedo, tomó el tren y llegó a Berlín a hacer antesala al emperador Guillermo. Vistió el uniforme de hulanos y se enajenó las simpatías de Francia. Su gobierno cedió las Carolinas y se produjo una explosión de ira nacional aun no aplacada.
¿Habría ocurrido nada de esto tan favorable a la causa republicana sin la actitud de Ruiz Zorrilla?
¿Habrianse formulado nunca, bajo la monarquía borbónica, esas vagas promesas de sufragio universal, de leyes, de garantías, sin la intervención y sin la presión ejercida por el proscripto de París? ¿Habría pensado jamás ningún ministro de la Guerra en reformas militares sin el miedo a Ruiz Zorrilla?
He aquí cómo no se mueve una hoja en el árbol monárquico sin la voluntad de Ruiz Zorrilla.
No hay, pues, prestigio en nuestro país como el suyo. Su protesta consuela a la nación desposeída. Pocas veces le ha sido dado a un vencedor ejercer la influencia que ese gran vencido ejerce sobre la política de la monarquía.
La paz de España está y ha estado en sus manos poderosas, como la paz de Europa en las manos de Bismarck, sin los elementos de poder de éste.
Suprimid a Ruiz Zorrilla, y la política de nuestro país cambiará de frente en un solo día.
Un partido que tiene un Jefe de esas condiciones, un partido a quien la acción de su guía y de su caudillo hace temible, tiene forzosamente, si no está apoderado de instinto suicida, que prestarle todo su apoyo y todo su concurso. El buen sentido popular, expresándose por el órgano de nuestra Asamblea, le ha concedido un voto de confianza para lo futuro, un voto de gracias por lo pasado.
El primer saludo de EL PAÍS se consagra al Jefe. Su misión consistirá principalmente en afirmar, en extender, en acrecer la autoridad de un grande hombre, que, por modo tan poderoso, encarna una gran idea y una causa patriótica. Conservar esa inmensa fuerza motriz de toda la política nacional es un deber, no ya de los republicanos progresistas, sino de todos los republicanos españoles, en cuyo provecho, y no en el de un solo partido, nos arrastra impetuosamente a un glorioso porvenir.
A LOS REPUBLICANOS PROGRESISTAS
El partido nos conoce. Figuramos hace ya muchos años en su censo, y no tenemos para qué presentarle nuestra cédula de vecindad. Formamos o hemos formado parte de sus Asambleas, sus Juntas directivas, sus Comités, su Casino y sus periódicos, y a falta de otros títulos más brillantes, tenemos ante nuestros amigos los de la notoriedad de una consecuencia acrisolada por doce años de incesante adhesión.
No es EL PAÍS, como se ha dicho en la prensa, periódico que suceda o herede a ningún otro, ni represente ésta o la otra redacción extinguida.
EL PAÍS vuelve resueltamente la espalda al pasado y marcha fija la vista en lo futuro.
Si el azar o la simpatía han agrupado en torno de EL PAÍS a personas que colaboraron en otras empresas, no significa esto que pretendamos resucitar ni continuar su tradición; que fuera vano empeño el de encarnar en antiguos organismos, ya muertos, las aspiraciones, la actividad y el juvenil impulso de una nueva empresa viva.
En mucho tenemos las pasadas y gloriosas campañas de los periódicos de nuestro partido. A cada instante las recordamos. En este momento, que es el primero de nuestras tareas, en el silencio de esta media noche, precursora del primer día de EL PAÍS, llenan nuestra memoria con ecos simpáticos, con reminiscencias animadoras, a la manera de esos relatos de antiguas campañas, que en la noche del vivac, en espera del alba y del primer combate, inflaman la fantasía, calientan el corazón y despiertan heroicas emulaciones vigorosas en el ánimo de los soldados bisoños.
Sí; aquéllos periódicos, órganos de nuestro partido, son nuestros antepasados. Algunos de nosotros sienten aún no cicatrizadas las honrosas heridas que bajo sus banderas recibieron en prisiones y destierros. Otros, todavía más infortunados, perdieron en la empresa la razón o la salud, y hacia ellos se vuelven nuestros ojos llenos de lágrimas y a ellos se dirige nuestra voz vibrante de consuelo y de simpatía. Algunos colaboran en la misma obra en estos momentos, en la redacción de El Pueblo, y para ellos tenemos un franco y cordial abrazo y el deseo vivísimo de marchar a su lado en las futuras campañas.
Seguramente que por grande que sea nuestro esfuerzo no llegaremos nunca adonde aquéllas bizarras redacciones llegaron; pero si las envidiamos, no queremos para nosotros sus glorias por inmerecidas. Fueron la resultante de acciones colectivas que ya se desvanecieron y que no volverán a formarse, que no sea por modo artificial y momentáneo.
Descansen, pues, en paz los bravos colegas del partido, y no les inquiete en la tumba la idea de que nuestras profanas y no tan briosas manos usan sus armas y llevan a las nuevas luchas su representación, su nombre y su bandera. La nuestra flota en las alturas de la Asamblea Soberana, y lleva escritos, a manera de programa, sus últimos acuerdos de justa, enérgica y constante oposición a los detentadores de la Soberanía nacional.
Somos, como nuestro partido, una máquina de guerra; pero, como nuestro partido, por amor a la paz. La paz es buena, pero la justicia es mejor; y allí donde la justicia está desconocida y el derecho hollado, la guerra se impone fatalmente. En la sociedad civil, la corrección de las infracciones del derecho compete a los tribunales; en la sociedad política, a los partidos; y las sentencias de los tribunales y de los partidos son cosa vana y sin valor cuando unos y otros carecen de medios coercitivos. El Juez tiene la balanza, pero también tiene la espada. Los partidos a veces, ante ciertos atropellos y violencias de la fuerza bruta, sienten la necesidad de algo que no es precisamente el voto.
A LOS MEJORES
A los desterrados, a los prisioneros, a los muertos, porque ellos son los mejores.
Los buenos nos contentamos con propagar el ideal, con defender el programa, con organizar el partido, con escribir el periódico, con extender la influencia, con jurar sobre el altar, con predicar la concordia, con alentar la esperanza. Hacemos bastante.
Los mejores abandonan la patria, pierden su carrera, se condenan a la miseria, sacrifican su hogar, se divorcian de la esposa, olvidan que tienen hijos, entregan las manos a las cadenas, el cuello a los verdugos. Hacen más.
Lo que hacen los buenos, es muy bueno. Lo que hacen los mejores, es mucho mejor. Por eso nunca harán bastante los buenos en favor de los mejores.
A TODOS LOS REPUBLICANOS
Doloroso es que ante un enemigo común no estén unidos todos los republicanos. Hubiera convenido quizá; pero cuando no es así, sin duda es que no ha llegado el momento.
Porque llegará seguramente. Hoy, vencidos,
fraternizamos en la coalición y fuera de la
coalición. Vencedores mañana, la necesidad
nos arrojará a los unos en brazos de los otros
y formaremos una sola familia, siquiera el
tiempo preciso para la construcción y la segu
«El día tres de Enero
Calatrava y Bailen
salieron pronunciados
de Ocaña y Aranjuez.»
Inmediatamente contestaron en otro grupo:
«Con Prim a la cabeza
y el brigadier Miláns,
Calatrava y Bailen
a la victoria irán.»
Los aplausos y los vivas fueron estrepitosos; la alegría, sin embargo, fue poco duradera.
De Lagunero nada se sabía, y del coronel D. Eustaquio Díaz de Rada—el que después ha sido general de D. Carlos—se sabía ciertamente que por tercera vez había faltado a sus compromisos, abusando de la lealtad de don Juan Prim. El movimiento fracasaba, y tropas del gobierno avanzaban sobre Villarejo; Prim arengó brevemente a los suyos, y sin abandonarle uno solo, marcharon todos, en orden de parada, por la carretera de Valencia, atravesando el Tajo por Fuentidueña.
La vuelta a nuestro pueblo fue triste; pero Prim había dicho: ¡hasta otra! y era preciso confiar en la revancha.
Para tomarla completa se alzó en armas el pueblo de Madrid en las primeras horas del 22 de Junio. El prólogo, aunque triste, no había sido sangriento el drama alcanzó proporciones de tragedia.
¡Qué pavor en nuestro colegio de la calle del Olivar cuando nos despertó el estrépito de los preparativos de la lucha! Al fin, la curiosidad pudo más que el temor, y los internos nos asomamos a los balcones, viendo desde ellos a los combatientes que de los barrios bajos subían a las barricadas del centro. El entusiasmo era en todos igual; el armamento, por el contrario, de lo más heterogéneo que he visto en mi vida. Cerca del colegio, en la esquina. de la calle de la Magdalena, levantaban una barricada; un carro cargado de piedra cerraba por aquella parte la calle del Olivar, defendiéndola de los ataques que se esperaban por la de Cañizares; el interior de la barricada era un espeso terraplén de arena; no había bandera, pero sí el cartel de: PENA DE MUERTE AL LADRÓN.
Los defensores eran todos paisanos; entre ellos algunos industriales bien acomodados. Dando al director del establecimiento (canónigo y jesuita) toda clase de seguridades de no ser molestado ni en su hacienda ni en su persona, le rogaron mantuviese franca la puerta, porque en el patio había fuente y esperaban consumir mucha agua, pues estaban dispuestos a sostenerse todo el tiempo que humanamente pudieran. El tío Perico, el tabernero de enfrente, nos enseñaba satisfecho un descomunal trabuco. En el ánimo de todos estaba la idea del triunfo. Prim—decían—habrá llegado ya y estará con nosotros.—Desgraciadamente, Prim no había podido salir de Valencia.
Cuando el fuego se generalizó, los colegiales, por temor al cañoneo, fuimos llevados al gimnasio, en los sótanos que daban a la calle de la Cabeza. Desde una de las rejas al nivel del suelo, vimos caer a un pobre albañil atravesado un muslo por una bala; el infeliz salió de su casa con propósito de trabajar, no de combatir, porque no era de los iniciados, y uno de los defensores de Isabel II, aunque le vio inerme, le descerrajó un tiro.
Nuestra barricada se defendía con tesón; no sé cuántas acometidas de la tropa rechazó valerosamente sin desmayar un sólo instante. Los que a intervalos entraban en el colegio a aplacar la sed para volver con nuevos bríos a la lucha, nos contaban sus peripecias; el general Hoyos, si no recuerdo mal, había perdido un caballo. Del centro llegaban contradictorias noticias; uno nombró a Sagasta. Yo, que le admiraba inconscientemente, reflejándose en mis borrosos sentimientos los de mi padre, me le imaginaba a la cabeza del movimiento, en pie sobre una barricada, envuelto por atmósfera de fuego, como un héroe digno de ser inmortalizado por Víctor Hugo, ¡Yo recé aquel día por el actual presidente del Consejo de ministros! Familiarizado con su nombre, hubiera sentido sus desgracias como propias. La Iberia era entonces algo así como, la Biblia progresista, y los que en sus columnas habíamos aprendido a deletrear la palabra libertad, no teníamos a Sagasta en menos que a Moisés.
Triunfó el gobierno en toda la linea; los de la barricada, acometidos por todas direcciones, tuvieron que abandonarla, salvándose cada cual cómo pudo. La del 22 de Junio fue la noche triste de la revolución.
Los fusilamientos que siguieron a tan luctuosa jornada, aquellos sacrificios humanos tan gratos a la institución secular, deshonraron la victoria. ¡Pobres sargentos! Allá, a la izquierda del paseo del Obelisco, en un erial que es hoy frondoso jardín, junto a las tapias de La Chilena (Villa Olea) cayeron exánimes, y el estampido de las descargas sonó en la plaza de Oriente como la más armoniosa de las melodías rosinianas.
¡Cuántas veces, al pasar por aquel sitio fúnebre, se atropellaron juntas en mis labios las plegarias y las maldiciones! ¡Pobres sargentos del 22 de Junio! El mismo que con sus cantos de sirena os sacó de los cuarteles, el que en el año 66 tachaba a Ruiz Zorrilla de revolucionario tibio, el que aconsejaba ir a la revolución por cualquier camino, prefiriendo echar por el atajo, Sagasta, en fin, en holocausto a vuestra memoria, al ser por segunda vez primer ministro de la restauración borbónica, disuelve la benemérita clase de quien fió su triunfo, suprimiéndola por sorpresa y a la serdina, como si temiese que un día los compañeros de aquellos mártires pudierais pedirle cuenta de aquellas vidas estérilmente sacrificadas.
El 22 de Junio ¡Qué triste aniversario! Los que fueron ídolos populares, desertores de la causa del pueblo; los que habían jurado no ir al regio alcázar sino sobre las cureñas de los cañones, hoy entran en él, saludados por la guardia, en carruajes que la nación costea, a prostenarse ante aquel trono, objeto de sus rencores. Al honroso uniforme del soldado de la revolución han preferido la librea de los domésticos palatinos. El 22 de Junio de 1866 eran ciudadanos. El 22 de Junio de 1887, a los veintiún años de aquel drama, se pavonean con el disfraz de cortesanos. No envidiemos su presente y compadezcamos su porvenir. No envidiemos tampoco a la restauración; tiene, en efecto, numerosos cortesanos; pero no puede decir como la revolución: ¡Yo tengo un hombre!
E. SEGOVIA ROCABERTÍ.
Los fusilados del 22 de Junio de 1866.
25 de Junio.—José González Diez.—Tomás Pizarro y Romero.—Miguel Safont Aycart.—Vicente Fernández.—Ensebio Gil.—Pantaleón Rodríguez.—Antonio del Frade.—Pablo Fernández.—Bautista Gallego Estala.—Federico Gómez y González.—José María Gilabert.—Juan Sanz Masot.—Agustín Flores y Cordero.—Leonardo Martin y Sanz.—Gregorio González y López.— Manuel González Pardo.—Miguel Jiménez y González.—Pedro Fernández y García.—Miguel Blanco Andrés.—Francisco Tapia López.—Luis Almarcha Melero.
(Los veinte primeros, sargentos de artillería, y el último del regimiento infantería del Príncipe.)
28 de Junio.—Dionisio Rodríguez y Fernández.—José Marcos Hernández,—José González y Fernández.—Juan Valledor y López.—Juan Bernárdez y Bande.—Vicente Estévez Capelo.
(Todos soldados del regimiento infantería del Príncipe.)
2 de Julio.—Patricio Fernández.—Blas Diez.—Antonio López Ferrero.—Toribio Martin Prieto.—Enrique Soto.—José Arnau.—Francisco Alvarez Suárez. —Julián del Río y Raba. — Gregorio Iglesias.—Francisco Reyes Castel.—Roque Reino y Cuesta.—José Guerrero y Pardillo. —Juan Arias Alonso.—Faustino Martínez. — Juan Fernández. — Ángel Boyero.—Esteban Pons.—Manuel Rodelán.—Juan Vega.
(Todos del cuerpo de artillería.)
7 de Julio.—Diego Merino y Perdigones.—Alférez de caballería, sargento primero de artillería.—Aniceto Toro.—Pedro Gutiérrez.—Félix Quijano. — Antonio Osuna.—Bruno Pueyo.—Manuel Sabadía.—Francisco Rodríguez.—Florentino García.—Valentín Gómez.—Valentín Olmeda.
(Todos sargentos de artillería.)
Antoneo Fernández, sargento del regimiento de infantería del Príncipe.
Juan Ordóñez de Lara.—Joaquín Fernández.
(Estos dos de la clase de paisanos.)
PROLEGÓMENOS (1)
((1) Hablo hoy en nos, como las pastorales, porque a este trabajo, en lo sucesivo, se consagrarán indistintamente todos los redactores.)
Desde este rincón del País vamos, a partir de hoy, y cuando el tiempo lo permita, a decir con sinceridad todas las verdades que se nos ocurran en orden a la vida espiritual—todo es relativo—de nuestro pueblo.
Es uno de los más socorridos tópicos la afirmación de que en esté país no hay literatura ni nada, Y en efecto, así es. No lo decimos en son de censura, ni simulando nostalgias de civilizaciones superiores que obligan a desdeñar todo lo que nos rodea... ¿Españoles no somos? Pero es fuerza convenir en que, tocando a ciertos refinamientos, somos como la última palabra de Europa, mal que pese a nuestro patriotismo.
No hay para qué salvar personalidades ilustres, una docena, dos docenas, que no hemos de regatear glorias, máxime siendo glorias nacionales; pero esas figuras que se destacan vigorosas, pero aisladas, contribuyen principalmente a fijar más nuestra atención sobre este estado general de anemia. Lamentábase Gustavo Flaubert de que la Francia era un desierto, de que nadie allí comprendía a nadie. Y sin embargo, el maestro escribía para una sociedad muy madura y estaba en correspondencia con Jorge Sand y el viejo Saint-Beuve criticaba sus obras. ¿Que diría el autor de Salambó en este desolado páramo en donde Saint-Beuve es Cañete, donde Brunetiere es Cánovas y Cánovas lo es todo?
Aquí no hay ilusiones ni espejismos posibles, la crítica literario pura resulta inaplicable, a no ser, en contadas ocasiones. Sería preciso cazar moscas, a falta de caza mayor. Y no habrá más remedio que cazarlas. Hablar continuamente de Romero Robledo produce cierto amargor de boca.
Quiere decir que esto no será crítica, en su sentido delicado, a no ser cuando la traigan aparejada los acontecimientos. Será crítica de lo que caiga a mano buenamente, oradores, poetas, novelistas, etc., etc., sin que por eso olvidemos a Jove y Hevia y demás géneros intermedios, híbridos si se quiere, porque no se nos acuse de parcialidad o exclusivismo.
No se presuma, que, con esta tarea, aun cuando a veces parezca informada por miras transcendentales, nos proponemos hacer salir a España de su desmayo secular. Líbrenos Dios. Ese optimismo y otros los dejamos ya atrás, entre las conocidas zarzas del camino. Se comprende levantar a pulso los toros de Guisando; pero intentar aquí mover el espíritu público hacia ciertas cuestiones, sería la más insensata de las empresas. Diremos la verdad sólo por la voluptuosidad de decirla.
Si un Lesseps de la crítica intentara perforar este istmo de la general indiferencia—brindo esta frasecilla al Sr. Linares Rivas, que en un concilio de esos de Toledo se quejó melancólicamente de la indiferencia política—vería lo que eran masas resistentes, istmos de veras y fracasos seguros. Contra los elementos es inútil luchar; la cosa va para rato.
Además, como en este ambiente en que vivimos la indiferencia de los otros llegó en el fondo a contagiarnos, buscamos como una especie de curación, de rehabilitación, por lo menos, a los ojos de la conciencia propia, profesando públicamente la verdad sincera; y, ¿quién sabe si andando el tiempo recobraremos los antiguos amortiguados entusiasmos?
Diremos la verdad amarga, esa vedad que aquí no se dice más que a los toros. Cuando un desvalido Veragua sale, por ejemplo, corniveleto, de lo cual no tiene él la culpa, sino Dios que le crió, toda la prensa se le echa encima y sus menores acciones son objeto de anatomía implacable. No somos enemigos de la popular fiesta, ¿para qué, teniendo a nuestro alrededor tantas cosas que odiar? pero acusamos un hecho evidentemente injusto. A un jarameño ingenuo y noble, que podrá tener sus faltas, ¿quién no las tiene en este mundo?, pero que en último resultado las purga allí, sobre la ardiente arena, se le abruma con crueles diatribas, y en cambio nadie les dice nada, va de ejemplo también, a los señores de Pidal, cuando leen boyantes sus discursos en la Academia de Ciencias morales y políticas. ¿Es esto equidad?
En suma, y para concluir. Nunca sera nuestro ánimo ofender a nadie, ni aun al propio Rollet, a quien de seguro habremos de llamar Fripón. Que conste.
Y que siga cada cual su camino. Nosotros respetamos todas las opiniones. Hasta las nuestras.
TOMÁS TUERO.
COMENTARIOS
Sólo para hombres.
Ahora, con motivo del quincuagésimo aniversario de la coronación de la reina Victoria, la toman los periódicos monárquicos con Su Graciosa Majestad y la ponen como no digan dueñas.
Véase la clase;
¡Al día siguiente de la solemne ceremonia del coronamiento—dice un estimable colega dinástico—se celebró en Windsor un gran baile; entre los invitados estaba un joven alto, esbelto, elegante, estudiante de la Universidad de Bonn, que bailaba el vals con una perfección suma.
La reina bailó con él; y cuando acabada la danza, el joven, siguiendo las prescripciones de la etiqueta, se inclinaba respetuosamente para retirarse, oyó la dulce voz de la soberana que le decía: —Venid un poco a mi lado, primo, tenemos que hablar.»
Como se ve, la reina no era corta de genio. Pero veamos quién era el primo:
Era primo de la reina: como ella, llevaba en las venas sangre de los Coburgo Gotha.
El joven era muy tímido: amaba a su prima, es verdad—¿quién lo ha negado?—pero su prima era reina, y se puede asegurar que si las iniciativas no hubieran partido de la reina, el respeto hubiera impedido a los labios del príncipe Alberto decir lo que sentía su corazón.
¿Conque las iniciativas partieron de la reina? ¡Pues la ha partido usted! Pasemos adelante, pero quedándose atrás las señoritas que no van para reinas:
«Una mañana paseaban a caballo por una gran alameda de encinas.» ¡Alto! Aunque no conocemos la flora de Inglaterra, no podemos explicarnos cómo puede haber alamedas de encinas. ¿Es que hay encinares de álamos?
Pero dejemos internarse a los egregios novios en aquella alameda de encinas, y no nos metamos en interioridades.
¡Qué monarcas, qué monárquicos... y qué troncos!
Leemos y cortamos: «El Sr. Martos apoya resueltamente al general Cassola,»
Francamente, si nos hallásemos en el pellejo del general no nos llegaría el uniforme al cuerpo.
¿Ustedes creen que a D. Alfonso le mató la disnea?
De ningún modo.
Le mató el célebre ¡viva! de D. Cristino. ¡Verán ustedes qué pelo echa Cassola!
De La Opinión:
«En el partido liberal no hay derechas ni izquierdas. »
Y sin embargo, no puede decirse que sean ustedes mancos.
Ni cojos.
Porque de algunos sabemos que firman la nómina con los pies.
¿Qué hay de la ley constitutiva del ejército?
Pues, nada. Porque según El día, como no ha de votarse ahora, no ofrece interés saber si el gobierno la hará cuestión de gabinete.
Aunque sé cree que sí, para que sepan los obstrucionistas ministeriales que el general Cassola— ese Boulanger malogrado—no acepta ninguna de las enmiendas que le propongan.
Aunque se cree que no, porque si se declara cuestión de gabinete, harán dimisión aquellos generales que desempeñan cargos públicos y son opuestos a las reformas.
En fin, que no sabemos a qué carta quedamos. Lo que parece indudable es que no hay por ahora ley constitutiva, y que el general Cassola continuará desempeñando la cartera de Guerra.
Aunque se cree que no...
Aunque se cree que sí...
Entre objetos de arte, metálico, piedras preciosas, ornamentos de iglesia y toda clase de valores, España remitirá a la Exposición del Vaticano, como regalo a León XIII en su próximo jubileo, una cantidad crecidísima, superior a la que se necesitaría para dotar de escuelas a los pueblos que carecen de tan necesarios centros de enseñanza.
En vista de esto, de hoy más ya no se dirá; ¡a Roma por todo!
Habrá que decir: ¡a Roma con todo!
LA GACETA
La de hoy contiene, entre otras, las siguientes disposiciones:
Presidencia,—Decreto aprobatorio del reglamento para el régimen interior del Consejo de Estado. —Reglamento a que se refiere el decreto anterior.
Fomento.—Decreto ampliando el número de premios consignados en el art, 22 del reglamento de Exposiciones generales de Bellas Artes en la forma que se expresa. —Otro autorizando al ministro del ramo para anunciar la subasta de los ferrocarriles de Calatayud a Teruel y de Torralba a Soria.
Ultramar.—Decreto autorizando al ministro del ramo para que presente a las Cortes el proyecto de ley de reforma electoral en Cuba y Puerto Rico.
LAS CORTES
CONGRESO
La sesión de ayer del Congreso no ha ofrecido, como decía La Correspondencia días pasados, ningún interés dramático.
Ni cómico siquiera, y eso que habló el Sr. Jove y Hevia.—Aquí apenas hay términos medios—ó habla Bouchardy, esto es, León y Castillo, con todo su aparato de hijos naturales, que luego resultan revolucionarios complicados en siniestros complots, o balbucea algún debutante, más o menos rural, sus primeros vagidos tribunicios.
Sin embargo, no en balde es quien es Jove y Hevia, Olona de nuestros Parlamentos. Dijo que hablaría veinte minutos, lo cual ya, resulta caro; pero habló sus cuarenta. En cambio propuso al señor Puigcerver no se qué, que asciende a la suma de 82 millones. Jove y Hevia habla de los millones como de los minutos.
El Sr. Muro, de igual suerte que el Sr. Azcárate, consumieron el segundo y tercer turno respectivamente.
Y respectivamente también pusieron ambos en un aprieto a los Sres. Ramos Calderón y Garijo, que nunca las han visto tan gordas. Pero, lo que dirán ellos—¡Cómo nosotros no hemos de pagar!
El señor Azcárraga empezó a apoyar una enmienda que trata del impuesto de consumos.
¡Abajo los consumos!
Después de un ligero debate, sostenido entre el señor vizconde de Campo Grande que combate la sección de Aduanas, y el Sr. Guardia que la defiende, el presidente declaró terminada la discusión de la totalidad, y puesta a votación por conceptos, se aprueba la sección tercera.
En la sección cuarta, valores a cargo de la dirección general de Rentas Estancadas, se lee la enmienda presentada por el Sr. Anzualdo al concepto del timbre del Estado; la cual, después de aprobada por su autor y de decir el Sr. Labra (D. Gil) que no puede aceptarla la comisión, se desecha en votación ordinaria, y se aprueba la totalidad de esta sección en la misma forma que la anterior.
Sin debate alguno fueron aprobadas las secciones quinta y sexta referentes a los valores que están a cargo de la dirección de Propiedades y Derechos del Estado y de la del Tesoro.
Se retiró el estado letra C por referirse a la renta de tabacos y estar ya arrendado el monopolio de éstos, y después aprobaron las relaciones de servicios que pueden exigir ampliaciones de crédito.
El Sr, Presidente pregunta si se aprueba definitivamente la totalidad del presupuesto de ingresos, acordándose después de aprobadas que pasaran al Senado.
Discusión por artículos.
Se aprueban los dos primeros artículos sin debate alguno, y al tercero tenia presentada una enmienda el Sr. Bushell; pero en vista de que la comisión no la admite, la retira, anunciando al señor ministro de Hacienda una interpelación sobre la contabilidad general del Estado y la cuestión de transferencias de crédito.
Leída después una adición del Sr. Castell al artículo 3.º, fue aceptada por la comisión, y sin más debate se aprobó este artículo y los siguientes hasta el 6.º inclusive.
Al llegar al artículo 7.º, como estaba indicado en el programa del día, se suspendió el debate sobre los presupuestos, levantándose la sesión a las ocho y media de la noche.
SENADO
En general, habremos de prescindir del Sr. Marcoartú, orador obligado en esta venerable Cámara. Diariamente se extiende en largas consideraciones, baladíes casi siempre, y se concluye por acordar que no hay términos hábiles de que el orador continúe dando cuenta de las varias observaciones que hizo en sus múltiples viajes por el extranjero.
El Sr. Marcoartú suele protestar, y aquí paz y después gloria.
Pónese a discusión, entrando en la orden del día, el proyecto de ley autorizando al ministro de la Guerra para enajenar los edificios inservibles en dicho ramo.
El Sr. Fabié, que entiende de todo, especialmente de las cosas qué no sirven, hace constar su voto en contra del proyecto. Nosotros hacemos el nuestro, en contra de su traducción de la Lógica, de Hegel, y de todas las demás traducciones y aun tareas originales.
El conde, de Casa Valencia habla también sobre estos contratos de compraventa, y habla como un libro. Quiere que el Tesoro cobre inmediatamente.
Después de hablar el Sr. ministro de la guerra que es aquí el verdadero conde, o el verdadero administrador, por lo menos, vuelve el Sr. Fabié a la carga, que la última evolución del hegelianismo parece que no está reñida en absoluto con estas cuestiones de dinero.
El ministro insiste en vender, y el Sr. Fabié en regatear. Por cierto que me río yo de los que hablan de la salud del farmacéutico idealista; habló cuatro o cinco veces de los edificios que no es importaban; de suerte que si se hablara del Senado u otros contiguos, como los comprendidos en esa zona hasta el final de la Moncloa, resultaba nuestro hombre con una salud de hierro, y defendería esos solares como un filósofo, panza arriba. Sabe Dios las formas que toma la idea a veces.
El general Salamanca intervino en el debate. Encontró raquítico el proyecto. En efecto: se trata de enajenar los edificios inútiles, y el general Salamanca, que ya debe saber a qué atenerse en esto de tabiques, encuentra deficiente y de poca amplitud la cosa. Pues, amigo general, los maestros de obras son los encargados de denunciar las construcciones que amenazan ruina.
Contra el parecer del Sr. Hernández Iglesias, que al apoyar su enmienda sostenía que la información agrícola debía ser parlamentaria, expuso el señor duque de Veragua el de la comisión, sosteniendo que no había medio reglamentario de convertir una proposición incidental en proyecto de ley, como pretendía el Sr. Iglesias.
Se levantó después el Sr. Moret para confirmar lo dicho por el señor duque de Veragua; manifestó que el gobierno se había ocupado de las cuestiones agrícolas, y recordó palabras pronunciadas por él en otros debates para demostrar que se meditaba en buscar soluciones prácticas que pudieran remediar el estado precario de la agricultura.
Rectifica el Sr. Hernández Iglesias con alguna extensión, y sostiene de nuevo que al Parlamento y no al gobierno compete la información agrícola.
Y después de otras varias rectificaciones, se desecha la enmienda y se aprueba el dictamen de la comisión.
Se dio lectura del dictamen relativo al presupuesto general de gastos, que quedó sobre la mesa, y fue señalado para la orden del día de hoy, levantándose la sesión.
Eran las ocho y veinte.
EL TELÉGRAFO
DE LA AGENCIA FABRA.
La fuga de la señorita Martínez Campos.
París 20.- (Recibido el 21).—Miguel Mielvaque, que es el verdadero nombre de la persona que se escapó de París en compañía de la señorita Campos (pues ahora resulta que no tiene tal titulo de Vizconde), ha escrito una carta a su hermana fechada en Enghiuen, en la cual dice lo siguiente:
«Estoy sin inquietud. El amor pasa por encima de todos los obstáculos. Amo sobre todas las cosas a la que no me arrancarían de mi lado sino con la vida. La Virgen nos protege. Hemos hablado de ti con Mercedes. Estoy convencido de que os querréis mucho.
El Conde de Santovenia, hermano de doña Mercedes, llegó esta mañana a París, parando en casa de su hermano político el Marqués de Casa Montalvo, (44 calle Bassano.)
El Sr. Rubau Donadeu conferenció esta tarde con el Conde de Santovenia.
Se tiene ya la certeza de que doña Mercedes y Miguel Mielvaque han salido de Francia con el propósito de realizar su boda en el extranjero.
El periódico Le Temps de esta tarde cree que la prefectura de policía de París no intervendrá en este asunto.
El Sr. Rubau Donadeu ha dicho que si la señorita de Campos declara delante de él espontáneamente que quiere casarse con Mielvaque, su misión habrá concluido y se volverá a España.
El Diario de los Debates, en su edición de provincias, afirma, sin embargo, que el Sr. Rubau ha presentado una querella ante el prefecto de policía denunciando el rapto, y que el prefecto la ha transmitido al procurador general de la república (fiscal), quien hará lo que proceda.
BRUSELAS 20 (recibido el 21).—La señorita Campos y Miguel Mielvaque han llegado a Mons.
En este momento se encuentran en el palacio de Justicia, interrogados por el juez de instrucción.
MONS 20 (noche) (recibido el 21).—La señorita de Campos y Mielvaque han declarado al juez de instrucción que tenían el propósito de salir inmediatamente para Londres con objeto de contraer allí matrimonio.
MONS 21. —Anoche salieron para Bruselas la señorita de Campos y personas que la acompañaban. Hoy se proponen salir para Londres.
- Uno de los amigos de Mielvaque continúa en Mons para esperar al Sr. Clement, comisario de las delegaciones judiciales y al señor conde de Santovenia, a quien se espera aquí.
PARÍS 21.—Tan pronto como el Sr. Rubau Donadeu tuvo noticia de que la señorita Campos se encontraba en Bélgica, salió para Bruselas. El Sr. Rubau insiste en que ha habido secuestro y va resuelto a oponerse a la boda.
Jubileo de la reina de Inglaterra.
Londres 20 (recibido el 21). La reina ha llegado a esta capital procedente de Winsor, siendo calurosamente aclamada. Londres presenta un aspecto admirable. La circulación por las calles es dificilísima. Más de un millón de personas han llegado a esta capital.
LONDRES 21, 1,10 tarde (vía Bilbao). Las fiestas del quincuagésimo aniversario del advenimiento al trono de la reina de Inglaterra se están celebrando conforme con lo previsto. A las doce ha hecho la reina su entrada en la Abadía de Westsminster en medio de las salvas de artillería y de las aclamaciones populares. El tiempo es soberbio y verdaderamente excepcional en Londres.
Desde el alba una muchedumbre inmensa invade todas las calles del tránsito desde el palacio de Buckingham hasta la Abadía de Westminster.
El espectáculo del paso de la reina por la carrera ha sido grandioso e imponente.
En varios puntos se levantan colosales arcos de triunfo. Los balcones están colgados y se ven por todas partes profusión de banderas.
- La reina ha sido objeto durante todo el trayecto de entusiastas aclamaciones. La procesión real ofrece un aspecto brillantísimo. Jamás ha presenciado Londres mayor ovación. - Todos los comercios están cerrados, así como la Bolsa.
LONDRES 21.—La ceremonia verificada en la abadía de Westminster. ha sido imponente.
La reina Victoria ha abandonado por primera vez el luto después de la muerte de su marido.
Terminado el solemne Te Deum, los príncipes y princesas han desfilado delante del trono ocupado por la reina, haciendo a ésta una profunda reverencia, a la cual contestaba la soberana.
El mayor orden ha reinado en todas partes. No ha ocurrido incidente alguno, a pesar del inmenso gentío que ocupaba las calles.
Al salir de la abadía de Westminster la comitiva regia, la reina ha sido objeto de nuevas y entusiastas aclamaciones.
La iluminación general de esta noche promete ser espléndida y magnífica.
Un día hermoso, que va a ser proverbial en Inglaterra, ha venido a dar más realce a la fiesta. Las ceremonias se han practicado en un todo conforme con el minucioso programa que hace días publicaron los periódicos ingleses.
Ha sido de notar la exactitud y buen orden con que se ha cumplido en todas sus partes.
Rumores optimistas.
PARÍS 20.—La Gaceta de la Alemania del Norte, órgano del príncipe de Bismark, se expresa en estos términos: El año 1887 comenzó bajo sombríos auspicios. La paz del imperio alemán estaba amenazada por los proyectos aventureros de hombres políticos ambiciosos. Mientras la Cámara prusiana ponía fin a la cuestión religiosa, el nuevo Parlamento alemán demostraba que estaba resuelto a defender la unidad y la grandeza del imperio.
Los frutos de este cambio se han manifestado en las tareas del Parlamento. La extensión y la consolidación por un largo período de las fuerzas defensivas de Alemania, han dado una garantía de la conservación de la paz, cuyos resultados bienhechores se hacen sentir en todas partes.
Nuevos partidos.
LISBOA 21.—Circula el rumor de que algunos disidentes del partido regenerador de matiz más avanzado, unidos con algunos elementos republicanos que han aceptado la monarquía; formarán un nuevo partido político que se titulará izquierda dinástica.
Se añade que este partido contará con la benevolencia de algunos progresistas del partido que actualmente se encuentra en el poder.
Amenazas de Rusia.
SAN PETERSBURGO 20 (recibido el 21).—Rusia va a concentrar sobre la frontera de la Armenia uno de los dos cuerpos movilizados que se encuentran actualmente en Besaravia.
LONDRES 21.—El Daily News publica esta mañana un despacho de Odessa, diciendo qué la quince división de infantería, compuesta de 19.000 hombres, ha recibido la orden de estar dispuesta para marchar.
Añade que se dirigirá a la frontera de Rumanía. Otra división ha partido para Crimea. Es probable que ésta sea transportada a Batum.
CONSTANTINOPLA 21.—A petición del gobierno Inglés, el plazo para la ratificación del convenio anglo turco sobre la cuestión de Egipto, se ha fijado del 22 al 27 del corriente.
Se asegura que el sultán, en vista de la oposición cada vez más acentuada del elemento musulmán, se encuentra muy perplejo en ratificar dicho convenio.
POLÍTICA DEL DÍA
La contestación que el Sr. Puigcerver dio ayer a la pregunta del Sr. Vizconde de Campo Grande sobre modificación del tratado, de comercio con el vecino reino de Portugal, habrá calmado los ánimos de los ganaderos extremeños y gallegos bastante excitados ante el temor de que el gobierno español pudiera acceder a las pretensiones del portugués.
No sufrirá alteración alguna el tratado, porque ésta no puede hacerla el gobierno sin el concurso de las Cortes, y el Parlamento español no consentiría que se agravara más el estado aflictivo de los ganaderos de aquellas comarcas.
Al final de la sesión del Congreso de ayer, se dio lectura del dictamen referente al proyecto de ley autorizando al gobierno para la publicación del Código civil, con arreglo a las bases presentadas y del voto particular que suscribe el Sr. RodríguezSan Pedro.
Anoche se daba como cierto que el director general de Beneficencia y Sanidad, Sr. Baró, había presentado la dimisión de su cargo.
El señor ministro de Hacienda se ha opuesto resueltamente a verificar concesión alguna a Filipinas en lo relativo a la cuestión naviera.
Hasta las seis y media de la tarde de ayer había presentadas en el Congreso 112 enmiendas a los proyectos reformistas del Sr. Cassola.
La enmienda que el Sr. Domínguez, (D. Lorenzo) presenta al árt. 13 de los presupuestos, parece tiene algunas simpatías, para el Sr. Martos. Anoche se decía que el presidente del Congreso se mostraba inclinado a aconsejar a la comisión que la aceptara.
En esta enmienda se pide se recargue en el 90 por 100, a su introducción en España, los petróleos brutos, y que el aceite de oliva sufra la baja de un 50 por 100 en derechos que hoy satisface por consumos.
Lo que está pagando con el proyecto de construcción de la nueva escuadra, está ya fuera de los límites de lo racional y de lo que aconsejan las buenas prácticas administrativas. El Sr. Rodríguez Arias no ha hecho nada hasta hoy que demuestre si está o no dispuesto a realizar lo que se dispone en la ley; pero si son ciertas las noticias que circulan de algunos días a esta parte relativas al asunto, debemos convenir en que el señor ministro de Marina se ocupa de, todo menos de aquello que atañe a su departamento.
Ya ha dicho la prensa que se concederá un plazo de seis meses más a la casa constructora del acorazado Pelayo, y ahora se dice que el crucero Reina Regente que se construye en los arsenales ingleses, por error técnico y por otras reformas introducidas en el barco, no, costará los ocho millones presupuestados, sino dos o tres más, es decir, once millones próximamente.
Mal, pero muy mal debe andar el Círculo constitucional de fondos, cuando la junta directiva se ha visto obligada a rogar al Sr. Sagasta a que firme una carta circular invitando a sus amigos a que ingresen como, socios de número en el indicado Círculo.
Los rumores políticos que anoche se cotizaban en autorizados círculos eran los siguientes: El general Cassola tiene el propósito de no intervenir en el debate de las reformas militares hasta que su discusión haya terminado. Cuando este momento llegue, el señor ministro de la Guerra hará importantísimas declaraciones, encaminadas a manifestar cuáles eran sus propósitos al presentar las reformas a discusión con la premura por él exigida.
El Sr. Cassola variará de actitud, y sólo se verá obligado a hacer uso de la palabra si en la sesión de mañana es aludido directamente por el Sr. Romero Robledo en el debate que éste iniciara, aprovechando esta coyuntura para arrancar a sus compañeros de gabinete o al presidente del Consejo la promesa firme y resuelta de que la aprobación de las reformas militares se haga cuestión de gabinete, obligando además a los diputados de la mayoría a que permanezcan en Madrid, el tiempo suficiente y necesario hasta votar dichas reformas, a no ser que causas superiores lo impidan. Si el gobierno no hace esta declaración con arreglo y de acuerdo con lo pactado en cinco Consejos de ministros, entonces el Sr. Cassola iniciaría una crisis dentro del gabinete.
Desde hoy la Biblioteca nacional estará abierta una hora más todos los días.
El Museo pedagógico continuará por ahora abierto al público de ocho de la mañana a una de la tardé.
El criado del propietario de La Correspondencia de España que, según sabrán ya nuestros lectores, trató de envenenar a la esposa del Sr. D. Enrique Santa Ana, la cual se hallaba convaleciente de su último alumbramiento, se ha presentado espontáneamente a la autoridad y ha ingresado ayer en la cárcel modelo, después de haber prestado declaración.
Ayer se ha cometido un crimen en el paseo de Santa María de la Cabeza. A eso de las seis de la tarde se encontraron en dicho sitio y trabaron disputa, el paisano José Mingo Soto y un militar llamado Enrique Arranz. Después de dirigirse algunos improperios, el soldado sacó la bayoneta y con ella infirió una herida grave en el costado izquierdo a su antagonista. El agresor fue preso y el agredido llevado a la casa de socorro en bastante mal estado,
PROVINCIAS
Tomamos de El Diluvio, de Barcelona, las siguientes gravísimas preguntas:
«¿Es cierto que entre cuatro y cinco de la tarde un muchacho del asilo se tiró al mar huyendo de los guardianes, celadores o marineros de guardia de la corbeta; que el chico, no sabiendo nadar corría peligro de ahogarse, le auxiliaron los barquilleros que se encontraban allí y le entregaron a los guardianes, gritando el niño, de unos doce o trece años, que no quería volver allí?
¿Es cierto que los guardianes se apoderaron de él con violencia, subiéronle a la corbeta y lo apalearon sobre cubierta, gritando los espectadores airados: ¡verdugos, piratas, bárbaros! pegándole con un rebenque furiosamente los guardianes?
¿Que al oír los gritos de indignación y los silbidos de los espectadores, los guardianes arrastraron al niño al interior del buque, mientras gritaba desesperadamente al dolor de los violentos golpes?
¿Es cierto que varios asilados, se han fugado del asilo por los malos tratos, siendo algunos habidos y otros no habidos?
El Sr. D. Félix Carcassona publica en la prensa barcelonesa un remitido, en el cual ofrece 1.000 duros, que con ese objeto tiene ya depositados en la sucursal del Banco, a quien presente al juzgado a la joven Pilar Pedret y Aragonés, pues aunque se dijo en diciembre de 1885 que ésta y Francisco Carcassona se habían suicidado de común acuerdo, arrojándose al mar cerca del Morrot, por no consentir sus relaciones amorosas el padre del joven, dice éste hallarse convencido de que su hijo fue villanamente asesinado, habiéndose dictado auto de prisión contra Pilar por el juzgado correspondiente.
Según la prensa de la Coruña, el Orfeón El Eco, de aquella ciudad, a su regreso a la patria, ha tenido un entusiasta recibimiento. En la Coruña se establecieron trenes especiales que llegaron a la estación de Betanzos, en los que iban comisiones do todos los centros recreativos de aquella población, representantes de la prensa y gran número de particulares.
El nuevo crucero Colón, que se construye en 55 a proa. Taladrados los registros, se procederá a montar la máquina.
El teniente de la Guardia civil D. Primitivo Romero ha preso anteayer en un mesón próximo a Orense a José Montero y Manuel Vázquez, pertenecientes a la partida de malhechores que días pasados tuvo un encuentro en San Clodio con la fuerza de aquel instituto, al mando del teniente Cuevillas. Son los únicos que quedaban sin aprehender de la indicada partida, y han sido entregados al fiscal militar.
EXTRANJERO
Con motivo de las fiestas que actualmente se celebran en la capital de Inglaterra en honor de la emperatriz de las Indias, continúan llegando a Londres una infinidad de monarcas y príncipes que van a saludar, en nombre propio o por delegación, a la reina Victoria. He aquí la lista completa de los regios viajeros, como dicen los periódicos monárquicos.
El rey y la reina de Dinamarca; el rey y la reina de Bélgica; el rey de Sajonia; el rey de Grecia; el príncipe heredero de la corona de Prusia y su esposa; el príncipe Enrique y las princesas Victoria, Sofía y Margarita de Prusia; el gran duque Sergio de Rusia; el duque de Sajonia; Coburgo Gotha; el heredero de la corona de Suecia; el gran duque de Hesse, y el príncipe heredero y las princesas Alicia e Irene, nietas de la reina Victoria; el gran duque y la gran duquesa de Meklenburgo; el duque y la duquesa de Braganza; el príncipe de Valdeck, hermano de la duquesa de Albani; el hijo de Montpensier y la infanta Eulalia; el duque de Aosta; el príncipe de Sajonia; el príncipe y la princesa de Batenberg; el príncipe Luis de Baden; la princesa Clementina; el príncipe Baudvin de Bélgica; el príncipe de Vurtenberg; el príncipe Luis de Baviera; Rufo Scila, nuncio del papa en Munik; el príncipe Sidar Jung de Nizan, Abel Malek jefe de una de las tribus egipcias; el príncipe Rao del Indostan; el príncipe Davagnse, hermano del rey de Sián, Nubar-Pacha, representante del Getife; el príncipe Esan, enviado del Sah de Persia, y el príncipe Kasan, primo de este último; el príncipe Varoprakar, hermano del rey de Sián; el príncipe Komaru, tío del emperador del Japón, y el príncipe Selin-Efendi, hijo mayor del sultán de Turquía. Hay que advertir que algunos de estos magnates llevan más de ochenta individuos en su servidembre.
Sería curioso averiguar la suma exacta del dinero que habrán de satisfacer los respectivos países por gastos de viaje de todos estos personajes más o menos coronados. Recomendamos esté trabajo estadístico a los amantes del esplendor, ostentación y faustos de las instituciones monárquicas.
La situación de los franceses residentes en la Alsacia, no puede ser más tirante. Después del severo fallo emitido por el tribunal de Leipsik contra cuatro de los individuos acusados del enorme crimen de formar parte de la liga patriótica, siguen las detenciones arbitrarias, manteniendo en aquel territorio el régimen del terror. Parece mentira, dice con sobrada razón un diario extranjero que el poderoso imperio germánico tiemble delante de cuatro alsacianos inofensivos, cuyo único delito consiste en pertenecer a una liga patriótica. Pero la corte, o mejor dicho, Bismark, quiere atemorizar a los vencidos, sin comprender que el despotismo, lejos de entibiar el amor patrio, lo alienta y lo fortifica.
Con el título de «D. Carlos Separatista» leemos en Las Novedades, de Nueva York: «Creíamos que los planes atribuidos a D. Carlos de Borbón respecto de la corona de Méjico eran el colmo de la inventiva. Ya sólo esperábamos verle convertido en aspirante a la presidencia de Colombia o en contratista de las empresas guaneras de Perú.
Pero nos faltaba lo mejor. Acabamos de leer en el periódico The Isthmus, periódico de Colón; que, según rumores, la presencia de D. Carlos en el istmo y su viaje a las repúblicas suramericanas; tiene por objeto solicitar la simpatía de esos países a favor de un movimiento separatista en Cuba.»
Esta noticia podría pasar el 28 de Diciembre. Y aun en esa época nos parecería una inocentada mayúscula.
NOTICIAS DE ESPECTÁCULOS
La empresa del teatro de Recoletos, deseosa de complacer al público, ha contratado a la distinguida y aplaudida tiple señorita doña María Montes. Damos la enhorabuena a la empresa por tan valiosa adquisición.
Hoy se estrenará en el teatro de la Alhambra la opereta de gran espectáculo, en tres actos, Doña Inés. La obra va a ser presentada con gran lujo de trajes y decoraciones, y se espera obtenga un excelente éxito.
Esta noche se cantará en los Jardines del Buen Retiro el Barbero, y dentro de pocos días los Hugonotes. En el Jardín del Buen Retiro se harán todos los viernes, empezando desde el próximo, conciertos corales que serán dirigidos por los maestros Chueca, Valverde y Camaló, respectivamente, en cada una de las partes de que se componen. Estos conciertos constituyen una novedad, en el Jardín, que seguramente será del agrado del público.
EL TIEMPO
La temperatura de ayer en Madrid, a la sombra, fue la siguiente: A las ocho de la mañana, 19º centígrados sobre cero. A las doce, 38° centígrados. A las cuatro de la tarde, 32º centígrados.
ALMANAQUE
Santos de hoy.—Paulino, obispo, Acacio y 10.000 compañeros mártires.
ESPECTÁCULOS
Teatro de la Alhambra. —Función 34 de abono.— Turno par. Segunda serie.—A las 9.—Doña Inés (estreno).
Teatro Felipe.—A las 9. Los lobos marinos (primer acto). A las 10.—Los lobos marinos (segundo acto).—A las 10 3/4.— La gran vía.—A las 11 1/2.—Cómo está la sociedad.
Teatro de Recoletos.—A las 9.—Lorito real. —La primera de abono.—Perico.—Por la tremenda.
Teatro de Maravillas.—A las 9 1/4.— La gente del bronce.—De Fuenlabrá y a prueba.—Bola 30. —El Sr. Castaño.
Jardín del Buen Retiro.—A las 9.—Il barbieri di Siviglia.
Circo de Price.—A las 9.—Grande y variado espectáculo de ejercicios ecuestres, gimnásticos acrobáticos y cómicos. Segunda presentación del hombre maravilloso Dan Canary.—Los elefantes amaestrados. Los cuatro bemoles y otras novedades.
Circo Hipódromo de Verano.— A las 9.— Variados y notables ejercicios por los principales artistas de la compañía.
Plaza de Toros.—A las 5.—Corrida extraordinaria, en que se lidiarán seis toros procedentes de Concha y Sierra, por Luis Mazzantini y su cuadrilla.
IMPRENTA Y LITOGRAFÍA DE GONZÁLEZ
Calle de la Princesa, número 19.
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