Clara Rockmore (Vilna, 1911-1998) fue una niña prodigio. Tenía todas las cualidades necesarias para pasar a la historia como una virtuosa del violín, pero una enfermedad ósea derivada de sus problemas de desnutrición infantil la obligó a alejarse del que hasta ese momento era su instrumento favorito. Fue, en sus propias palabras, «una tragedia». Pero esa separación forzosa no provocó que se alejase de la música, más bien todo lo contrario, la hizo conocer y dominar el theremin, el instrumento que se toca «sin tocarlo», al que «dio su vida» y con el que Clara Rockmore pasó a ser conocida como la precursora de la música electrónica.
Los caminos de Léon Theremin, el creador de tan peculiar instrumento, y una Clara Rockmore de tan solo 18 años se cruzaron a finales de 1928 en la ciudad de Nueva York. El científico e inventor ruso presentaba en sociedad el theremin y la joven se quedó intrigada desde el primer momento sobre el funcionamiento de tan curioso aparato. El ideólogo del theremin le dio a Clara Rockmore la oportunidad de interactuar con el instrumento y ella comenzó a tocarlo -según recogen las crónicas de la época- con una sensibilidad y precisión propias de alguien que lo hubiera estado haciendo toda una vida.
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