miércoles, 17 de febrero de 2016

Las islas artificiales chinas


Desde hace décadas, el Mar de la China Meridional ha sido el escenario de varias disputas territoriales entre China y Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunei y Taiwán. Pese al insignificante tamaño de muchos de los islotes y arrecifes reclamados, la zona cuenta con abundantes recursos pesqueros y alberga una de las principales rutas de transporte marítimo mundial (Cada año navegan cargueros que transportan mercancías por valor de 5 billones de dólares.). Además, se cree que el subsuelo marino contiene importantes yacimientos de petróleo y gas natural.


En 2012, China fundó la ciudad de Sansha en la isla de Yongxing, en el archipiélago de las Paracel, o Xisha en chino, también reclamado por Vietnam y Taiwan. Las autoridades chinas anunciaron que el Gobierno de Sansha administraría todo el Mar de la China Meridional y, desde entonces, ha construido distintas instalaciones en la localidad, incluida una pista de aterrizaje. Además, China empezó a promocionar el turismo en Yongxing y, en agosto de 2014, más de 3.000 turistas chinos habían visitado las conflictivas aguas, según la agencia estatal Xinhua.


Hace una semana Pekín ha instalado misiles tierra-aire en la isla Woody, conocida como Yongxing en mandarín, en las Paracel.  Se trataría del sistema de defensa aérea chino HQ-9, similar al S-300 ruso y que tiene un alcance de 200 kilómetros, suficiente para alcanzar a un avión que sobrevolara zonas limítrofes.


Pekín, que durante la época maoísta no mostró un interés especial por esas islas, reclama cada vez con más fuerza la soberanía de las Spratly, Paracel y los bancos de Scarborough, a distancias de hasta 1.300 kilómetros de la costa continental. Media docena de países mantiene también reclamaciones sobre alguna de esas áreas. China construye una serie de islotes artificiales para reforzar sus reclamaciones y ha acelerado el ritmo de construcción en los últimos 18 meses. En el arrecife de Fiery Cross se está levantando una pista de 3.000 metros con radares de alerta temprana. Según Pekín esas islas tendrán un uso mixto civil y de Defensa, pero ha asegurado que no las “militarizará”.

Estos proyectos de afianzamiento de islas se combina con el proyecto de La Ruta de la Seda China (Silk Road Economic Belt), que surge para fomentar la cooperación económica en la región, a través de fuertes inversiones en infraestructuras.


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